Es noticia
Razones para ser optimista
  1. Mercados
  2. Telón de Fondo
Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

Por

Razones para ser optimista

Como este es mi último post antes de irme de vacaciones, no es mal momento para hacer una serie de reflexiones que invitan al optimismo.

Como este es mi último postantes de irme de vacaciones, he pensado que en medio de tantas malas noticias sobre corrupción y dificultades económicas –en la economía real, porque la financiera no puede haber ido mejor para quien haya acertado en sus inversiones–, he pensado que no es mal momento para hacer una serie de reflexiones que invitan al optimismo. Y no sólo para irnos un poco más animados de vacaciones, sino porque son reflexiones basadas en hechos. Y son un corolario –o una visión complementaria– del artículo anterior, en el que se daban tres recomendaciones de inversión muy concretas. Eran recomendaciones de corte optimista. Hoy añadimos razones para ese optimismo.

Para empezar, de momento, ser optimista nos ha salido muy rentable. El pesimista que se quedó agazapado en un depósito ha perdido muchas oportunidades. Se ha perdido, para empezar, la subida de la deuda pública periférica, especialmente la de la española (mi recomendación optimistala tienen el 5 de enero en Feliz año nuevo), y la de muchos fondos de renta fija privada. Y esto desde un perfil conservador. Si nos vamos a un perfil más ambicioso, el que se quedó en un depósito o en productos conservadores se ha perdido la subida de la bolsa norteamericana, con el SP 500 arriba un 19% en lo que va de año (recomendaciónoptimistaen Back to the USA, del 25 de enero), la de Japón, con el Nikkei a la cabeza de las bolsas mundiales con un increíble 40% de rentabilidad en lo que va de año (recomendación optimistaen Banzai o el experimento Kuroda) y, en general, unas bolsas que, con la excepción de la española –que ya hace mucho tiempo que les aconsejo evitar (vean El mito de la Caverna, 18/12/10)– y varias bolsas de países emergentes, las principales han funcionado bien. Ahí está el índice mundial MSCI World, con una subida del 13,5% en lo que va de año.

Pero, además, es que creo que hay razones para seguir siendo optimista. También en España. Y no me refiero a la economía real: tardará años en recuperarse de la enfermedad que gestó y sufrió en la época de Zapatero y el fácil pero dañino remedio que eligió el gobierno actual para sanear las cuentas públicas (cargar todo el peso del saneamiento en las clases medias y medio-altas, las grandes consumidoras, deprimiendo así el consumo en un país cuyo PIB es sobre todo, y desgraciadamente, consumo interno). Quien tiene razones para ser optimista no es el pequeño empresario español –desgraciadamente, insisto–, sino el inversor español que tenga acceso a todo tipo de activos, sectores y países. Y que esté bien asesorado, obviamente. Veamos por qué.

Hace unos días se ha cumplido un año del preciso instante en el que España estuvo al borde del desastre, cuando la prima de riesgo alcanzó su máximo nivel. Este país nuestro, que tiene tan mala suerte ("...que buen vasallo si tuviera buen señor", que decían en el poema del Mío Cid), tuvo la desgracia de tener un presidente digamos que poco brillante (y menos todavía interesado en la economía) durante los ocho años que habrían sido cruciales para consolidar una economía que no estuviera basada en el Monopoly como modelo de negocio (al que, por cierto, se apuntaban políticos de todos los colores, no sólo el partido del gobierno) y que aprovechara la buena cosecha para acumular provisiones para el invierno.

De esos barros vinieron estos lodos y el nuevo gobierno, que se encontró con el lodazal, hizo una cosa bien y otra mal: la mala fue tomar el camino fácil y con peores efectos secundarios para reducir el déficit, como he comentado anteriormente, lo cual nos va a condenar a un largo periodo de estancamiento y/o bajo crecimiento económico. Pero también hizo algo positivo: tuvo la valentía de actuar, incluso incumpliendo todas sus promesas, y la valentía de realizar reformas importantes, como la laboral o la de las pensiones y, sobre todo, tuvo la valentía de echar un órdago a Bruselas. Nunca olvidaré a nuestro ministro de Economía con su chaleco lleno de bombas en plan Yihad–metafóricamente hablando, entiéndanme– y un interruptor en la mano, diciéndole al Consejo Europeo que, o le ayudaban a rescatar sus bancocajaso aquí volamos todos por los aires. Hombre, en ambos casos las soluciones elegidas han sido las fáciles, crujir a impuestos a los españoles y amenazar con el apocalipsis a los socios europeos, pero, como suele decirse, hay que ser capaz de hacerlo.

Mis razones para ser optimista van más por el lado de que sigamos recuperando solvencia y credibilidad crediticia –que es más o menos lo mismo– y se basan en que, siendo tal vez un poco inocente, quiero creer que el gobierno va en serio con su plan de apretarse –ahora– el cinturón (aunque sea un poco tarde). El llamado Plan Soraya, vaya. Desde luego, si la solución del gobierno para superar el déficit se va a limitar a reducir pensiones y prestaciones, a subir los impuestos y que el Estado siga con sus gastos suntuarios, suntuosos y duplicados, en las próximas elecciones no les va a votar ni el Tato. Así que, si no por honradez política, sí por interés, creo que tratarán de seguir adelante en ese proceso de racionalización de gasto y desinversión en la Administración de aquí a las próximas elecciones. Y si lo hacen veremos la prima de riesgo más cerca de los 200 que de los 300 puntos básicos actuales. En ese proceso seguirá ganando quien haya invertido en renta fija española pública y en privada de cierta calidad crediticia. En el caso de la privada, mi razonamiento se basa en lo que llamo la reducción del “estigma” español, que es como una prima –o una cruz– particular de las empresas españolas, pero que baja cuando mejora nuestra imagen crediticia, haciendo subir el valor de los bonos de las empresas en cuestión. Y su financiación.

Siguiendo con el planteamiento anterior, otro razonamiento a favor del optimismo estaría en el suicidio político que supondría no bajar los impuestos que han subido, o al menos una parte de ellos. Yo entiendo que si planean apretarse un poco el cinturón es porque están haciendo sitio para esa bajada, porque como no lo hagan, no solo no les va a votar ni el Tato, sino que no les van a votar los votantes naturalesdel PP, que son los que más están sufriendo la subida de impuestos. Y bajar impuestos es, en mi modesta opinión, conectar la llave de encendido del motor del crecimiento. Luego habrá que meter la primera marcha, la segunda, etc., es decir, propiciar y fomentar un modelo de negocio para nuestro país, como hizo Thatcher en el Reino Unido o hicieron Reagan y Clinton en los EE.UU., pero algo me dice que eso lo hará más adelante un gobierno con visión, decisión e imaginación. Aun así, cuanto antes se active la llave de contacto, mejor, y a lo mejor entonces vemos cómo nuestra bolsa empieza a abandonar el pelotón de cola.

Sobre mis motivos de optimismo norteamericanoo japonés, no voy a insistir/aburrirles. Están más que explicados en artículos anteriores. Y también los relacionados con el BCE. Pero en esto sí quisiera insistir, dada su importancia. Los próximos meses vamos a ver un BCE cambiado, rejuvenecido, que entiende que la deflación es algo malo, que el peligro no es sólo la inflación. Veremos al Sr. Weidmann (el amigo Jens, representante del Bundesbank) más tranquilo, incluso relajado, sin quejarse de que se hable de estímulo monetario, ni de facilitar el crédito a las pymes, etc., etc. La razón: Alemania está al borde de la recesión porque, como he comentado en otras ocasiones, sus dos principales clientes, que son el resto de Europa y los mercados emergentes, cada vez le compran menos.

Además, está demostrado: quienes más influyen en lo que pasa en la economía y en los mercados son los banqueros centrales, no los políticos. Estos últimos suelen influir, pero liándola, es decir, por negligencia, por falta de acción supervisora o por políticas económicas equivocadas. Pero luego son los bancos centrales los que vienen como la caballería o los bomberos: a apagar fuegos y rescatar a los supervivientes. Y el séptimo de caballería europeo lo vamos a ver –dentro de un orden, claro, esto es Europa, no los EE.UU– una vez superadas las elecciones alemanas. Y un tema que me llama la atención escuchando a gestores y estrategas internacionales de cierto peso: Draghi gusta. Al contrario que el Sr. Trichet, Draghi es respetado y admirado entre quienes manejan –o asesoran– grandes cantidades de dinero, como lo ha sido Bernanke. Y eso es un elemento muy favorable para el futuro de la renta variable europea.

Y la última, pero importante razón para ser optimista este verano: que, como los que van a países exóticos, nos vamos vacunados. La vacuna nos la puso el Sr. Bernanke cuando explicó sus planes para ir recogiendo velas. Se pudo decir más alto, pero no más claro. Los mercados lo descontaron a su manera –vendiendo todo lo que llevara aparejado un cupón–, de forma que si todavía hay alguien a quien le coge por sorpresa una noticia sobre la recogida de velas monetarias de la Fed (el famosotapering), tal vez debería cambiar de trabajo. Como decía Barton Biggs, famoso inversor, "lo que está en la prensa está en los precios". Y como dice un colega mío de esta casa: "Bernanke ha querido irse tranquilo de vacaciones".

Y eso es precisamente lo que les deseo a todos Uds.: unas muy felices y tranquilas vacaciones. No lean demasiados periódicos y menos todavía las páginas económicas. Dejen esa labor a su gestor/asesor, que las entidades que nos dedicamos a esa tarea no cerramos en verano. Y si aun así siente la irrefrenable necesidad de ver todos los días cómo ha cerrado Wall Street, y eso le pone nervioso y estropea sus vacaciones, le recordaré la famosa anécdota de J.P Morgan, que, estando un día en la bolsa, se le acercó un cliente y le dijo. 'JP, yo ya sé que, a largo plazo, lo más rentable es la renta variable, pero, con un 100% de mis ahorros en acciones, no duermo tranquilo una sola noche, ¿qué debo hacer?' Y JP Morgan le respondió: 'Empieza a vender gradualmente y la primera noche que duermas de un tirón habrás encontrado cuál es el nivel de renta variable adecuado'(hoy diríamos adecuadoa tu perfil de inversión).

¡¡Que lo disfruten!!

Como este es mi último postantes de irme de vacaciones, he pensado que en medio de tantas malas noticias sobre corrupción y dificultades económicas –en la economía real, porque la financiera no puede haber ido mejor para quien haya acertado en sus inversiones–, he pensado que no es mal momento para hacer una serie de reflexiones que invitan al optimismo. Y no sólo para irnos un poco más animados de vacaciones, sino porque son reflexiones basadas en hechos. Y son un corolario –o una visión complementaria– del artículo anterior, en el que se daban tres recomendaciones de inversión muy concretas. Eran recomendaciones de corte optimista. Hoy añadimos razones para ese optimismo.

Deuda Bruselas Activos Banco Central Europeo (BCE) Renta fija Recesión Rentabilidad