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Víctor Alvargonzález

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¿Qué pasa en Pekín?

Es difícil saber lo que ocurre en China porque es una dictadura, pero la hipótesis de que este país y los emergentes van a dar problemas está cumpliéndose

Aquellos a los que les gusten Los Beatles, juntos o por separado, probablemente conozcan una canción de Lennon que se llama “¿Qué pasa en New York?”. Así, con el título en español. Es lo que me viene a la cabeza cuando pienso en China: ¿Qué pasa en China? Porque algo pasa. Y, como nuestro mantra estratégico 2014 es “tener liquidez para aprovechar los problemas en China y emergentes para comprar desarrollados”, conviene saber a qué tipo de sustos nos enfrentamos para llevar a cabo un correcto timing en nuestras compras europeas y norteamericanas (no recomendamosemergentes y Chinadesde inicios de 2013). En otras palabras: hasta dónde pueden venir mal dadas y si han sido completamente descontadas por el mercado. Porque esto último es fundamental para un correcto timing de entrada.

Desgraciadamente, es difícil saber qué pasa realmente en China. Para empezar es una dictadura, y todo, incluida la información económica, está controlado por el partido, que no tiende precisamente a la transparencia. Podemos seguir por Twitter la información de gente competente que vive allí y lo conoce bien, como @perpe y @TorrasLuis. También escuchar a estrategas y analistas que sepamos que conocen bien el país (curiosamente una de las conferencias más interesantes sobre China a las que he asistido no fue ni de un economista ni de un gestor, fue la de un embajador inglés que llevaba allí 20 años, todo gracias a Rubén García, de Threadneedle).

Además de lo anterior, les sugiero que utilicen lo que yo llamo indicadores no convencionales, a los que, por cierto, hago referencia a menudo en Twitter porque, como el algodón, no engañan. Y no sólo para ver qué pasa en China. Por ejemplo: para saber lo que pasa en España, yo le doy tanto valor a la cifra de ventas de El Corte Inglés, de restaurantes o de bares –esas que me pega que el Gobierno no mira mucho- y a los precios inmobiliarios como a los datos del INE o del Banco de España. Y de ahí en adelante. El mencionado @ perpe es precursor de estos temas en cuanto a gráficos se refiere. Yo me centro en los datos y para ellos aplico siempre el hashtag (¿se dice así?, es que yo ya soy senior y, por lo tanto, nuevo en twitter) #indicadoresnoconvencionales en mi cuenta de Twitter, @AlvargonzalezV.

Así que, además de seguir a los expertos mencionados, busquemos #indicadoresnoconvencionales para China. El primero es sin duda el precio de las materias primas. China ha desbancado hace tiempo a Estados Unidos como principal comprador mundial de materias primas, así que si el precio baja significativamente es que China compra menos. Y si compra menos es porque crece menos, porque cuando China crece lo hace sobre todo en sectores como el manufacturero, la construcción o la obra pública. El sector servicios –que es el que más peso tiene en las economías avanzadas– no tiene tanto peso allí, al ser una economía en vías de desarrollo, no desarrollada.

¿Y qué pasa con las materias primas que se utilizan para construir casas, fábricas carreteras o presas? Pues que están cayendo desde hace tiempo. Y una de las más representativas, el cobre, está a niveles de finales de 2009. Para hacerse una idea de qué hablamos, échenle un vistazo al gráfico que muestro a continuación.

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Otro #indicadornoconvencional importante para los problemas chinos es el precio del dinero. En China hay un problema de escasez de crédito porque las autoridades –sabiamente– han querido parar el crecimiento de la burbuja inmobiliaria y el descontrol de la expansión crediticia de los gobiernos locales. Al hacerlo han creado, sin querer, un segundo problema, pero de ese hablaremos luego. El caso es que el termómetro de cómo anda de liquidez del mercado son los Repos (operaciones con pacto de recompra sobre bonos) a una semana, es decir, lo que cuesta el dinero a una semana. En el gráfico vemos cómo ha habido días de fiebre alta llamativos e inquietantes. Tan llamativa e inquietante como la subida del endeudamiento de los gobiernos locales de China, cuyo gráfico aparece después.

Las operaciones de recompra sobre deuda a una semana (Repo), un buen indicador de la falta o exceso de liquidez en el sistema. Los últimos repuntes no son una buena señal

Endeudamiento de los gobiernos locales

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Luego tenemos un problema que, como españoles, acostumbrados al pago en B (menos nosotros, los autónomos y los de la nómina como el que suscribe, los Montoro food -el alimento de Montoro- porque a los del B no los sigue mucho, que dan mucho trabajo), el caso es que en China no sólo hay dinero B a tope. Es que hay una millonada en crédito B. Prestamistas, vaya. Los ingleses, que para eso son ingleses (¡dónde vamos a parar!), le llaman shadow banking (crédito en la sombra). Por cierto: con nosotros fueron menos delicados: nos llamaron directamente cerdos –PIGS– (Portugal, Irlanda, Grecia y España), pero a lo que nosotros llamamos prestamistas ellos le llaman shadow banking, que suena mucho mejor.

Lo que no suena tan bien es que el shadow banking en China no sólo ha alcanzado niveles muy elevados –¡un 84% del PIB!– acordes con el tamaño del país y su economía, sino que el Gobierno reconoce que le resulta difícil controlarlo (no me extraña, hablamos de 7,62 billones –españoles– de dólares). Pues si, como dice Juan Ramón Caridad (@JuanraCaridad) “…el shadow banking puede llegar a ser un problema para que un gobierno dictatorial no pueda controlarlo, entonces todos tenemos un problema”.

Yo no sé si lo van a controlar o no. Como se trata de una dictadura en teoría podrían desde fusilar/encarcelar a todos los prestamistas a hacer como los Reyes Católicos con los acreedores judíos: echarlos del país. O perdonar a los deudores. Ventajas del poder absoluto. Así que, pongamos el problema a la altura de los medios para solucionarlo que tiene un gobierno dictatorial, que son mayores que los que tiene una democracia. Pero el #indicadornoconvencional es evidente: 84,5% del PIB, es decir, 7,62 billones de euros en shadow banking. No es bueno.

Penúltimo indicador: la burbuja inmobiliaria. Siguiendo a mi admirado Robert Wescott –me quedo con su opinión porque no tengo ni sus contactos internacionales ni sus conocimientos y, además, es un tipo brillante–, en las grandes ciudades del este de China hay una burbuja inmobiliaria como un piano. Y son GRANDES con mayúsculas, como bien sabe quien las haya visitado. Afortunadamente, el gobierno chino está haciendo lo que NO hizo –y podía haber hecho sin necesidad de ser una dictadura– el gobierno de Zapatero: limitar el crédito al sector inmobiliario/constructor, al menos en su segunda legislatura.

En China hay un problema de escasez de crédito porque las autoridades –sabiamente– han querido parar el crecimiento de la burbuja inmobiliaria y el descontrol de la expansión crediticia de los gobiernos locales.

Por cierto, y no puedo evitar decirlo: en sus memorias, Solbes dice algo que todavía me tiene alucinado: que no lo hicieron –controlar el crédito al sector inmobiliario/constructor, a promotores y particulares, con el BOE y el Banco de España como medios disuasorios altamente eficaces (esto último lo digo yo)– porque “no le parecía bien a la banca y otros sectores”, ¡y era el ministro del ramo, el Jefe, el ¡Boss!, pero… “a la banca no le parecía bien”. Lo dicho: alucinante. Bueno, el caso es que los chinos están en ello. Mi sensación es que llegan tarde, pero me limito a apuntar el #indicadornoconvencional que para mí representa la opinión de un grande –como se dice en Twitter– como Wescott: hay una burbuja inmobiliaria.

Otro indicador es el problema de los trust no regulados. Para entendernos: instituciones de inversión colectiva, pero que no están controladas por el regulador. El caso es que haberlos, haylos, y que hace poco uno reventó. Lo recapitalizaron en unos días y nadie sabe de dónde vino el dinero (nada como una dictadura para soluciones drásticas). Y no deben ser pocos los trust de este tipo porque –y no se me ofendan los ciudadanos chinos–, a los ciudadanos de este país les gusta el juego. No es un pecado, no es ilegal, no tiene nada de malo –si se controla– pero yo, que solo he ido dos veces en mi vida a un casino –para que digan que los financieros somos jugadores–, una de ellas fue al de Madrid y había más chinos que españoles. Bien, esto es un ejemplo simplista, ya lo sé, pero lo que es un hecho contrastado es que hay un volumen importante de dinero en trust no controlado. Otro indicador.

Finalmente, pero no menos importante, el precio del oro. Igual que el español cuando vienen mal dadas mete el dinero debajo de un colchón, el chino –como casi todo oriental– compra oro. Y el oro ha subido un 14% en lo que va de año sin que ninguno de sus aliados naturales –el miedo sistémico, las guerras o la inflación– hayan hecho acto de presencia. Propondré a @perpe a ver si nos puede ofrecer un gráfico sobre dónde va la mayoría del oro que se compra. No creo que me equivoque si digo que gran parte del incremento va a China.

¿Significa todo esto que China vaya a crear un problema serio o sistémico? ¿Significa que tengamos que venderlo todo y meterlo en fondos monetarios? No lo creo. Para empezar porque cuentan con un colchón de reservas que ya hubiéramos querido en la Eurozona cuando la, digamos, pringamos. Segundo, porque es una dictadura, y como se quejan los hindúes –me lo dijo un gestor– China les aventaja en que son una dictadura y ellos una democracia. Y lo de tener poder absoluto facilita mucho el mantenimiento del orden (en este caso financiero).

Lo que significa todo lo anterior es que nuestra ya vieja hipótesis de que China –y los emergentes en general– van a dar problemas se va confirmando día a día. De los emergentes y las causas de sus males ya hablamos en un artículo anterior sobre el tapering. Pero nuestra recomendación no es que lo venda todo, obviamente no debe estar ni en China ni en emergentes, pero eso ya lo dijimos a principios del año pasado. Nuestra recomendación es que aproveche los achaques de esos mercados para comprar lo que a medio plazo nos parece que aportará plusvalías, que no son otros que los mercados desarrollados, que defendemos desde hace tiempo en artículos como “Back to the USA” o “La hora de Europa I y II”), excepción hecha de la renta fija norteamericana. Utilice los problemas a su favor. Utilice las tribulaciones chinas y de los países emergentes para hacer cartera con bonos y acciones europeas y norteamericanas a buen precio. ¿Y el timing? A nuestros clientes se lo decimos –o gestionamos– nosotros. Esa labor es responsabilidad de su asesor. O del propio inversor, si es aficionado a los mercados y los conoce muy bien. De momento no lo olvide: frente a datos del pasado o manipulables, nada como los #indicadoresnoconvencionales.

¡Buen finde!

PD.: Cuidadín con el tema Ucrania. Obviamente no contábamos con eso cuando recomendamos hacer liquidez al inicio de este año (Informe de estrategia Tressis 1er Trimestre), sino que lo hacíamos por el tema chino y emergente que hoy nos ocupa. Pero lo de Ucrania, en mi modesta opinión, va a complicarse más antes de arreglarse. Mucha testosterona, muchas bases militares, mucho odio, mucha geopolítica… Es también una buena forma de comprar barato aprovechar este conflicto, pero no se adelanten. Todavía veremos mucha negociación a cara de perro, sanciones, respuestas equivalentes y, a lo peor, tiros, antes de alcanzar un acuerdo. Con los políticos hemos topado –de nuevo– y eso lo carga el diablo.

Aquellos a los que les gusten Los Beatles, juntos o por separado, probablemente conozcan una canción de Lennon que se llama “¿Qué pasa en New York?”. Así, con el título en español. Es lo que me viene a la cabeza cuando pienso en China: ¿Qué pasa en China? Porque algo pasa. Y, como nuestro mantra estratégico 2014 es “tener liquidez para aprovechar los problemas en China y emergentes para comprar desarrollados”, conviene saber a qué tipo de sustos nos enfrentamos para llevar a cabo un correcto timing en nuestras compras europeas y norteamericanas (no recomendamosemergentes y Chinadesde inicios de 2013). En otras palabras: hasta dónde pueden venir mal dadas y si han sido completamente descontadas por el mercado. Porque esto último es fundamental para un correcto timing de entrada.

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