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Diversificación, criterio y convicción
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Víctor Alvargonzález

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Diversificación, criterio y convicción

En el mercado, hasta la convicción más profunda puede ser errónea. Por eso, conviene tener una estrategia diversificada y que no sea inamovible

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Dice Warren Buffett que la diversificación es una excusa para inversores sin criterio. Obviamente, no se refiere a que haya que invertir en una sola compañía. De hecho, la cartera de su holdinginversor incluye varias (aunque concentra mucho sus inversiones). A lo que se refiere, creo yo, es a que hay que diversificar el riesgo, pero no comprar de todo porque sío porque lo dice el famoso “consenso” (que Margaret Thatcher decía que era el escudo de quienes no se atreven a tomar decisiones).

El resultado de tener todo tipo de activos, sectores y países en cartera es la “suma cero”. Eliminas el riesgo, la volatilidad, las oscilaciones...,pero también eliminas el beneficio, porque en los mercados siempre que sube un activo, sector o país, hay otro que baja, y si tienes los dos evidentemente las caídas se compensan, pero también las subidas. Me recuerda a aquel dialogo de los Luthiers, en el que uno les dice encantado a los otros que, desde que va al psicólogo, ha dejado de fumar, de beber, de discutir, ante lo cual sus amigos le felicitan calurosamente, pero el hombre continúa -igual de entusiasmado-: “… también he dejado mi trabajo, a mi mujer, a mis hijos…”.

Viene esto al caso porque dado que nuestra estrategia “va bien” –suben la renta variable europea, el dólar y los bonos de la Eurozona– puede ser un buen momento para tomarnos un respiro en el día a día de los mercados y ofrecerles algún consejo de esos que, con cierta edad y experiencia, te permites el lujo de dar. Y me parece que donde puedo ofrecer “valor añadido” son aquellos que no suelen verse en los libros. Consejos “de mercado” y no de aula, para entendernos (los de aula también son necesarios, por supuesto, la teoría y la práctica son dos caras de la misma moneda). De hecho, si algún día me proponen escribir un libro sobre cómo invertir –el que he escrito es sobre cómo ahorrar, porque creo que en el escenario financiero actual es más complicado ahorrar que invertir (*)– se centrará en esos consejos que no suelen darse, pero que irónicamente son los que marcan la diferencia entre ganar y perder en los mercados. Así que hoy vamos a hablar de la diversificación. Pero no de cualquier diversificación.

Diversifique, pero "con fundamento"

En el aula te dicen que hay que diversificar. Y tienen razón. Ahora bien, si compras de todo, el resultado final podría definirse en términos técnicos como “ni chicha ni limoná”. Yo llevo dos años y pico cometiendo la herejía de no recomendar mercados emergentes o sólo alguno concreto (India). Menos mal que acertamos (ahí tienen al S&P 500 y al Dax en máximos históricos y el resto de Europa camino de ellos), que si no me habrían dicho que me equivoqué por no diversificar. Pero creo que esto de invertir es un arte y prefiero los consejos de los artistas –como Warren Buffett-que los de los críticos de arte. O los de quienes se limitan a hablar desde la barrera y nunca han sentido la enorme responsabilidad que implica comprar una acción o un bono para una persona que te confía sus ahorros.

Yo creo que diversificar es importante. Y necesario. No debe invertirse en un solo valor ni en un solo país. Ni en un solo tipo de activo. Tengamos en cuenta que en esto de la inversión el mejor es el que de diez decisiones acierta en siete (y sabe retirarse a tiempo de las tres equivocadas). Y uno no puede arriesgarse a que la cesta donde ha puesto todos los huevos sea uno de esos tres errores. Ahora bien: una vez analizadas, todas las cestas que utilices tienen que tener muchos más elementos a favor que en contra. No se debe invertir en algo que no te convenza plenamente, porque vendrán días complicados y sólo la convicción de estar haciendo lo correcto te permitirá mantenerte firme y no vender en pánico.

Si bien para invertir hay que hacerlo sobre convicciones sólidas, hay un punto en el que hay que tener la humildad de reconocer el error

Decía un famoso jugador –y gánster– que él siempre ganaba al póker, y que además siempre ganaba mucho, porque era paciente y agresivo a la vez: podía tirarse una noche entera sin poner carne en el asador, limitándose a seguir el juego con pequeñas apuestas o incluso irse a su casa sin realizar un envite serio. Pero que cuando le entraba una combinación imbatible de cartas iba a por todas. Y todas era que ponía todo, absolutamente todo lo que tenía. Nunca jugaba de farol, pero siempre había alguien en la mesa que entraba al trapo. Rara vez mejoraban su jugada. Era una combinación para la que había esperado días, o incluso meses. Pero cuando llegaba, no dudaba: todo. Incluso lo que no tuviera. Murió asesinado, pero no pobre. Y Warren Buffett tiene fama de que lo segundo que mejor hace, aparte de invertir, es jugar al póker.

De esta historia saquemos la conclusión –aparte de que siendo gánster aumentan exponencialmente las probabilidades de tener una muerte violenta– no de que hay que jugárselo todo a una carta, por mucho que nos guste, sino de lo importante que es estar convencidos de la idoneidad de tener todos los activos sectores o países en los que invirtamos. Y también que no somos jugadores: somos inversores. Diversificamos los riesgos, sí, pero entre ideas en las que los factores favorables superan por goleada los riesgos. Y que no vamos a invertir en algo en lo que no creamos porque ayude a “descorrelacionar” la cartera. Para eso, mejor tener una buena base de activos sin riesgo, de liquidez remunerada, que reducirá la volatilidad sin necesidad de que tengamos que perder dinero en esa parte de la cartera cuando suba lo demás. Y encima nos servirá de “reserva de liquidez” para cuando surja una oportunidad de inversión.

Convicciones, no dogmas

En el libro “¿Y yo que hago con mis ahorros”? también doy consejos válidos para inversores en general, no sólo para inversores conservadores. Y uno de ellos da nombre a un capítulo que se titula “Los dogmas, para la fe”. Hasta la convicción más profunda puede ser errónea. En general, mi experiencia no ha sido así, pero ha habido excepciones. Lo bueno es que se detectan relativamente rápido, simplemente porque esos factores en los que se basaba la convicción se van deteriorando. Así que no se debe ser dogmático. Las convicciones éticas, morales y religiosas deben ser inamovibles. Las financieras no.

No digo que cuando invierta siga la filosofía de Groucho Marx de “…estos son mis principios, pero, si no le gustan, tengo otros”. Pero síque, si bien para invertir hay que hacerlo sobre convicciones sólidas, hay un punto en el que hay que tener la humildad de reconocer el error. No somos Warren Buffett, que tienen un colchón financiero que le permite mantener un valor en cartera durante años por mucho que el viento sople en contra. Tenemos que limitar nuestras perdidas. No en un 2%, pero si vamos perdiendo un 10% es hora de revisar si lo que nos convenció sigue ahí. Y no se preocupe: si invierte por convicción y ha estudiado bien su inversión antes de hacerla, los casos de stop lossserán minoritarios. Y la posible pérdida se verá sobradamente compensada por las convicciones ganadoras.

Lo dejamos aquí. No pretendo aburrirles ni darles todos mis consejos en un solo artículo. Pero les aseguro que si son inversores y han llegado hasta el final de este no han perdido el tiempo, porque si diversifican con criterio y basándose en convicciones bien fundamentadas en lugar de “porque lo dicen los libros” habrán dado un paso adelante en su estrategia de inversión.

¡Buen fin de semana!

(*) “¿Y yo, qué hago con mis ahorros?” Editorial Deusto (Grupo Planeta)

Dice Warren Buffett que la diversificación es una excusa para inversores sin criterio. Obviamente, no se refiere a que haya que invertir en una sola compañía. De hecho, la cartera de su holdinginversor incluye varias (aunque concentra mucho sus inversiones). A lo que se refiere, creo yo, es a que hay que diversificar el riesgo, pero no comprar de todo porque sío porque lo dice el famoso “consenso” (que Margaret Thatcher decía que era el escudo de quienes no se atreven a tomar decisiones).

Póker Renta variable Responsabilidad