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¿Qué ha pasado del 1 de enero hasta hoy para que las bolsas se desplomen? Nada
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¿Qué ha pasado del 1 de enero hasta hoy para que las bolsas se desplomen? Nada

Por extraño que parezca, ningún suceso reciente puede justificar caídas de entre el 10% y el 20% en los principales mercados. Lo cual reconduce la pregunta

Foto: Un peatón camina junto a una pantalla que muestra información bursátil en Tokio (Japón). (EFE)
Un peatón camina junto a una pantalla que muestra información bursátil en Tokio (Japón). (EFE)

Por extraño que parezca, ningún suceso reciente puede justificar caídas de entre el 10% y el 20% en los principales mercados. Lo cual reconduce la pregunta a qué había pasado antes del 31 de diciembre, y que no habíamos suficientemente percibido, que pueda a posteriori explicar estas repentinas caídas. Aquí se abre un abanico de posibles amenazas para la economía mundial, cuya interpretación es siempre subjetiva y modulable en función de la situación que se trate de explicar. La principal amenaza es el fuerte descenso del precio del crudo, por su posible causa y consecuencia: ¿Se está contrayendo la demanda mundial?, ¿es probable un impago de deuda?, ¿estamos abocados a una nueva crisis financiera? La segunda amenaza está ligada al agotamiento de los efectos de la política monetaria expansiva impulsada por los bancos centrales: los tipos de interés, hoy tan bajos o incluso negativos, ¿son una señal de alarma? Tratemos de analizar y cuantificar.

  • La caída del crudo y China. El consumo de petróleo de China representa aproximadamente el 10% del total mundial, unos 10 millones de barriles al día. Que crezca al 3%, como está previsto para 2016, en lugar de al 4%, como creció en 2015, hará que el aumento de la demanda global de petróleo derivada de su crecimiento sea de 0,3 millones de barriles/día en lugar de 0,4 millones de barriles/día, sobre un consumo total de 95 millones de barriles/día (una diferencia del 0,1%). Como se puede observar, relacionar la caída de los precios del petróleo con el mayor o menor crecimiento chino es algo que no se sustenta. China crece, exporta menos pero consume más dentro de sus fronteras, y cada año suma decenas de miles de consumidores al mercado global y millones de coches a sus carreteras, que consumen más gasolina.

La principal amenaza es el descenso del crudo, por su posible causa y consecuencia: ¿Se está contrayendo la demanda mundial?, ¿es probable el impago de deuda?

Y es que el problema actual del crudo es de oferta y no de demanda. La demanda sigue aumentando año tras año (en torno a 1 millón de barriles/día al año). Pero la aparición en los últimos años de nueva oferta (fracking, bituminosas), procedente de Norteamérica, no ha podido ser totalmente compensado por la mayor demanda y ha presionado a la baja los precios. A los precios actuales de unos 35 dólares por barril, y a coste completo, esta nueva oferta no es ya rentable (empieza a serlo a entre 45 y 60 dólares por barril), pero como muchas inversiones ya están hechas, y el coste variable de seguir sacando petróleo es todavía inferior al precio actual, la reducción de la oferta no es inmediata. Probablemente con precios inferiores a 50 $/barril no se iniciarán nuevos proyectos de inversión, pero los ya iniciados seguirán sacando petróleo.

  • La caída del crudo y el posible impago de deuda. El importe total prestado, por bancos o bonistas, a las compañías que necesitan precios de petróleo del orden de 50$ por barril para sobrevivir (productoras de gas pizarra, extractoras de crudo en arenas bituminosas o en aguas profundas), puede ser del orden de 300.000 millones de dólares. Cantidad elevada en términos absolutos, aunque problema algo menor que el de los promotores españoles, que tendría que asumir un sistema financiero, el americano, que multiplica por 30 el tamaño del español. El temor a una catástrofe financiera, reedición de la crisis financiera ya vivida, no se sostiene.
  • El agotamiento de la política monetaria expansiva. El BCE cobra a los bancos 30 céntimos de euro al año por cada 100 € que depositan en él. Más de un tercio de los bonos emitidos por los Estados europeos ofrecen rentabilidades también negativas. ¿Qué sentido tiene esto? El que tengamos que pagar por prestar el dinero es algo nuevo. Realmente, es como si pagáramos una pequeña comisión por depositar nuestro dinero en una institución muy solvente. ¿Es esto un síntoma de alarma? Realmente, es algo nunca visto, aunque tiene su explicación. En primer lugar, no tenemos inflación. En ausencia de presión al alza de precios, para preservar el capital y el poder adquisitivo no es necesario que el dinero rente, ya que los precios no suben. Además, hemos atravesado una severa crisis financiera, que ha inducido a los bancos centrales a querer penalizar el dinero inmovilizado para fomentar que fluya. En segundo lugar, siempre hay inversores que especulan con que, si el BCE sigue comprando deuda de Estados, aunque comprar un bono alemán no proporcione rentabilidad sino que genere un coste, es posible que ese coste se recupere con creces porque la demanda de bonos haga que suba el precio. Por último, hay muchas instituciones (aseguradoras, fondos de inversión o pensiones) con la obligación regulatoria de invertir buena parte de sus fondos en activos de muy buena calidad (el prototipo, el bono alemán), lo que, en el actual escenario de tipos tan bajos, es aprovechado por los Estados soberanos de mejor calidad crediticia para financiarse sin coste alguno.

En resumen:

1) La crisis actual del petróleo no es un problema de demanda, sino de oferta. El mundo sigue creciendo.

2) En función de la evolución del precio del crudo, una parte de la deuda que financia a petroleras no convencionales, sólo rentables con un precio del crudo por encima de 50$ barril, podría resultar impagada. Es un problema potencial, pero está acotado.

3) La política monetaria está agotando su capacidad de actuación, pero realmente ha sido eficaz, en salvar una crisis financiera sin precedentes y en hacer pagadera una deuda pública que se ha incrementado para salvar la crisis financiera y económica. Ahora tenemos el problema de encontrar, en un escenario de tipos próximos a cero, una inversión rentable para nuestro ahorro.

A largo plazo, si los beneficios crecen las compañías acaban valiendo más. Hoy los beneficios crecen, los tipos son muy bajos (lo que eleva el valor de los activos alternativos) y el sector financiero es mucho más sólido que hace unos años. Todo eso hace que el valor fundamental de las compañías suba, pero no lo está haciendo su precio. Es una anomalía que el tiempo, sin duda, corregirá.

*Ofelia Marín-Lozano es doctora en Economía, profesora de ICADE y consejera delegada de 1962 capital SICAV.

Por extraño que parezca, ningún suceso reciente puede justificar caídas de entre el 10% y el 20% en los principales mercados. Lo cual reconduce la pregunta a qué había pasado antes del 31 de diciembre, y que no habíamos suficientemente percibido, que pueda a posteriori explicar estas repentinas caídas. Aquí se abre un abanico de posibles amenazas para la economía mundial, cuya interpretación es siempre subjetiva y modulable en función de la situación que se trate de explicar. La principal amenaza es el fuerte descenso del precio del crudo, por su posible causa y consecuencia: ¿Se está contrayendo la demanda mundial?, ¿es probable un impago de deuda?, ¿estamos abocados a una nueva crisis financiera? La segunda amenaza está ligada al agotamiento de los efectos de la política monetaria expansiva impulsada por los bancos centrales: los tipos de interés, hoy tan bajos o incluso negativos, ¿son una señal de alarma? Tratemos de analizar y cuantificar.

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