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Lo peor de la economía está por llegar
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Alberto Artero

Valor Añadido

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Lo peor de la economía está por llegar

La frase no es propia sino que la rescato de la carta semanal a los inversores de John Mauldin, al que en numerosas ocasiones hemos citado

La frase no es propia sino que la rescato de la carta semanal a los inversores de John Mauldin, al que en numerosas ocasiones hemos citado en este Valor Añadido. Les recuerdo que es uno de los boletines de mercado más seguido en Estados Unidos. De ahí su importancia. El autor hace referencia a nuestro país tanto de forma directa como indirecta. En el primer caso a través de un comentario específico sobre el que volveremos más adelante. En el segundo por medio de unas alusiones a la economía norteamericana, comienzo de su pieza, que serían fácilmente exportables a la realidad macro española: incremento acelerado de deuda y déficit, irrealidad de los estimados de crecimiento de las autoridades políticas, posibilidad más que cierta de corrección futura de los desequilibrios presupuestarios vía aumento de impuestos. Algo que está a punto de llegar en España como prueban los abundantes mensajes que llegan desde las filas socialistas en tal sentido. No es de extrañar cuando la propia ministra Salgado habla en la prensa alemana de la voluntad de situar el déficit fiscal por debajo del 3% para 2012. Un deseo de imposible cumplimiento pero para cuya potencial ejecución no quedan muchas alternativas aparte de la mayor presión tributaria. Rentas altas, el fisco acecha.

Sorprende, no obstante, que la alusión específica a nuestro país se encuadre dentro de un epígrafe denominado “La recesión global va a peor”. Y que tras destacar el nivel de colapso económico en términos anualizados de naciones como Alemania, Japón o México (menos 14%, 15% y 21% respectivamente en el primer trimestre del año) y apuntar la complicada situación por la que discurre el comercio mundial, medida en términos de contracción de exportaciones, sea España el ejemplo que utilice para ilustrar la dramática situación internacional. Un Estado que se enfrenta a “una deflación larga y dolorosa que se manifestará vía paro, frenazo inmobiliario e insolvencias bancarias”. Sobre esta última cuestión, afirma que la mayor parte de ese 50% de PIB que supone el crédito promotor y constructor en España será fallido, como consecuencia del exceso de oferta, y que si no se ha manifestado hasta ahora es porque la banca “no está ajustando sus carteras crediticias a la realidad del mercado”. Se puede decir más alto pero no más claro. Nos han calao. Es entonces cuando suelta la frase lapidaria que da título a esta pieza.

Así nos ven en Estados Unidos. Un mensaje bastante similar al pronunciado por uno de los cenizos de la crisis, Santiago Niño, en la contraportada de La Vanguardia de ayer donde afirma que será en el 2010 cuando comience verdaderamente la crisis, se verá que las medidas que ahora se están tomando no surten efecto y se constatará la existencia de “agujeros tremendos en las entidades financieras”. De hecho el profesor universitario apunta sibilinamente a la posibilidad de un corralito, entendido tal como la incapacidad de disponer de los fondos por parte de los ciudadanos como consecuencia de una imposición del Gobierno que persiga salvaguardar el sistema. Coyuntura dramática que choca con el optimismo gubernamental que parte del altísimo grado de conocimiento de Zapatero acerca de la realidad económica (Taguas dixit en El País, espectacular) lo que, sin embargo, no le impidió negar sistemáticamente la crisis con fines electorales hace un año; de la confianza de una ministra como Elena Salgado que cree que lo peor de la crisis se vivió en el primer trimestre del año y que no veremos cinco millones de parados en 2009 en nuestro país (entrevista dominical en La Vanguardia); o de un Secretario de Estado de Hacienda como Carlos Ocaña que justifica el fin de las deducciones fiscales en vivienda por contraposición con la menor inversión estatal en I+D+i (declaraciones de lunes en ABC). Toma ya. Eso sí, las huelgas generales, en Madrid. Y el cambio de modelo productivo en el Reino Socialista de Andalucía. Es ahora cuando verdaderamente su labor de gobierno se va a notar allí, que 30 años no son nada como dice el libro de Paco Rosell.

Mauldin concluye, en un post que es muy interesante en su totalidad, que, ante un entorno como el descrito, cabe esperar lo siguiente, adaptado a la situación española. Uno, ningún auxilio de otros países de la Unión Europea y menos de Alemania. Dos, ausencia de inflación y, por tanto, de la capacidad del estado de minorar el valor real de su endeudamiento en tanto no se reconstruya el ahorro de las familias y se reduzca el apalancamiento del sistema. Tres, necesidad de competir por los recursos escasos cuando se espera que la oferta de deuda que salga al sistema de las economías desarrolladas sea masiva y la demanda no sea tan elevada como antes de la crisis. Los tipos a largo repuntarán aún más. Hay que seguir evitando los bonos soberanos. Cuatro, los mayores costes de financiación repercutirán sobre las arcas del Estado y sobre la presión impositiva sobre los ciudadanos. Quinto, encarecerán los costes de financiación de las empresas. Sexto y último, si el déficit aún así no puede financiarse, lo siguiente es mayor monetización de deuda e inflación a tres/cinco años vista. Bonito panorama. ¿Cómo lo ven?

La frase no es propia sino que la rescato de la carta semanal a los inversores de John Mauldin, al que en numerosas ocasiones hemos citado en este Valor Añadido. Les recuerdo que es uno de los boletines de mercado más seguido en Estados Unidos. De ahí su importancia. El autor hace referencia a nuestro país tanto de forma directa como indirecta. En el primer caso a través de un comentario específico sobre el que volveremos más adelante. En el segundo por medio de unas alusiones a la economía norteamericana, comienzo de su pieza, que serían fácilmente exportables a la realidad macro española: incremento acelerado de deuda y déficit, irrealidad de los estimados de crecimiento de las autoridades políticas, posibilidad más que cierta de corrección futura de los desequilibrios presupuestarios vía aumento de impuestos. Algo que está a punto de llegar en España como prueban los abundantes mensajes que llegan desde las filas socialistas en tal sentido. No es de extrañar cuando la propia ministra Salgado habla en la prensa alemana de la voluntad de situar el déficit fiscal por debajo del 3% para 2012. Un deseo de imposible cumplimiento pero para cuya potencial ejecución no quedan muchas alternativas aparte de la mayor presión tributaria. Rentas altas, el fisco acecha.