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Jaime Caruana y el peligro de esa sombra sospechosa…
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Alberto Artero

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Jaime Caruana y el peligro de esa sombra sospechosa…

El que fuera Gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, no solo es Director General del Banco Internacional de Pagos de Basilea sino que preside, además,

El que fuera Gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, no solo es Director General del Banco Internacional de Pagos de Basilea sino que preside, además, el Comité de Identificación de Riesgos del Financial Stability Board, órgano de coordinación financiera a nivel mundial creado en 2008 con sede en la misma ciudad suiza. Bajo su tutela, el FSB acaba de publicar un informe extraordinariamente revelador acerca de la dimensión de la llamada “banca en la sombra” o “shadow banking a la que define como “toda intermediación de crédito realizada fuera del sistema bancario” (FSB, Shadow Banking: Strenghtening Oversight and Regulation, 27-10-2011). Las 46 páginas del documento no pueden ser más oportunas. Coinciden en el tiempo con la quiebra de MF Global, institución estadounidense cuya implosión participa de buena parte de los peligros achacables a esta actividad. Un análisis, por tanto, actual y… preocupante a la vez.

¿Por qué? En contra de lo que cabría pensar, el volumen del shadow banking, tras menguar apenas un 6,5% desde su pico de 2007, de 60.000 a 56.000 billones de dólares en doce meses, vuelve a situarse en máximos históricos. Supone una cuarta parte de las finanzas globales y más de la mitad del tamaño de la banca tradicional. No obstante, su composición ha variado sustancialmente. El peso de Estados Unidos ha pasado del 54% al 46% entre 2005 y 2010. Los fondos monetarios han ido perdiendo peso a favor tanto de los prestamistas directos, que suben al 29% del total, o los vehículos estructurados que ya suponen el 9% del pastel (Financial Times, Shadow Banking Sector Hits New Peak, 28-10-2011). Mayor riesgo tanto por lo que supone de preeminencia de vehículos complejos de regulación más problemática.

Detrás de esta súbita recuperación se encuentra su condición de fuente alternativa de financiación y liquidez en un momento en el que los mercados mayoristas están cerrados y el crédito bancario se ha encarecido sustancialmente. Una coyuntura que limita su amenaza con relación a los peligros que ocasionara en el pasado más reciente, cuando su acción contribuyó al exceso de financiación y a la formación de burbujas de precios. Pero que no limita el carácter sistémico de su perfil ni el potencial impacto que la caída de uno de sus actores principales puede tener sobre inversores, contrapartidas y activos financieros. Buen ejemplo de ello lo tenemos en el cierre anunciado el jueves por Australia de su mercado de futuros de grano y lana a resultas de la acumulación de posiciones en manos de MF Global. Solo en esta última materia prima, el operador hacía un 80% de la negociación diaria.

De hecho son cinco las distorsiones potenciales que se identifican en las páginas 10 a 13 del informe. Maturity Transformation, financiarse a corto para prestar a plazos más largos; Liquidity Transformation o problemas derivados de la imposibilidad de liquidar posiciones en tiempo y forma sin afectar de manera dramática los precios; Imperfect Credit Risk Transfer, por mor del cual se empaquetan distintos perfiles de riesgo, como ocurre en los procesos de titulización, o hay una utilización impropia de los instrumentos derivados; o Leverage, apalancamiento sobre recursos propios puro y duro. Cuatro elementos que no dejan de ser incertidumbres propias de la banca tradicional con la que mantiene unos lazos muy estrechos tanto para operaciones de activo como de pasivo, financiación mutua, aparcamiento de posiciones y similares. A ellas se añade el arbitraje regulatorio o uso del shadow banking para saltarse la ley.

Sea como fuere, y como recordábamos al inicio de este post, el suceso de MF Global, bróker estadounidense cuya caída es la octava mayor en la historia corporativa USA, pone de manifiesto las lagunas supervisoras que afectan a esta operativa parabancaria. Lo que se antojaba un colapso derivado de una exposición errónea a deuda soberana europea (esa que según Basilea de Caruana no tiene riesgo ni consume capital) va, con el paso de los días, cobrando tintes siniestros, como el desvío de fondos investigado por el FBI, la confusión entre la operativa por cuenta de clientes y en nombre de la propia sociedad o el maquillaje a final de cada trimestre de sus niveles reales de endeudamiento. Se da la paradoja que el encargado de su control, CME Group, dueño del mercado y tutelado a su vez por la CFTC (Commodities Futures Tradind Commission), era a su vez perceptor de las comisiones por intermediación y liquidación que MF generaba, situación parecida a la de auditores y auditados. Claro conflicto de interés.

Ahora el FSB da once recomendaciones específicas para minimizar la probabilidad de tales eventos a la vez que anuncia una recurrencia anual del análisis del “problema”. Una iniciativa que parte de una petición expresa del G-20 en su reunión de Seúl del año pasado. Sin embargo, en la medida en una nación tan “ejemplar” como Alemania, que se supone tiene unos mecanismos de regulación y supervisión de su sistema financiero, puede encontrar en Hypo Real Estate, dos años más tarde de su nacionalización completa y tres después de inyectarle 50.000 millones de euros, activos fantasma por un importe equivalente al 2,6% del PIB alemán, cualquiera pone la más mínima esperanza en que los sueños colectivos sobre unas finanzas mundiales transparentes y creíbles puedan tornarse en realidad. Desgraciadamente.

Buena semana a todos.

El que fuera Gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, no solo es Director General del Banco Internacional de Pagos de Basilea sino que preside, además, el Comité de Identificación de Riesgos del Financial Stability Board, órgano de coordinación financiera a nivel mundial creado en 2008 con sede en la misma ciudad suiza. Bajo su tutela, el FSB acaba de publicar un informe extraordinariamente revelador acerca de la dimensión de la llamada “banca en la sombra” o “shadow banking a la que define como “toda intermediación de crédito realizada fuera del sistema bancario” (FSB, Shadow Banking: Strenghtening Oversight and Regulation, 27-10-2011). Las 46 páginas del documento no pueden ser más oportunas. Coinciden en el tiempo con la quiebra de MF Global, institución estadounidense cuya implosión participa de buena parte de los peligros achacables a esta actividad. Un análisis, por tanto, actual y… preocupante a la vez.