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Rato, el timo de la Bancajita y su "cadena perpetua"
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Alberto Artero

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Rato, el timo de la Bancajita y su "cadena perpetua"

Era la crónica de un conflicto anunciado. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Caja Madrid y Bancaja amenazan con partir

Era la crónica de un conflicto anunciado. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Caja Madrid y Bancaja amenazan con partir peras a cuenta del fiasco de Banco de Valencia, intervención del Banco de España primero y negativa a su rescate por parte de Bankia después. O viceversa. Los valencianos son muy suyos y hay cosas que no perdonan. Y el hecho de que Rodrigo Rato quiera añadir sal a la herida, aprovechando tal coyuntura para renegociar los términos de la fusión, ha levantado ampollas hasta el punto de que lo que parecía un paseo militar del ex vicepresidente tras el consejo que aprobó la auditoría a tal fin, votos de los consejeros de la caja levantina incluidos, lleva camino de convertirse en el sitio de Sagunto, con el vilipendiado Olivas al frente de la defensa de la plaza. Veremos si acaba de la misma forma: con la derrota sin paliativos de la resistencia.

No se dejen engañar, la filial cotizada no es sino la excusa que han utilizado desde Madrid para escenificar su particular caída del guindo, que anda que no les ha costado. Porque no será que no estaban avisados. Al pecado original de una operación precipitada, “fruto más de una necesidad perentoria que de una racionalización fundada del tamaño, perfil y características que la banca requiere en el difícil entorno que se avecina” que había conducido a la unión de dos “instituciones en términos demográficos, de exposición crediticia, calificación, peso de la actividad promotora, dependencia en beneficios de la banca mayorista, errática cartera industrial, cuenta de resultados y ratios de solvencia bastante similares” (VA, Bancaja y Caja Madrid, el burro grande ande o no ande, 11/06/2010), se unió la inexplicable perseverancia de los gestores de la capital en el error, una vez constatado el tamaño del muerto que se escondía entre las paredes de Bancaja.

No en vano, comentamos en el mes de abril de hace un año, al calor de la ruptura del Banco Base, que “este fiasco ha puesto de manifiesto lo absurdo que resulta mantener en el tiempo ecuaciones de canje que se hicieron, digámoslo de manera generosa, de manera intuitiva y atendiendo más a cuestiones políticas que a la realidad operativa y de balance de las entidades llamadas a fusionarse”, y alabamos los arrestos de Manuel Menéndez para romper su acuerdo con la CAM después de que el patrimonio neto de Caja Asturias creciera un 21% en 2010 mientras que el de la firma ahora en manos del Sabadell caía un 29%. “¿40% de poder a cada uno? Vamos, ni harto vino, o renegociamos o se va al garete el tinglao” (VA, Bancaja, Bancaja, Bancaja, la pesadilla de Rodrigo Rato y Bankia, 28/04/2011). Y se fue. Aplicando el mismo criterio a los integrantes de Bankia, llegábamos en aquel post a la conclusión de que, frente al Caja Madrid 52,06%-Bancaja 37,7% acordado seis meses antes, una ecuación de canje racional sería 75% para la madrileña, 13% para la valenciana. Era el timo de la Bancajita: mucho papel y poco parné. No se hizo nada en ese momento, ni susto ni muerte. Y de aquellos barros…

No solo eso, en un movimiento de lo más sorprendente, al menos en clave interna de la institución con sede en la Plaza de Castilla, se dio primacía inicial a los directivos procedentes del Levante frente a los capitalinos de modo tal que “tanto negocios como medios, áreas ambas fundamentales para su actividad corriente, han recaído en hombres procedentes de Bancaja. No habría nada que objetar si no fuera porque Aurelio Izquierdo, que tiene nula experiencia en gestión de redes comerciales, es el nuevo hombre fuerte en ese negociado mientras que Pedro Vázquez será el encargado de exportar los sistemas de Caja Madrid a su antigua casa, una suerte de mundo al revés que puede dilatar el proceso significativamente en el tiempo (…) Internamente hay una sensación de que Rodrigo Rato ha vendido Caja Madrid a Bancaja” (VA, Rodrigo Rato y su extraña familia, 24/01/2011). Aunque tal deriva que se ha ido corrigiendo con el paso del tiempo, conforme se modificaba el organigrama, causó estupefacción entre quienes conocían los agujeros de la levantina la cesión de tal liderazgo.

Por todo lo anterior, la sorpresa es doble. Primero porque el objeto de la pugna, la cuota de poder en BFA, puede tener algo de valor en términos de obra social o similares pero financieramente aporta solo compromisos y ninguna alegría. No es cosa de hoy, el equity de la matriz era ya cero en la salida a bolsa de Bankia (VA, Se regala banco a estrenar, razón Bankia, 07/07/2011). Y en segundo término, cuestión principal, por el extraño momento de la apertura de esta pugna con el proceso de integración a todo ritmo, las acciones cotizadas en los mercados organizados y el riesgo de balance bajo control para los próximos 18 meses (VA, 2012 será el año de Bankia o no será, 12-01-2012). No parece que tocara. Podría ser que Rodrigo, sabedor de que está a priori encadenado de por vida a un cadáver, hubiera intentado suavizar el hedor sin medir bien sus fuerzas y se hubiera encontrado con una oposición imprevista que, además, cree tener la sartén por el mango; no hay huevos. Error táctico de amplias connotaciones políticas. Pero, pensando en el personaje, pudiera ocurrir también que haya intencionalidad leve, forzar al supervisor a aceptar su ajuste de balance contra patrimonio neto y no resultados bajo la excusa del muerto vivo, o grave, toda vez que la ruptura de la entidad, frente a su absorción por uno de los grandes, ha sido tema recurrente en los momentos álgidos de las conversaciones. ¿Con qué fin?, ¿instinto de conservación? Hilar muy fino parecería esto pero, ¿quién sabe? Apasionante.

Su turno.

Era la crónica de un conflicto anunciado. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Caja Madrid y Bancaja amenazan con partir peras a cuenta del fiasco de Banco de Valencia, intervención del Banco de España primero y negativa a su rescate por parte de Bankia después. O viceversa. Los valencianos son muy suyos y hay cosas que no perdonan. Y el hecho de que Rodrigo Rato quiera añadir sal a la herida, aprovechando tal coyuntura para renegociar los términos de la fusión, ha levantado ampollas hasta el punto de que lo que parecía un paseo militar del ex vicepresidente tras el consejo que aprobó la auditoría a tal fin, votos de los consejeros de la caja levantina incluidos, lleva camino de convertirse en el sitio de Sagunto, con el vilipendiado Olivas al frente de la defensa de la plaza. Veremos si acaba de la misma forma: con la derrota sin paliativos de la resistencia.

Rodrigo Rato