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Argentina, un estado en descomposición financiera
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Alberto Artero

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Argentina, un estado en descomposición financiera

Fuimos de los primeros en dar la voz de alerta el pasado 14 de septiembre con un post titulado ‘Tragedia financiera en la Argentina: vuelve el

Fuimos de los primeros en dar la voz de alerta el pasado 14 de septiembre con un post titulado ‘Tragedia financiera en la Argentina: vuelve el corralito’. En los casi dos meses que han transcurrido desde entonces, los acontecimientos se han precipitado de forma dramática. No solo ha proseguido de manera imparable la pesificación de la economía y el intervencionismo administrativo -hasta el punto de devolverse en pesos créditos denominados en dólares, caso de la provincia de Chaco (FT BeyondBrics, Argentine Bonds fall following selective default, 09-10-2012), o imponerse a las compañías de seguros dónde han de invertir sus carteras bajo la supervisión de Kicillof (Cronista, Kicillof y Moreno fijarán las inversiones productivas de las aseguradoras, 23-10-2012)- sino que el acelerado deterioro de la economía/finanzas públicas y determinadas decisiones judiciales han conducido al país al borde del default.

En efecto, tras la intervención de YPF el flujo natural de fondos hacia Argentina por parte de las multinacionales con intereses locales se ha reducido drásticamente. La mayoría de ellas se dedican a realizar anuncios políticamente correctos de futuribles inversiones mientras tratan de ponerse a salvo de la voracidad confiscatoria del Gobierno. No en vano, el sector financiero se encuentra parcialmente intervenido, mientras que las empresas de gas y electricidad, al calor del Decreto 1277, lo están de facto en su integridad (y de su gestión se derivan cosas como el apagón de esta noche en Buenos Aires). Como comenta un empresario local: ‘Aquí eres dueño (por ahora) de los activos y pasivos de tu empresa pero el gestor y quien se va a quedar con los beneficios, aunque tú no lo sepas, ¡es el Gobierno!’. Ante ese panorama la capacidad de atraer recursos al territorio es nula. Es lo que tiene gobernar provincianamente en un mundo globalizado.

El problema de financiación se agravó el viernes 26 de octubre con la inesperada victoria del hedge fund Elliott Associates -instigador del embargo en Ghana, ¡en Ghana!, del Fragata Libertad, buque escuela argentino, hace un mes- contra el ejecutivo de Cristina Kirchner en la Corte de Apelaciones de Nueva York. (FT, Argentina debt: turbulent times, 29-10-2012).

De acuerdo con la sentencia, de enormes implicaciones a nivel internacional, las autoridades del estado sudamericano no pueden discriminar a la hora de pagar su deuda soberana entre aquellos que se adscribieron en 2005 y 2010 a los convenios de restructuración de los bonos impagados desde 2001 y los que no (WSJ, Ruling hits Argentina Bonds, 26-10-2012). La consecuencia práctica de esta histórica decisión sería doble: por una parte, al establecer la cláusula pari passu se desincentivaría la adhesión de muchos acreedores a los acuerdos colectivos de refinanciación, aumentando la complejidad de los mismos, y, por otra, dificultaría la ejecución de lo ya acordado hasta ahora al aumentar de forma radical las reclamaciones de pago al nominal.

En el caso de Argentina, el problema asciende a 4.500 millones de dólares, que es el importe que quedó sin convertir en los dos canjes antes citados. La imposibilidad de atender compromisos adicionales a los 3.300 ya previstos el 15 y el 31 de diciembre, convierten un nuevo impago global en una opción más que posible dentro de las distintas alternativas que la prensa especializada ha ido publicando en los últimos días (Euromoney, Imminent Argentine debt default?, 29-10-2012 y FT Alphaville, Argentine: padlocks and vultures, 01-11-2012). 

No es de extrañar que, en las 48 horas inmediatamente posteriores al fallo, el valor en mercado de los títulos argentinos de renta fija se desplomara, los CDS o seguros de impago se fueran por las nubes y el rating local fuera inmediatamente rebajado por S&P de B+ a B-, hundiéndose de este modo aún más en la categoría de 'basura' (FT, Ruling raises fears of Argentine default, 30-12-2012). Mientras, los datos económicos de consumo, producción industrial, transacciones inmobiliarias, empleo o inflación dejan poco resquicio a la esperanza, hasta el punto de que casi todo se fía a la recuperación de la ralentizada Brasil o que el clima propicie una buena cosecha de soja. En esas están sus mandatarios.

Pese a las medidas populistas adoptadas por Cristina Kirchner, como la rebaja de la edad de voto a los 16 años, se esperan para hoy las mayores manifestaciones antigubernamentales en el país de los últimos años. Unas protestas que siguen a las del pasado 13 de septiembre y que se encontrarán con el oportuno silencio oficial de los medios afines, con Clarín y Cablevisión despuntando como honrosas excepciones. Sea como fuere, por primera vez la calle ha sido tomada por los opositores al régimen. La falta de dinero para hacer frente a los pagos de la Administración, con la correspondiente insurrección de algunos gobernadores locales como el de Santa Cruz, y para cumplir con sus obligaciones financieras puede acelerar el proceso de cambio. ¿A mejor? Uf. Ya saben. Argentina es ese país que se empeña en tropezar siempre en la misma piedra…

Fuimos de los primeros en dar la voz de alerta el pasado 14 de septiembre con un post titulado ‘Tragedia financiera en la Argentina: vuelve el corralito’. En los casi dos meses que han transcurrido desde entonces, los acontecimientos se han precipitado de forma dramática. No solo ha proseguido de manera imparable la pesificación de la economía y el intervencionismo administrativo -hasta el punto de devolverse en pesos créditos denominados en dólares, caso de la provincia de Chaco (FT BeyondBrics, Argentine Bonds fall following selective default, 09-10-2012), o imponerse a las compañías de seguros dónde han de invertir sus carteras bajo la supervisión de Kicillof (Cronista, Kicillof y Moreno fijarán las inversiones productivas de las aseguradoras, 23-10-2012)- sino que el acelerado deterioro de la economía/finanzas públicas y determinadas decisiones judiciales han conducido al país al borde del default.