Nace el 'Inditex' del inmobiliario y, ¿saben qué?, mola

Llego a ellos a través de una nota de prensa.

En la firma, Pedro Vizcaíno, que se batió el cobre en Valdebebas durante años llevando la comunicación.

Tenía que tratarse de un proyecto muy atractivo como para que se decidiera a abandonar ese barco y embarcarse en otro distinto.

Me comía la curiosidad.

Total, que vine (le llamé), vi (me reuní) y, en este caso, fui vencido por la realidad.

Efectivamente, ‘dospuntos’ nace como una promotora distinta. No solo por el nombre o porque sus correos electrónicos terminen en '.casa', sino porque realmente pretenden hacer las cosas de otra manera. Algo que, en su concepción, y aunque ellos no lo digan, recuerda al modelo Inditex pero trasladado al ladrillo.

Ojalá tengan suerte.

Hace falta disrupción en este país y construir -nunca mejor dicho- propuestas de valor que vayan más allá de lo que nos ha traído hasta aquí, especialmente en el inmobiliario.

¿Por qué me atrevo a hacer una afirmación tan aventurada?

Bueno, miren el modelo y me cuentan.

Quieren construir en función del tipo de residencial que verdaderamente la gente desea en el lugar donde ellos tienen los suelos -con capacidad para hacer, por cierto, 7.000 viviendas a día de hoy-. Es decir, pretenden situar la necesidad del cliente por delante del interés comercial, precisamente para que el interés comercial se multiplique gracias a la satisfacción del cliente. Exactamente lo mismo que Zara.

Para ello -dicen- realizan exhaustivos estudios demográficos, sociológicos y a pie de obra de la zona que les permiten no solo identificar tamaños, calidades o servicios accesorios de éxito seguro sino apostar también por un nivel alto de personalización. Algo que, en su opinión, es costoso si se solicita 'a posteriori' pero no si se identifica 'a priori', momento en el cual pasa a formar parte del proceso normal de edificación.

No en vano su 'claim' es "decide tu casa" y su denominación societaria juega con los dos puntos que cerrarían un teórico "cosas que me gustaría que la casa tuviera”.

Se da la paradoja de que, en contra de lo que sucede con carácter general en el sector, no pretenden crear la demanda sino satisfacer la que ya hay en lugares en los que la falta de producción de los últimos años ha originado un déficit de oferta. Al menos así está sucediendo en los primeros desarrollos que están acometiendo.

Veremos a ver si mantienen esa filosofía en la venta y su posterior desarrollo cuando se ‘industrialicen’ (no hay que olvidar que su objetivo es promover 2.000 pisos anuales desde 2019) y los números aprieten, que apretarán antes o después.

A partir de esta concepción del negocio, y como en el caso de la textil, es imprescindible que el resto de los actores se alineen con la idea original y contribuyan a su ejecución, especialmente la constructora y la financiadora. En ambos casos, están trabajando con estos proveedores de servicios reales y financieros para que la experiencia única y recomendable que pretenden conseguir con su actividad no se quiebre por su acción. Un proceso de selección en el que se juegan mucho. Casi todo, de hecho.

Acabamos.

Insisto, la apuesta es, de partida, diferencial y tiene sentido en un entorno en el que aún hay capacidad excedentaria de los años de la burbuja. Toca ofrecer algo distinto. Si nos atenemos, a modo orientativo, al formato de oficina que han elegido, entre la Torre Negra del BBVA y El Corte Inglés de Castellana, la cosa promete: espacio laboral del siglo XXI en estado puro.

Inditex nació en su configuración actual a finales de los ochenta. A ‘dospuntos’ le queda, sin duda, mucho camino por delante. El proceso no va a ser fácil pero la línea original va en la dirección correcta. Al menos intuitivamente.

Y, ¿saben qué?, mola.