Es noticia
Mujeres, jóvenes, hispanos y… Sandy
  1. Mundo
  2. Crónicas del Imperio
José Antonio Gurpegui

Crónicas del Imperio

Por

Mujeres, jóvenes, hispanos y… Sandy

A comienzos del pasado verano nada hacía presagiar que los resultados de las presidenciales del mes de noviembre iban a resultar tan inciertos a solo cuatro

A comienzos del pasado verano nada hacía presagiar que los resultados de las presidenciales del mes de noviembre iban a resultar tan inciertos a solo cuatro días de las elecciones. Todo parecía indicar que la reelección de Obama era poco más que un mero trámite en su agenda durante los tres o cuatro meses siguientes. Pero el sorprendente desenlace del primer debate en Denver, hace justamente un mes, actuó como un auténtico detonante para impulsar la campaña de un desahuciado Romney. Ni tan siquiera la victoria del presidente en los dos debates posteriores logró detener la imparable progresión del candidato republicano, que en las encuestas de Gallup incluso supera -en cinco puntos- al demócrata en intención de voto. Eso sí, el New York Times continúa concediendo a Obama una ventaja de casi dos puntos. En cualquier caso, se trata un empate técnico.

Con esta igualdad, la batalla que se estaba -y está- librando en los 'swing states', de manera muy especial en Ohio, Virginia, y Florida, parecía decisiva con vistas al resultado final. Ambos candidatos dirigen sus mensajes de forma especial a tres grupos específicos de cuyo voto bien puede depender el desenlace: las mujeres, los jóvenes y los hispanos. Todos ellos apoyaron de forma decidida a Obama en las elecciones de 2008 con unos porcentajes superiores al 70%. Las previsiones no resultan ahora tan claras ni halagüeñas para el actual presidente. Las últimas encuestas parecen indicar que el apoyo de las mujeres a Romney es incluso superior al que profesan hacia Obama; también se encuentran muy igualados los contendientes en la intención de voto de los jóvenes; y tan solo entre la población hispana continúa el presidente contando con una ventaja importante, duplicando holgadamente a su adversario. Eso sí, falta por ver si los latinos acudirán a votar en el mismo número que hace cuatro años, o si por el contrario el constatable descontento que tienen con su presidente incrementará los ya de por sí altos índices de abstención del grupo.

Los desastres naturales favorecen a quienes ostentan el poder si saben manejar la situación convenientemente. En ese sentido, el presidente Obama se ha comportado de manera intachable. Sin embargo, los estados verdaderamente castigados por Sandy son claramente demócratas

Y en este dilema se encontraban los analistas y equipos de campaña cuando el huracán Sandy irrumpió en las elecciones. La desolación dejada a su paso, con un número de víctimas mortales que se cuentan por decenas, y unos costes económicos multimillonarios, ha convertido al fenómeno meteorológico en el tema estrella en esta recta final de campaña.

La pregunta es obvia: ¿a quién beneficia y/o perjudica Sandy? Dadas las singularidades de este proceso electoral la respuesta no se antoja sencilla y tendremos que esperar hasta conocer el nombre del nuevo presidente para responderla de forma inequívoca. No obstante sí podemos conjeturar sobre algunas de las variables, pues lo que resulta claro -y de forma muy especial para nosotros, los españoles- es que un acontecimiento de tales dimensiones trágicas puede resultar determinante.   

Los profesores John T. Gasper y Andrew Reeve publicaron en el American Journal of Politics (2011; 55:2, pp 340-355) el excelente estudio Make It Rain? Retrospection and the Attentive Electorate in the Context of Natural Disasters, según el cual los desastres naturales favorecen a quienes ostentan el poder si saben manejar la situación convenientemente. En ese sentido, el presidente Obama se ha comportado de manera intachable, e incluso el gobernador republicano Chris Christie de New Jersey así lo ha reconocido… para disgusto de sus correligionarios. Romney, sin ostentar cargo de responsabilidad alguno, tan solo ha podido suspender momentáneamente la campaña y liderar una recogida de ayuda para las víctimas.

Sin embargo, los estados verdaderamente castigados por Sandy son claramente demócratas. Si el Sur y el Medio Oeste son histórica y tradicionalmente republicanos, Nueva Inglaterra, en el otro extremo, es inequívocamente demócrata. En este sentido, poco o nada tiene Obama que ganar en Nueva York, New Jersey o Massachusetts; bien al contrario, un paso en falso pudiera haberse traducido en la pérdida definitiva de Virginia o el todavía indeciso New Hampshire. Pero su positiva actuación en el Noreste pudiera resultar determinante en la decisión final del 3% de votantes indecisos en los referidos 'swing states', que con su elección decidirán el nombre del futuro presidente. También debe tenerse en cuenta las distintas políticas de ayudas sociales e inversiones públicas que cada candidato refleja en su programa; algo que en otro contexto resultaría secundario, pero que dadas las actuales circunstancias adquiere una novedosa dimensión, y favorece de forma meridiana al actual presidente.

Según parece, cuando a Napoleón le proponían el nombre de algún militar para promocionarlo a general siempre planteaba la misma pregunta: “¿Pero tiene o no tiene suerte?” La suerte ha acompañado a Obama desde que en 1997 ocupó su escaño en el Senado de Illinois… ¿Habrá venido Sandy para salvar a Obama?  

A comienzos del pasado verano nada hacía presagiar que los resultados de las presidenciales del mes de noviembre iban a resultar tan inciertos a solo cuatro días de las elecciones. Todo parecía indicar que la reelección de Obama era poco más que un mero trámite en su agenda durante los tres o cuatro meses siguientes. Pero el sorprendente desenlace del primer debate en Denver, hace justamente un mes, actuó como un auténtico detonante para impulsar la campaña de un desahuciado Romney. Ni tan siquiera la victoria del presidente en los dos debates posteriores logró detener la imparable progresión del candidato republicano, que en las encuestas de Gallup incluso supera -en cinco puntos- al demócrata en intención de voto. Eso sí, el New York Times continúa concediendo a Obama una ventaja de casi dos puntos. En cualquier caso, se trata un empate técnico.