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Los productores de petróleo necesitan 'cash' para pagar salarios y cumplir con sus obligaciones básicas. Bienvenidos al nuevo mundo de crudo barato y peligros políticos

Foto: A girls jumps next to a picture of late Venezuela's president Hugo Chavez at Plaza Bolivar in Caracas
A girls jumps next to a picture of late Venezuela's president Hugo Chavez at Plaza Bolivar in Caracas

Una de las líneas claves de la campaña electoral de Donald Trump es la de calificar el acuerdo nuclear con Irán como algo "terrible". Comienzo a preguntarme si tiene razón, pero en el sentido opuesto a lo que dice el magnate. Irán ha terminado firmando un pacto mucho peor del que esperaba en un principio. Recuerden, Teherán entró en las negociaciones en los días en que precio del petróleo estaba en máximos. Y, tal y como los iraníes están descubriendo ahora, el mundo ha cambiado.

Póngase en los zapatos de los iraníes. La República Islámica iba en serio cuando hablaba de negociar y, eventualmente, firmar un acuerdo provisional en 2013. Ese año, el crudo rondaba los 100 dólares por barril. El mayor rival de Irán, Arabia Saudí, estaba en su mejor momento, con una económica que había crecido alrededor del 6% en 2012. Gastaba generosamente dentro y fuera de sus fronteras, hasta el punto de que su presupuesto aumentó hasta un 19% en 2013.

La única pregunta es quién colapsará primero, si la economía de Venezuela o el Gobierno de Maduro

Mientras, Irán luchaba contra una economía que se contraía. El gran premio para Teherán no fue el desbloqueo de sus fondos 'congelados' en bancos de Asia y Europa debido a las sanciones internacionales (en total, unos 100.000 millones de dólares); fue regresar finalmente a los mercados como el segundo mayor productor de petróleo de Oriente Medio y aprovecharse de los beneficios del 'boom'. En 2010, miembros del Gobierno iraní predecían que, en 2015, los ingresos por la venta de gas y petróleo alcanzarían los 250.000 millones anuales. Por eso contaban con ingresos extra cuando realizaban concesiones en la negociación.

El mes pasado el crudo iraní comenzó a fluir hacia los mercados, con unos precios inferiores a los 30 dólares por barril. Según cálculos de Bloomberg, el país ingresa unos 2.350 millones al mes con la venta de petróleo. Una cifra muy alejada de lo que esperaba la República Islámica cuando renunció a su programa nuclear.

No obstante, Irán probablemente será capaz de superar el desplome del petróleo mejor que otros petroestados. Su economía se ha diversificado en cierta medida y, gracias a las sanciones, tanto la sociedad como la propia economía gozan de un enorme capacidad de adaptación, tal y como destaca Moody's. No es el caso de otras potencias a las que realmente afecta el martillazo de la caída de precios.

placeholder Trabajadores de un pozo de petróleo en Kazakhstan (Reuters).
Trabajadores de un pozo de petróleo en Kazakhstan (Reuters).

Observen el vecino Irak. El periodista Tim Arango, del New York Times, dibuja una imagen de un país "sumido en una costosa guerra contra el Estado Islámico que se enfrenta ahora a la calamidad económica provocada por el colapso de los precios del petróleo, que supone más del 90% de los ingresos presupuestarios del Gobierno iraquí". Arango señala que más de ocho millones de iraquíes dependen de salarios que paga el Ejecutivo de Bagdad, que suponen cerca de 4.000 millones mensuales. Y los ingresos totales del petróleo son inferiores a 3.000 millones de dólares. Una fuente política iraní me comentaba que Irak no sobrevivirá como país si los precios del crudo se mantienen tan bajos durante mucho tiempo.

En el mundo, Venezuela, que desde hace demasiado tiempo ha sufrido la mala administración de Hugo Chávez y su sucesor, está al borde del 'default' o algo peor. La economía cayó un 10% el pasado año. Se prevé que se desplome otro 8% este año, y la inflación se dispara como si se tratase de la República de Weimar, según el Fondo Monteario Internacional. Tal y como escribe Matt O'Brien, del Washington Post, "la única pregunta es quién colapsará primero, si la economía o el Gobierno venezolano".

Cuando le preguntaron recientemente qué le quitaba el sueño por las noches, Christine Lagarde (FMI) respondió que petroestados como Nigeria, donde el 90% de las exportaciones y el 60% de los ingresos del Gobierno dependen del crudo. Y, en medio de su terrible crisis, gana terreno Boko Haram, que ha superado al Estado Islámico como el grupo terrorista más mortífero, con 6.664 asesinatos en su cuenta.

Y, mientras el Gobierno de Nigeria lucha con Boko Haram en el norte, también debe enfrentarse a un posible brote de violencia en el sur, en el Delta del Níger, donde se encuentra la mayor parte de la producción de crudo. Todavía peor, la insurgencia del sur ha provocado el cierre de la mitad de las zonas de producción. Dicha insurgencia acabó gracias a un frágil acuerdo de paz y una amnistía para los rebeldes en 2009. Pero ahora el Gobierno no tiene fondos para cumplir la mayoría de sus promesas. Por lo tanto, podría terminar luchando contra dos organizaciones brutales que pueden romper el país.

Hay otros petroestados amenazados, aunque no se enfrentan a peligros tan graves. La respuesta, según los economistas, es adoptar reformas estructurales, acabar con la dependencia de estas economías de sus recursos nacionales, e invertir en otros sectores y en capital humano. Algo especialmente duro de llevar a buen puerto, especialmente cuando tu país está en caída libre. En cualquier caso, las naciones productoras de petróleo tienen gobiernos que necesitan 'cash' desesperadamente, solo para pagar salarios y cumplir con sus obligaciones básicas. Eso significa que continuarán bombeando todo lo que puedan, añadiendo mayor oferta al mercado y manteniendo los precios bajos. Bienvenidos al nuevo mundo de petróleo barato y peligros políticos.

Una de las líneas claves de la campaña electoral de Donald Trump es la de calificar el acuerdo nuclear con Irán como algo "terrible". Comienzo a preguntarme si tiene razón, pero en el sentido opuesto a lo que dice el magnate. Irán ha terminado firmando un pacto mucho peor del que esperaba en un principio. Recuerden, Teherán entró en las negociaciones en los días en que precio del petróleo estaba en máximos. Y, tal y como los iraníes están descubriendo ahora, el mundo ha cambiado.

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