Atentado en París: ¿a qué candidato de las elecciones francesas favorece el ataque?

El terror islamista ataca cuando puede y como puede. Pero, la mayoría de las veces, las balas van cebadas también con una carga simbólica que busca expandir el radio de su impacto propagandístico. Un atentado en la principal vitrina comercial de París, contra la policía y a días de las elecciones presidenciales es un éxito mediático redondo para el Estado Islámico.

El ataque en la Avenida de los Campos Elíseos es la forma que los enemigos de la democracia, el laicismo y, en definitiva, la libertad, han elegido para pronunciarse sobre los comicios presidenciales de este domingo, en los que Emmanuel Macron y Marine Le Pen encabezan los sondeos, con un 24% y un 22% de intención de voto respectivamente.

El Gobierno de François Hollande se ufanaba el martes pasado de haber conseguido evitar un "acción inminente" tras la detención de dos individuos en Marsella. La operación policial era vendida como un éxito y servía para tranquilizar a la población, al tiempo que se alertaba sobre la atracción que las elecciones suponían para los terroristas.

Concluir que el último atentado desviará votos hacia Le Pen y Fillon parece arriesgado

El asesinato del jueves por la noche se produjo cuando los aspirantes a la Jefatura del Estado participaban -por separado- en un programa de la televisión pública. La muerte trastocaba así el normal desarrollo del proceso democrático. Y muchos, a pocas horas de la jornada de reflexión, se preguntaban ya a quién favorecen los terroristas con el asesinato. Los aspirantes estaban obligados a pronunciarse e, inevitablemente, cada uno hizo su interpretación sobre el suceso arrimando el ascua a su programa.

François Fillon y Marine Le Pen decidieron cancelar sus desplazamientos del viernes, en solidadaridad con la policía. Para el líder del centroderecha, había que anular la campaña electoral un día antes de la jornada de reflexión. Fillon y Le Pen son los candidatos que con más claridad y dureza se han expresado para combatir el terrorismo. Forma parte de su fondo de comercio y no es sorprendente. De ahí a concluir que el último atentado hará desviar votos hacia sus alforjas parece arriesgado.

Los franceses han llegado a un punto de resiliencia, tras los 239 muertos en solo dos años a manos del islamismo radical, que un atentado como el del jueves tampoco va a hacer variar sustancialmente la intención del voto. Los convencidos se reafirmarán en sus decisiones; algunos que quizá duden entre el centro y una opción más a la derecha sí podrían inclinarse por las promesas de mano dura.

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Eduardo Granados. París

Fillon cuenta con la ventaja emocional de haber sido elegido como objetivo del terror islamista. Hace ya un mes que el Ministerio del Interior le aconsejó llevar un chaleco antibalas durante sus desplazamientos, a lo que se negó. A los agentes que le protegen como candidato se han unido miembros del RAID, las fuerzas de élite de la policía. En el apartamento ocupado por los dos detenidos en Marsella se encontró, además de un arsenal, un fotomontaje con imágenes del candidato de Los Republicanos.

Marine Le Pen reaccionó ya tras las detenciones de Marsella acusando a sus rivales políticos de esconder bajo la alfombra el problema del terorrismo durante toda la campaña electoral. Lanzó una andanada contra Fillon, al que crítico por no haber hecho "nada" como primer ministro para reducir la amenaza terrorista. El asesinato en los Campos Elíseos le reafirmó en sus convicciones sobre el laxismo de los jueces, la necesidad de controlar las frontras para evitar el paso libre de los yihadistas o la exigencia de mayor control a los fichados "S", como individuos radicalizados que podrían cometer actos terroristas.

A Macron se le ha criticado por su "explicación social" del terrorismo. Su remedio: una "sociedad de inclusión".

Emmanuel Macron sabe que puede ser el mayor afectado si hay un ligero corrimiento de votos hacia mayores exigencias de amparo ante el terror. Por eso afirmó a bote pronto ante los telespectadores: "Les voy a a proteger. Estoy preparado para ello". Al creador de !En Marcha! se le ha criticado por su "explicación social" del "fenómeno terrorista". En su programa, la "prosperidad económica" es presentada como el mejor remedio contra el radicalismo asesino, en una "sociedad de inclusión". Para sus detractores en la derecha, y también entre las filas de los socialistas de Manuel Valls, Macron es el mejor ejemplo de 'buenismo', o 'angelismo', como se dice en Francia.

Jean-Luc Mélenchon, que tras las detenciones de Marsella se mostró solidario con las amenazas sobre sus cuatro rivales -incluida Le Pen- ha cumplido el expediente pidiendo a los ciudadanos unirse bajo la divisa "Liberté, egalité, Fraternité". El caudillo de la izquierda populista -concepto que asume con gusto- nunca utiliza el término "islamista" cuando habla de terrorismo. Para él se trata de "violentos", "criminales", incluso simplemente de "cretinos". El atentado de París no le hará ni ganar ni perder votos.

Pero, en plena noche de emoción, tristeza y repugnancia por el asesinato de un nuevo miembro de la Policía -objetivos fácil para los terroristas- , destaca la reacción de otro candidato a la Presidencia de la República, el líder del trotskista Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), Philippe Potou. No pareció commovido por la muerte del policía y, al contrario, recalcó su programa de desarme de las fuerzas policiales. Para Poutou "hay una violencia policial que hay que detener". "La policía", asegura, "agrede a los manifestantes y jode a los jóvenes de la 'banlieue'. Por ello hay que empezar por quitarles las armas". Al menos no se le podrá acusar de recuperación política: los sondeos le otorgan un 1,5% del voto.