Es noticia
Una Merkel aún más egoísta y menos comprensiva
  1. Mundo
  2. Europa Europa
Aurora Mínguez

Europa Europa

Por
Aurora Mínguez

Una Merkel aún más egoísta y menos comprensiva

Ya no coqueteará como hasta ahora con la socialdemocracia y la solidaridad europea. Angela Merkel está ya en otra batalla. En menos de un año tendrán

Ya no coqueteará como hasta ahora con la socialdemocracia y la solidaridad europea. Angela Merkel está ya en otra batalla. En menos de un año tendrán lugar elecciones generales en la República Federal y la canciller tiene ahora dos únicos objetivos: mantenerse en el poder y que la economía alemana escape todo lo posible de la amenaza de recesión.

Desde hace seis días tiene ya un rival claro: Peer Steinbrück, 65 años, representante del ala más conservadora o centrista del SPD, ministro socialdemócrata de Finanzas durante la época de la Gran Coalición (2005-2009) y figura clave en el momento en que surgió la actual crisis económica. Muy pocos le dan en estos momentos como vencedor de los comicios de septiembre del 2013, excepto si la crisis económica y europea empeora. La mayoría de los ciudadanos prefiere otra Gran Coalición, con Merkel al frente, y con una canciller que luche a conciencia por defender los intereses de sus conciudadanos y, sobre todo, sus ahorros y pensiones.

Aquí, en Alemania, se respira en este otoño muy poca solidaridad con los sufrientes socios del área mediterránea; también se ha acabado casi la paciencia con España, que ha tardado demasiado tiempo en aclarar las necesidades reales de su sector bancario. Los alemanes se ven cada vez más como las víctimas de un complot orquestado por Bruselas que pretende que ellos paguen por los dispendios de otros. No hay que olvidar que el 70% de los ciudadanos de la República Federal están hartos de la crisis, el 77% no quieren oír hablar  más de integración y el 70% aborrece la idea de unos Estados Unidos de Europa.

La regulación de los bancos será otro tema estrella en la campaña, precisamente cuando Merkel ha frenado el proyecto de Unión Bancaria. Steinbrück pretende separar claramente banca comercial y banca especulativa con el fin de proteger a los clientes. También plantea un control más estricto sobre las agencias de rating y prohibir definitivamente las ventas en corto y los derivados crediticios

Esto explica el giro estratégico que se ha producido en la Cancillería de Berlín en los últimos días. Nada de comprensión con los socios con problemas. Nada de flexibilidad, o la imprescindible para salvar la cara. Nada de permitir trucos contables como pretende Madrid para que las ayudas a la banca no cuenten como deuda propia. Nada de acelerar esa Unión Bancaria con un Organismo Supervisor independiente que permitiría a España poner en orden su sistema financiero sin ver disparados de nuevo los números rojos de endeudamiento y déficit públicos. Alemania, a menos de 365 días de su cita con las urnas, va a pensar sólo y fundamentalmente en sí misma y sus intereses. Otra vuelta de tuerca en ese egoísmo germano que a veces han intentado camuflar. Ahora no importa tanto Europa como que los problemas europeos no le chafen una nueva victoria a la Chefin (‘la Jefa’).

El SPD puede ganar sólo si empeora la crisis

Sólo si las cosas se ponen realmente mal en Europa, especialmente en los países del Sur, sólo si la recesión toca de verdad a las puertas de la República Federal, podrán los socialdemócratas del SPD derrotar a Angela Merkel. Steinbrück sabe que hay un punto en el que puede hacer daño a su adversaria política: cinco años después del inicio de la crisis, los mercados siguen siendo muy fuertes, continúan descontrolados y los ciudadanos tienen la impresión de que sus gobiernos van por detrás de ellos. Es evidente que la canciller no se puede poner muchas medallas en este punto concreto.

La regulación de los bancos será otro tema estrella en la campaña electoral, precisamente en el momento en que Merkel ha echado el freno al proyecto de Unión Bancaria. Steinbrück pretende, en línea con la Comisión Europea, separar claramente banca comercial y banca especulativa o de inversión con el fin de proteger a los clientes. Quiere que no sean sólo los ciudadanos, sino los bancos, quienes se salven a sí mismos, creando su propio Fondo de Rescate por valor de 200.000 millones de euros. También plantea un control más estricto sobre las agencias de rating y prohibir definitivamente las ventas en corto y los derivados crediticios.

Proyectos y propuestas, unidas al eterno tema de la justicia social, la educación y la lucha por el centro, que podrán -o no- verse implementados tanto si se produce una victoria del SPD como si los socialdemócratas entran como socio junior en otra Gran Coalición. Probablemente, esto es lo que quieren la inmensa mayoría de los ciudadanos alemanes, quienes apoyan la nueva línea de dureza impuesta por la canciller y su alineamiento con el inflexible Bundesbank. El interés nacional, y no el europeo, es lo que hoy domina, mucho más que en los últimos dos o tres años.

Ya no coqueteará como hasta ahora con la socialdemocracia y la solidaridad europea. Angela Merkel está ya en otra batalla. En menos de un año tendrán lugar elecciones generales en la República Federal y la canciller tiene ahora dos únicos objetivos: mantenerse en el poder y que la economía alemana escape todo lo posible de la amenaza de recesión.

Angela Merkel