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'Der Spiegel', un polvorín a punto de estallar
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Aurora Mínguez

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Aurora Mínguez

'Der Spiegel', un polvorín a punto de estallar

La redacción del prestigioso semanario se ha levantado en pie de guerra ante la llegada de un hombre del 'Bild', su mayor rival en los quioscos

Foto: Nikolaus Blome, el hombre ha puesto en pie de guerra a la redacción de 'Der Spiegel'
Nikolaus Blome, el hombre ha puesto en pie de guerra a la redacción de 'Der Spiegel'

Wolfgang Büchner, 47 años de edad, se estrena hoy como director de la revista más prestigiosa de la República Federal, Der Spiegel. Pero su llegada ha provocado un auténtico incendio en la redacción. No por él mismo, sino por la primera decisión importante que ha tomado, incluso antes de sentarse en su nuevo despacho: traerse como adjunto a Nikolaus Blome, 49 años de edad, jefe de la redacción berlinesa del Bild Zeitung. Un hombre próximo a la canciller y con excelentes conexiones en la capital alemana.

Spiegel y Bild son dos medios de comunicación muy importantes en Alemania pero sus redacciones no se tragan, aunque se vigilen muy de cerca. Ambos luchan por las exclusivas, pero los métodos que utilizan para conseguirlas y la manera de presentarlas marcan dos mundos opuestos. Periodismo de calidad y de investigación el semanario de Hamburgo, que hasta ahora no ha reparado en gastos; periodismo sensacionalista, con un toque amarillista a veces pero con excelentes fuentes políticas y económicas, el diario estrella del consorcio Springer.

Y Büchner, que llegaba al Spiegel después de haber ejercido la dirección informativa de la agencia alemana de noticias, DPA, con acierto y con fama de ser un buen fajador de compromisos y de tener mano izquierda, ha cometido un pecado que la redacción, que es también copropietaria, con un 50% de acciones, no ha perdonado. Blome - que es hijo de Hermann Blome, el primer jefe de la redacción del Spiegel en Bonn- no asumirá el cargo de vicedirector, vetado por el consejo de redacción, y ejercerá de momento funciones directivas, pero sin estar por el momento claro cuáles exactamente. Nadie sabe cómo se van a resolver estas tensiones internas y cómo van a afectar al trabajo diario. Pero lo cierto es que el prestigio del semanario, que ha destapado importantes escándalos en los últimos decenios, puede verse mermado si las aguas no vuelven pronto a su cauce.

Internet versus letra impresa

Los periodistas han ganado una primera batalla, pero la redacción en su conjunto tiene otra abierta con un futuro todavía incierto. Der Spiegel en su edición impresa pierde lectores mes a mes y, sin embargo, la edición online es un éxito rotundo. Pero los redactores online ganan cuatro y hasta cinco veces menos que sus colegas de la edición en papel, que son algo así como los pata negra del periodismo alemán. “Esto es una olla a presión que acabará explotando tarde o temprano”, comenta un colega veterano que sufre el enrarecido ambiente que se respira en la revista.

El periodismo alemán no ha sufrido aún el desastre que se vive en España, pero la evolución es preocupante. No sólo han cerrado en los últimos años periódicos excelentes como el Financial Times Deutschland o el Frankfurter Rundschau, sino que muchos otros periódicos importantes, como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, están empezando a tener problemas. Muy recientemente la potente editorial Springer, es decir, los propietarios del Bild, se ha deshecho de varios diarios regionales y esto es sólo una pequeña prueba de que el periodismo impreso está intentando soltar carga para asegurarse su supervivencia.

¿Durante cuánto tiempo? El semanario Die Zeit se hace eco de un caso preocupante. El Westfälische Rundschau es el primer periódico alemán que se hace sin periodistas. Se limita a reproducir los artículos que ya han sido publicados en otros diarios. Sólo cabe esperar que no cunda el ejemplo.

Wolfgang Büchner, 47 años de edad, se estrena hoy como director de la revista más prestigiosa de la República Federal, Der Spiegel. Pero su llegada ha provocado un auténtico incendio en la redacción. No por él mismo, sino por la primera decisión importante que ha tomado, incluso antes de sentarse en su nuevo despacho: traerse como adjunto a Nikolaus Blome, 49 años de edad, jefe de la redacción berlinesa del Bild Zeitung. Un hombre próximo a la canciller y con excelentes conexiones en la capital alemana.

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