2014: balance de un año inaugural

Es costumbre que al finalizar el año se haga balance. Este 2014 ha venido tan cargado de eventos decisivos que se ha llegado a decir que inaugura el siglo XXI. Vamos a ver qué les parece a ustedes.

Empecemos por el Pacífico. Inmensa victoria de la madre tierra en la reunión de la APEC celebrada este noviembre porque los dos grandes contaminadores del planeta, China y EEUU, han acordado reducir sus emisiones de CO2, según los gráficos adjuntos. 

Por desgracia, aquí acabaron los acuerdos entre Obama y Xi Jinping. La pugna entre las dos zonas de libre comercio que ambos propugnaban, la de los EEUU sin China, se ha saldado en favor de China. Ítem más. Japón ha reconocido que tiene un contencioso territorial con China (gran victoria de Beijing) y Rusia ha firmado un segundo acuerdo de suministro de gas a China, lo que elimina la hipótesis de que el giro de Rusia hacia el Este era táctico.

Más al Oeste, un nacionalista hindú ha sido escogido como líder de India. No sabemos cuál será el futuro del subcontinente, más allá de que no ha habido reconciliación ni con Pakistán ni con China. De hecho, el nuevo mandatario, Narendra Modi, se propone fortificar la frontera con China y cuenta ya en la frontera con Pakistán un número de bajas que deja chiquito al de años pasados. Modi, que responde en hindú a las preguntas que le hace la BBC en inglés, ha celebrado su elección mandando una sonda a Marte. Parece también que ha iniciado un corrimiento estratégico hacia el entorno asiático en detrimento de Occidente.

Nosotros admiramos al Lawrence que sublevó a los árabes contra el Imperio Otomano. Pero la narrativa musulmana es otra. Mientras la casa de Saud traicionaba al Califa, Atatürk vencía a los británicos con tropas sirias y libanesas. De hecho, dos pilotos saudíes se han negado a bombardear al ISIS

Afganistán y Pakistán se mueven. Por fin, este septiembre se ha ido Hamid Karzai con un discurso memorable en el que dijo “América no quería paz para Afganistán”. Le sucede su ministro de Finanzas Ahsraf Ghani. En el vecino Pakistán hubo elecciones en 2013 y la presidencia fue para Nawaf Sharif. Pero la estrategia de Pakistán sigue siendo la habitual. Vaciar las madrasas cuando llega la estación de la guerra y hacer todo lo posible para impedir el triunfo de una opción occidental en Afganistán. Ese país es su refugio estratégico frente a India y no parece preocuparle que los talibanes dirijan cada vez más sus armas hacia el propio Pakistán. Ahora bien: si su propósito es desestabilizar Afganistán, lo está consiguiendo. La situación es tal que la cooperación extranjera ha abandonado el país y Obama ha decidido dejar allí sus tropas un año más.

Irán sigue deshojando la margarita (es un decir) nuclear. Ante la falta de acuerdo, nueva moratoria de siete meses. Pero ahora el tiempo aprieta. Entre la caída del precio del petróleo, las sanciones y la financiación a sus próximos (Hezbolá, Irak, Yemen, Arabia Saudí, Afganistán, Pakistán), la caja tirita.

Colapso en Medio Oriente

Ya en el Medio Oriente la situación es tal que se define como “meltdown”, es decir, colapso. Irak ha desaparecido en la niebla de la guerra, se habla ahora de empoderar a los suníes y de recuperar a los oficiales del antiguo Ejército de Sadam Husein, los chiitas de Yemen van ganando la guerra civil tribal, siguen los disturbios en Bahréin, los ha habido en Arabia Saudí, y sobre todo ha hecho su aparición el ISIS, movimiento islamista radical de salvaje empuje. Algunos piensan que es buena cosa territorializar el terrorismo porque así se le puede bombardear. Yo no lo veo de esa manera.

Al Qaeda quiere matar occidentales. El ISIS quiere poner fin al paradigma de Sykes Picot que dividió al Medio Oriente en los actuales Estados-nación, Israel y Arabia Saudí incluidos, para recuperar la unidad política del sultanato. Aunque esto parezca fantasioso ese banderín de enganche alcanza hasta los musulmanes con estudios universitarios. No lo olviden. Nosotros admiramos al T.H. Lawrence que sublevó a los árabes del desierto contra el Imperio Otomano. Pero la narrativa musulmana es otra. Mientras la casa de Saud traicionaba al Califa con los ingleses,  Kemal Atatürk vencía a los británicos en Gallipoli con tropas sirias y libanesas. De hecho dos pilotos de combate saudíes se han negado a bombardear posiciones del ISIS.

El ISIS quiere poner fin al paradigma de Sykes Picot que dividió al Medio Oriente en los actuales Estados-nación, Israel y Arabia Saudí incluidos, para recuperar la unidad política del sultanato

Israel también colabora en el caos general. Tras el susto de que Suecia, Inglaterra, Irlanda, Francia y España hayan pedido el reconocimiento de dos estados, ahora quiere definir a Israel como estado judío. ¿Y qué sucederá con los que no lo son? ¿Tendremos que iniciar un movimiento de Derechos Civiles en Tierra Santa? Por de pronto, se insinúa el despegue israelí-americano. Israel no condenó a Rusia por su aventura ucraniana. Y se abre a India, China y Japón. También se ha filtrado que un miembro del Gabinete de Obama llamó a Netanyahu “m... de pollo”.

Y llegamos al corazón de las tinieblas, Turquía y Rusia. Clavadas estratégicamente en el centro de Eurasia se han convertido en potencias revisionistas. Turquía es hoy, objetivamente hablando, el mejor aliado del ISIS, al que facilita apoyo logístico sin reparo. Según su análisis, cuantos más kurdos y más sirios de Al Asad maten, mejor. Sigue en máximos la hostilidad contra Israel, Egipto e Irán. Por si fuera poco, Erdogan ha decidido alentar a sus partidarios con la tesis de que América la descubrieron los musulmanes, que ya habrían construido una mezquita cuando llegó Colon. Ha explicado también que mujeres y hombres no son iguales y que él mismo pasó su niñez besando los pies de su madre porque el Corán dice que “el paraíso está a los pies de las madres”. Obama, algo más pragmático, ha decidido doblar el número de soldados USA en Irak. Pasan de 1.400 a 3.000.

Rusia, por su parte, sigue encelada en volver a ser gran potencia y no se conforma con Crimea. Parece que quiere crear otra entidad no reconocida en el Donbás, aunque la verdad no se sabe muy bien si eso es un aeropuerto o los últimos de Filipinas, por el tiempo que dura. Las hipótesis son: que se conformará con quedarse con la fachada Este de Ucrania o que seguirá hasta Odessa, lo que al darle fachada marítima a Transniester, negaría el mar a Ucrania, algo gravísimo.

Entretanto el rublo ha caído un 40%, consecuencia de las sanciones, y la inflación sigue disparada. El bajo precio del petróleo, por otra parte, no augura nada bueno para las aventuras fausticas de Putin. El gaseoducto South Stream ha pasado a mejor vida y Rusia renuncia así a orillar a Ucrania con su gas. Pero esos reveses contienen un grave peligro, pues si Putin se ve contra la pared siempre tiene el Cáucaso y Asia Central para ejercitar su irredentismo. También tiene otros escenarios. Ahora mismo la Armada rusa está de maniobras en... ¡el Canal de la Mancha!

Bajando a la primavera árabe, Túnez nos da la agradable sorpresa de la victoria del moderado Caid Essebsi, si bien habrá segunda vuelta el 28 de Diciembre.

Por desgracia en ese atribulado continente se sigue extendiendo el terror islamista. Su rama somalí, Al Shabaab, acaba de matar 28 personas en un autobús. Por otra parte, lo último de Boko Haram en Nigeria es el atentado en la Mezquita Central de Kano en viernes y en plena plegaria. Cerca de cuarenta fieles muertos. Es difícil de entender que en un entorno tan piadoso como el musulmán haya atentados de esta laya. Lo peor es que según especialistas en el tema, el Ejecutivo nigeriano no tiene un gran interés político en acabar con esos asesinos.  

Subimos algo más arriba, el Sahel. Sigue la insurgencia en Mali y, lo que es peor, alcanza los límites del Polisario, que duda entre crear su propio servicio antiterrorista o juntarse al islamismo.

Punto de inflexión en EEUU

Cruzamos el charco. Dilma Roussef y Evo Morales ganan las elecciones en Brasil y Bolivia. Nada de particular. Donde sí que ruge la tempestad es en los EEUU. Empiezo con dos conversiones sonadas. Fukuyama, el apóstol del “fin de la historia” (1991), se ha atrevido a llamar en portada de Foreign Affairs a su país “tierra de decadencia y disfunción”. Otra conversión sonada es la de Robert D. Kaplan. El gran defensor de la excepcionalidad de los EEUU cuelga ese hábito y se pasa al posibilismo. Hay lo que hay, seamos modestos y prudentes. El fuego cruzado alcanza hasta la relación con Israel y con Rusia.

Mersheimer, Walt, Rothkopf, Kissinger y Brezinksi no ven clara la conducta de los EEUU en esos espacios. Y Obama sigue siendo el blanco de todas las cóleras. Se le acaba de ir Chuck Hagel, el Secretario de Defensa, entre gritos de júbilo de los empleados del Pentágono, y ha costado encontrarle sustituto en Ashton Carter. Sin embargo parece claro que Obama no tiene la culpa del punto de inflexión al que han llegado los EEUU. Siguen siendo el primer país del planeta. Pero, por causas que no puedo detallar, ni siquiera gastándose el 50% de todo el presupuesto militar del mundo pueden imponer su voluntad urbi et orbi.

Israel también colabora en el caos general. Ahora quiere definirse como estado judío. ¿Y qué sucederá con los que no lo son? ¿Tendremos que iniciar un movimiento de Derechos Civiles en Tierra Santa?

En medio de ese fragor es un bálsamo leer a los grandes universitarios, capaces de explicar, sin ira y con estudio, la crisis (relativa) americana desde un punto de vista monetarista. Recomiendo a dos gigantes. Barry Eichengreen y Benjamin Cohen. Thomas Piketty es el autor de moda con su libro El Capital, capaz de, por fin, hacer que en los EEUU se hable de desigualdad social.

Para terminar. La caída de los precios del petróleo tiene todo el aspecto de ser estructural y llega por tres causas. Los EEUU han dejado de importar crudo, Arabia Saudita se niega a cerrar el grifo de los pozos y el PMI de China no es bueno porque sus compradores (nosotros) estamos en crisis. Es positivo porque mitiga la lucha por las materias primas y porque Rusia, Venezuela e Irán tendrán que meter el freno en sus propósitos descabellados. Pero no se alegren demasiado, porque bajará la gasolina y esa rebaja puede llevarnos a más recesión en Europa. Y ya que estamos con China, una noticia estratégica que ha pasado casi inadvertida. El País del Centro baja los tipos de interés. Esperemos que con eso baste porque si estalla la burbuja inmobiliaria china la crisis de 2008 va a ser como confeti y mermelada al lado de la II Guerra Mundial.

Termino con una chispa (literal) de esperanza. La compañía Lockheed asegura haber dado con el secreto de la fusión de hidrógeno, lo que en el plazo de diez años podría hacer innecesario el consumo de combustibles fósiles. ¿Qué dicen Europa y su ITER al respecto? Por el momento a España se le tolera de aquí a 2020 que pase de exportar el 10% de su producción de energía eléctrica al 15% para llegar al 20% en 2030. ¡Ay Francia, Francia, que no acaba de entender, presa en el paradigma del Estado nación, que si no es España en el Sur serán Alemania, Polonia y Rusia los que darán con ella por el Norte! Europa solo puede entenderse desde un marco conceptual europeo. De otra manera, el peor enemigo del Estado nación es el propio Estado nación.

En fin, paro aquí. Y pregunto: ¿con todo este aluvión de eventos, dirían ustedes también que el S. XXI ha empezado en 2014?