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Refrescos catalanes: una rebeldía carbonatada
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Juan Soto Ivars

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Refrescos catalanes: una rebeldía carbonatada

Este diálogo histórico tuvo lugar en alguna parte cerca de Judea, bajo el yugo del Imperio Romano. Lo recogieron los Monty Phyton:-¡Lenguas de alondra, morros de

Este diálogo histórico tuvo lugar en alguna parte cerca de Judea, bajo el yugo del Imperio Romano. Lo recogieron los Monty Phyton:

– ¡Lenguas de alondra, morros de nutria, bazo de ocelote!

– ¿Tienes pipas?

– Lo siento, no tengo pipas. Tengo higadillos de erizo y bazo de ocelote.

– ¡No! No quiero esas mierdas romanas. ¿Por qué no vendes comida normal?

– ¿Comida normal?

– Sí, no esos aperitivos imperialistas.

El otro día iba paseando por las calles de Barcelona, disfrutando de esta ciudad maravillosa y de su gente, dispuesto a tomar notas costumbristas como un Baroja de medio pelo, cuando de repente me encontré la furgoneta que ven ustedes en la foto.

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De vuelta a casa, anduve buscando información en internet sobre esta revolución refrescante, y ahora me postro ante vuesas mercedes con los resultados de mi investigación. Porque la independencia de Cataluña comprende el sentimiento, la lengua, la política, el folklore, la economía, la educación y, por supuesto, los aperitivos y refrescos carbonatados. Lo que van a ver son fragmentos de conversaciones de una rebeldía burbujeante. Los encontré en el foro racocatala.cat y los he traducido del catalán para ilustrar a los lectores al otro lado de la frontera.

Esta conversación tuvo lugar en un hilo sobre Mecca-Cola, el refresco antiimperialista, que finalmente perdió todo el gas hace algunos años. La conversación es de 2003 pero vale la pena recordarla:

– Tenemos que creer más en las campañas de internet. Hace unos meses nos propusimos enviar correos a la gente de Mecca-Cola para pedirles que etiquetasen en catalán sus envases. Pues bien, hoy hemos podido saber que la campaña ha tenido efecto. La Cooperativa madrileña encargada de la distribución de Mecca-Cola, Magerit Dis, nos ha hecho llegar un comunicado donde nos informan de que ya se puede conseguir esta bebida en la Península y que, de cara al año que viene, aparte de en castellano se podrá encontrar etiquetada en catalán, euskera y posiblemente gallego.

La independencia de Cataluña comprende el sentimiento, la lengua, la política, el folklore, la economía, la educación y, por supuesto, los aperitivos y refrescos carbonatados

– ¿Y a mí qué coño me importa la Península? ¡Seguimos dependiendo de Madrid!

– Al menos ahora será en catalán.

– Esto de la Mecca-Cola está muy bien, pero ¿por qué no se crea una cola de los Países Catalanes y que el 10% o el porcentaje que sea esté dedicado al uso y a la promoción de la lengua catalana? ¿O para ayudar a la escuela Bressola? ¿O a los Casals Jaume I?

– Que venga un emprendedor y cree la Cata-Cola.

– Bien, el gusto de la cola no es que me agrade especialmente: ni de lejos. Sin embargo, ahora sé que podré comprarla con un poco de dignidad.

– ¡Felicitémonos por el éxito de la campaña! Si la Mecca-Cola no tiene mal gusto, en casa ya no entrará nunca más la Coca-Cola, solamente entrará esta nueva, al menos hasta que tengamos la Cata-Cola.

– Esta Mecca-Cola está asquerosa, con todos los respetos, pero la he probado. Y la Pepsi está más buena.

– Fijaos que la distribuidora se llama Magerit (Madrid en árabe), mientras que aquí en Cataluña los grandes vinateros siguen etiquetando en castellano.

placeholder Otra bebida catalana, en este caso energética

Poco tiempo después aparecían varias marcas de Cata-Cola, atendiendo a las peticiones de los foreros. Empresas de refrescos netamente catalanas, dispuestas a acaparar su cuota de mercado entre los más ortodoxos. Dos ejemplos eran Alter Cola, RefreskCat. Aquí va otro diálogo cazado en el mismo foro:

Ramón Carner, alma y promotor de Alter Cola, la Cola Catalana, avanzaba en una entrevista en la web Quinspreus! que en estos momentos está buscando un espacio –preferiblemente en una población del entorno de Monseny– donde instalar la nueva fábrica de producción de Alter Cola.

– ¿Cola Catalana? Yo lo siento mucho, pero estoy con la Coca-Cola, soy adicto a este refresco y no creo que me guste este otro.

– Yo también soy muy escrupuloso con los refrescos de cola, y la verdad es que me costaría mucho. Pero al menos en la página web predomina el catalán. El etiquetado catalán sigue bajo mínimos, y es peor que se etiquete en español. Si ha de ser cola catalana, que siga etiquetada en catalán, ¿no?

– ¡Me ha llegado un correo que dice que Coca-Cola por fin va a etiquetar en catalán!

Efectivamente, Coca-Cola no iba a permitir que unos empresarios de la Galia le arrebatasen una porción de su imperio. La multinacional empezó a etiquetar en catalán con una filosofía que podría leerse como: Cataluña independiente, sí, pero patrocinada por Coca-Cola.

Sin embargo, no sólo la cola refresca a los revolucionarios. La cerveza también ocupa un lugar destacado en la cúpula carbonatada del movimiento. Y aquí tenemos una conversación sobre Moritz, la cerveza del tricentenario, orgullo de la ciudad de Barcelona que, pese a sus esfuerzos por la promoción de la cultura catalana, también se vio envuelta en sospechas, y a punto estuvieron de llamar disidentes a los de Moritz:

– Si no me equivoco, la Moritz, a pesar del etiquetado, se fabrica en Zaragoza.

– La Moritz la compró una empresa de Zaragoza y el capital es “maño”, pero se fabrica en Barcelona.

– A mí que sigan en Zaragoza no me molesta, si etiquetan NADA MÁS que en catalán.

–Ajá, pensaba que la producían también en Zaragoza, pero tienes razón, lo realmente importante es que respeten la lengua del país.

Bien, hasta aquí una pequeña crónica de los desvelos que produce el refresco de cola, y no me refiero a los desvelos de la cafeína, sino de la cafreína. No piensen que esto se iba a quedar aquí. Los españoles más netos y más brutos también disponen de un refresco patriótico. Les dejo con la foto y añado un eslogan: Santiago y cierra España, que se le sale el gas.

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Este diálogo histórico tuvo lugar en alguna parte cerca de Judea, bajo el yugo del Imperio Romano. Lo recogieron los Monty Phyton:

Coca Cola