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La homeopatía funciona
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José A. Pérez

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La homeopatía funciona

Pues, mira, sí, es verdad: la homeopatía funciona. Pregunta a tus amigos, a tus vecinos. Coméntalo en el trabajo, búscalo en foros. ¿Ves cómo coinciden?

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Pues, mira, sí, es verdad: la homeopatía funciona. Pregunta a tus amigos, a tus vecinos. Coméntalo en el trabajo, búscalo en foros. Habrá quien te asegure que, en ciertos casos, funciona incluso mejor que la otra medicina (ya sabes, la química). Al fin y al cabo, te dirán, la homeopatía carece de efectos secundarios. ¡Y no es adictiva! Y, colmo de las facilidades, ni siquiera necesita receta.

Claro que tus amigos y compañeros no son los únicos que piensan así, también la ciencia lo hace. Claro que la comunidad científica añade un importante matiz al asunto. A saber: la homeopatía, en efecto, funciona… aunque no mejor que cualquier otro placebo.

Casi todo el mundo sabe que la homeopatía, nacida a finales del siglo XVIII, es una de las llamadas medicinas alternativas. Una disciplina no basada en la evidencia que, por tanto, forma parte de las llamadas pseudociencias. Eso explica que carezca de efectos secundarios, del mismo modo que carece de efectos secundarios la ingesta de un vaso de agua o de un azucarillo.

Algunas empresas ganan 50 millones al año. Una cifra pequeña si se compara con las famacéuticas, pero espectacular para ser un negocio que vende pastillas de azúcar

En los últimos años, esta terapia alternativa se ha hecho enormemente popular debido a varios factores. Uno de ellos, quizá el más decisivo, es la fortaleza económica que, poco a poco, ha ido alcanzado esta industria. El ejemplo paradigmático es la multinacional Boiron, la mayor productora de remedios homeopáticos del mundo, que en 2012 obtuvo (según sus propios datos) unos beneficios de 50 millones de euros. Una cifra ciertamente ridícula si la comparamos con las de la industria farmacológica, pero espectacular para tratarse de un dinero obtenido de la venta de pastillitas de azúcar.

Y, como cualquier industria, también la homeopática invierte parte de su dinero en estrategias de comunicación. Boiron, por ejemplo, financia la Cátedra de Homeopatía de la Universidad de Zaragoza, un proyecto que busca legitimar esta pseudociencia desde el terreno académico.

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Otro factor que explica la creciente popularidad de la homeopatía es la casi total ausencia de crítica existente en los medios de comunicación. Más bien al contrario: no es raro toparse con desinformados reportajes en periódicos, revistas de tendencias y programas matutinos donde una serie de sujetos interesados relatan las supuestas bondades de las terapias naturales remarcando, de forma machacona, sus nulos efectos secundarios.

El poder del boca a boca

La principal clave para el éxito de la homeopatía, sin embargo, no debe buscarse en las multinacionales ni tampoco en los medios de comunicación. Está mucho más cerca de usted, en la misma esquina de su calle. En los últimos años, muchas farmacias (se diría que casi todas) han incorporado la palabra “homeopatía” a sus frontispicios. En el interior, los remedios homeopáticos han alcanzado lugares privilegiados, generando una confusión interesada entre los verdaderos medicamentos y el placebo.

En los últimos años los medicamentos homeopáticos han tomado una posición privilegiada en las farmacias

A esta confusión ha contribuido decisivamente la Unión Europea. Aunque le parezca a usted sorprendente, lo cierto es que un medicamento no necesita acreditar pruebas clínicas de su eficacia para ser comercializado. Corrijo. Un verdadero medicamento sí lo necesita; un producto homeopático, no. Según la ley, basta con que el remedio no te mate y cumpla unos estándares básicos de fabricación y etiquetado para que pueda ser puesto a la venta bajo la nomenclatura de "medicamento homeopático". Esta decisión, que solo puede atribuirse a un excelente trabajo de lobby, está recogida en la Directiva 92/73/CEE.

Es la razón por la que, desde el año pasado, en España pueden comprarse los llamados "medicamentos homeopáticos". Y muchos farmacéuticos los recomiendan. Al fin y al cabo, ¿por qué no iban a hacerlo si hasta los grandes medios de comunicación les dedican alabanzas? Lógicamente, el farmacéutico nunca informará al cliente de que está comprando placebo porque, de hacerlo, el efecto placebo podría desaparecer. Ya lo dice el refranero español: en la ignorancia está la felicidad. Yo añadiría: y, de vez en cuando, también el dinero.

Pues, mira, sí, es verdad: la homeopatía funciona. Pregunta a tus amigos, a tus vecinos. Coméntalo en el trabajo, búscalo en foros. Habrá quien te asegure que, en ciertos casos, funciona incluso mejor que la otra medicina (ya sabes, la química). Al fin y al cabo, te dirán, la homeopatía carece de efectos secundarios. ¡Y no es adictiva! Y, colmo de las facilidades, ni siquiera necesita receta.

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