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Las tabletas a gogó no son la panacea
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Javier Arroyo

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Las tabletas a gogó no son la panacea

Son muchos los proyectos educativos que proponen ofrecer a cada niño de las escuelas una tableta. ¿Para utilizarla cómo? ¿Para hacer qué? ¿En manos de qué equipo? ¿Evaluados de qué manera?

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Estamos tan inmersos en nuestras propias corruptelas, tenemos una autocrítica hacia la manera de gestionar el país tan afilada, que a veces no nos damos cuenta de que la mala planificación e incluso la corrupción también suceden en otros sitios. Como el distrito escolar de Los Ángelespor ejemplo, donde ahora se está cuestionando un plan supermillonario para dotar de iPads a 600.000 niños, en colaboración con Pearson.

Según informó Reuters,hace unos mesesel FBI registrólas oficinas centrales del distrito escolar de Los Ángeles y se llevócajas de documentación sobre este reparto de tabletas de Cupertino.En Bright, la sección dedicada a educación de Medium, contaban con el software de las tabletascuyo proveedor era Pearson, pero finalmente este no llegó y muchos de los niños acabaron por utilizarlas para jugar al Candy Crush. De hecho, miembros del consejo escolar del distrito estudiaban acabar con el contrato de una vez, al menos con Pearson.

Vivimos una época en la que somos muchos los que escribimos y montamos empresas dedicadas a las nuevas tecnologías y a la educación. Las posibilidades son innegables y hay experiencias interesantes. Para lo bueno y para lo malo. Por lo general, sí que se observa una tendencia en la escasez de utilidad de los grandes planes. En Españatenemos el caso del reparto de ordenadores en Andalucía, por ejemplo. Muchos han acabado arrumbados y otros, sin embargo, dependiendo del equipo escolar, han encontrado utilidades interesantes.

Un niño, una tableta: ¿para hacer el qué?

En Los Ángelesel montante de dinero era de unos 1.100 millones de dólares.Parece difícil vender como pócimas mágicas en la educación el sólo hecho de que cada niño va a tener una tableta. ¿Para utilizarla cómo? ¿Para hacer qué? ¿En manos de qué equipo? ¿Evaluados de qué manera? Una de las cosas más ingenuas de los dirigentes del distrito de Los Ángeles fue pensar que podían poner filtros a determinados contenidos. Según la prensa de la ciudad, hubo estudiantes que rápidamente se enteraron de cómo hackear sus iPads de 600 euros.

El fracaso de programas masivos de este tipo no debería llevar a tirar la toalla en el uso de las nuevas tecnologías

Por otra parte, el fracaso de programas masivos de este tipo no debería llevar a tirar la toalla en el uso de las nuevas tecnologías. Matt Candler, fundador de la comunidad educativa 4.0 Schools, apuesta por aprovechar las nuevas tecnologías para métodos adaptados a cada niño, personalizados a su evolución. Además, aconseja emprender desde abajo, escuchando a padres, niños yprofesores.

Sólo si se involucra a la comunidad en el buen uso de las herramientas se conseguirán los objetivos que se pretenden. No parece que el camino vaya a ser el reparto masivo de tabletas en todos los colegios sin hacer mucho más. Sin embargo, si se hace de otra manera, nos podemos encontrar con que un colegio como el Padre Coloma, en un barrio de recursos escasos, se consiguen buenos resultados.

Conociendo a la directora, a las profesoras, sabiendo cómo va cada alumno; escalando desde abajo, los grandes contratos pueden acabar mal. También en EEUU. Incluso con el FBI en unas oficinas escolares. Pero allí se investiga e incluso los responsables de un programa que se cree que no ha funcionado, dimiten.

Estamos tan inmersos en nuestras propias corruptelas, tenemos una autocrítica hacia la manera de gestionar el país tan afilada, que a veces no nos damos cuenta de que la mala planificación e incluso la corrupción también suceden en otros sitios. Como el distrito escolar de Los Ángelespor ejemplo, donde ahora se está cuestionando un plan supermillonario para dotar de iPads a 600.000 niños, en colaboración con Pearson.