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Yo ya no veo la tele
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José Mendiola

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Yo ya no veo la tele

Los momentos de reunión ante la tele empiezan a ser poco más que un recuerdo. ¿Por qué plegarse a ella si puedes ver lo que quieras cuando quieras?

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Lo cierto es que lo recuerdo con nostalgia, no sé si por la magia del momento o la añoranza de los que ya no están, pero aquellas noches de viernes eran especiales. Los cinco hermanos arremolinados en torno al televisor esperando la inconfundible melodía del "Un, dos, tres...". Aquellas horas mágicas marcaban el inicio del fin de semana y uno comenzaba a percibir el calor de ese momento desde la atropellada salida del cole.

En aquellos años no existía el zapping, y de hecho, ni siquiera el mando a distancia en muchos hogares. Se encendía el televisor y todos asistíamos atentos a aquel espectáculo tan valioso como escaso. Rescato esta estampa del pasado porque casi cuarenta años más tarde, puedo certificar su defunción: yo ya no veo la tele.

No recuerdo muy bien en qué punto ni en qué momento en el tiempo sucedió, pero un día me liberé de la esclavitud de los horarios, del correr a casa para no perderme una serie o película, y de la violencia de los anuncios. Y no es que me haya convertido en una suerte de eremita que consagra su tiempo a la lectura, sino que ahora he dado la vuelta a esta extraña cadena de mando: antes era la tele la que dictaba mis horarios, y ahora es exactamente al revés: yo elijo lo que quiero ver y cuándo. La nostalgia de la espera en blanco y negro ha dado paso a una nueva situación en la que es el espectador quien dicta lo que le apetece ver y a qué hora.

Netflix, responsable del 30% del tráfico en EEUU

¿Un nuevo orden? Parece que sí, y además global. Nos vamos a fijar para ello en dos datos: En Estados Unidos llevan cierta ventaja en este terreno y en este sentido, el operador de televisión a la carta Netflix cerró 2013 con unos resultados espectaculares, siendo responsable además del 30% del tráfico de internet en aquel país. Por otro lado, Hulu, otro proveedor de televisión bajo demanda estadounidense anunció en diciembre que ya más de la mitad de sus abonados se conectaba exclusivamente desde dispositivos como tablets, móviles o Apple TV. 

Vaya, estos descubrimientos me hicieron sentir menos aislado en mi huida de la tiranía de los horarios, telebasura y demás contenido que nos entra a la fuerza por los ojos. Pero también se percibe el cambio en la calle: son cada vez más los que confiesan que ven exclusivamente el contenido a voluntad y no bajo el sometimiento de la programación. En un momento en el que el tiempo cada vez escasea más ¿por qué estar al pairo de lo que se programe desde una cadena de televisión?

Y lo cierto es que mi desconexión de la programación en directo es real: de cuando en cuando sigo haciendo algo de zapping y la cantidad de canales existentes no ha hecho sino empeorar las cosas. Parece difícil de conseguir, pero uno ya no encuentra nada interesante a lo que aferrarse para un momento de ocio entre semejante volumen de emisiones. Y eso sin hablar de las interminables pausas para la publicidad en las que el volumen se dispara...

Pero hay salida ¿cómo la encontré? En mi caso con tres sencillos dispositivos: el router que está ya presente en la mayoría de los hogares, Apple TV (un pequeño equipo que se conecta al televisor) y un iPad o iPhone. No hace falta nada más.

Youtube, 'apps' de las cadenas, Yomvi...

En cuanto a las fuentes de contenido, mi grata sorpresa fue descubrir que YouTube cuenta muchísimos documentales, películas o especiales como para llenar nuestro primetime particular, pero también que la mayoría de las propias cadenas cuentan con sus respectivas apps que permiten reproducir el contenido en el televisor. En este segundo caso, uno accede al telediario, serie o programa que desee y lo emite a voluntad.

En cuanto a las fuentes de contenido, mi grata sorpresa fue descubrir que YouTube cuenta muchísimos documentales, películas o especiales como para llenar nuestro 'primetime' particular, pero también que la mayoría de las propias cadenas cuentan con sus respectivas 'apps' que permiten reproducir el contenido en el televisor

Pero como apuntamos, lo mejor está aún por llegar y es que Netflix, el operador que está arrasando en Estados Unidos, ha prometido que 2014 será un año de expansión por Europa (ya está presente en el Reino Unido), con lo que cabe soñar que en España logremos acceder a la codiciada tarifa plana de contenido por menos de 10 dólares al mes.

Los que no deseen esperar tanto, tienen a su disposición toda la oferta de la BBC también desde el iPad por un precio similar, y Canal + comenzó a caminar por esta senda mediante Yomvi, pero por sorpresa y de forma unilateral, decidió cancelar la salida del contenido desde el iPad de forma que no se pudiera ver en el televisor para monumental enfado de sus abonados. La app acumula ahora votos negativos y condena de alguna manera a sus abonados a volver al viejo modelo del descodificador o resignarse a ver las películas en la pantalla del tablet.

Mi aventura de consumo de televisión a la carta no tiene vuelta atrás y de hecho seré sin duda uno de los primeros en abonarme en Netflix o algún producto similar tan pronto como esté disponible. Si somos selectivos con lo que comemos... ¿por qué nos resignamos a tragar cualquier cosa que nos pongan en la tele?

Lo cierto es que lo recuerdo con nostalgia, no sé si por la magia del momento o la añoranza de los que ya no están, pero aquellas noches de viernes eran especiales. Los cinco hermanos arremolinados en torno al televisor esperando la inconfundible melodía del "Un, dos, tres...". Aquellas horas mágicas marcaban el inicio del fin de semana y uno comenzaba a percibir el calor de ese momento desde la atropellada salida del cole.