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Apple humilla a la competencia sin enseñar un solo dispositivo
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José Mendiola

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Apple humilla a la competencia sin enseñar un solo dispositivo

Había mucha expectación por lo que Apple iba a presentar en el WWDC. Muchos vaticinaban el desastre, pero la tecnológica ha sabido callarles

Foto: Tim Cook, CEO de Apple, inaugura la WWDC 2014 (EFE)
Tim Cook, CEO de Apple, inaugura la WWDC 2014 (EFE)

La porra del día era sin duda si Apple presentaría o no un avance del esperado iWatch, o de su cacareada entrada en el terreno de la domótica. En este sentido, sobrevolaban las dudas sobre si la firma sería capaz de celebrar un Worldwide Developers Conference con sólo software. Este extremo se asemejaba a presentarse a un ascenso al Himalaya con una mano detrás de otra y sin ningún tipo de pertrechos.

La figura del enigmático Tim Cook seguía de nuevo en entredicho entre un sector de la tecnología que sigue cautivada por el carisma de Steve Jobs. El de Alabama es más frío en las formas y mucho más comedido, aunque no por ello determinante: si con Jobs los gritos se oían de un extremo a otro de la sede de Cupertino, los interminables silencios de Cook y su mirada fría son más que suficientes para espolear a sus subordinados y sacar lo mejor de ellos.

Pues bien, los medios y la presión de la red habían dictado ya sentencia: más le valía a Apple presentarse con toda la cacharrería en el WWDC y sorprender a todos con un nuevo gadget, o aquello se iba al carajo. Los vaticinios de colapso de la firma de Cupertino son ya un clásico, y cualquier cambio de tendencias en su imparable ritmo de ventas es recibido por muchos como el esperado fin de la edad dorada de la firma. Así, algunos analistas rozaron lo grotesco al predecir la desaparición de la firma si no presentaba el iWatch “en 60 días”, mientras que Business Insider apostó por que iOS había perdido ya la batalla frente a Android. Con este caldo de cultivo, uno llegó a la presentación de la firma con cierta ansiedad esperando ver más caracol que salsa. Y no, al contrario.

El WWDC 2014 pasará a la historia como el mayor bofetón que ha propinado Apple a sus rivales, y lo que es más sorprendente, sin presentar un solo dispositivo. Ni un atisbo de reloj inteligente, ni nuevos Mac, ni por descontado una sola mención al previsible nuevo iPhone. Si a uno le dijeran que la firma se presentó en el certamen anunciando únicamente software pensaría en el batacazo monumental, pero curiosamente ha sucedido justo lo contrario: Apple ha demostrado a sus rivales cómo se gestionan eficientemente los diferentes ecosistemas, y lo que es más importante, cómo las plataformas desktop y móvil van acercando sus posiciones de una forma completamente armonizada.

Sí, uno puede decir sin riesgo a equivocarse que la cuota de mercado de OS X e iOS es irrisoria comparada con las plataformas dominantes, pero el equipo de Cook sigue dando la espalda a las grandes cifras para centrarse en lo que ellos consideran fundamental: una elevadísima satisfacción de uso de sus plataformas y, como consecuencia de ello, un ratio de adopción de las nuevas versiones que corta el hipo. Este último dato no es menor, y es que la homogeneidad de los ecosistemas es un elemento crítico para que los desarrolladores puedan dar rienda suelta a su creatividad y programar las mejores apps, haciendo dinero, mucho dinero, con ello.

Digamos que es la pescadilla que se muerde la cola en una escalada creciente en la que la marca y sus clientes se han fusionado en perfecto matrimonio: ecosistemas sólidos, homogéneos (el grueso siempre emplea la última versión) y, como consecuencia de ello, con un creciente número de aplicaciones. En este esquema ganan todos: la firma que ya no sabe qué hacer con todo lo que ingresa, el usuario que saca chispas de sus equipos, y los desarrolladores, que encuentran una fuente sólida de ingresos en una plataforma muy estable.

La esperada fusión de plataformas

Horas antes de la presentación, me entretuve leyendo a Jason Hiner (ZDNet), que proponía una de las teorías que más me llamó la atención sobre lo que podría suceder en el WWDC: la fusión de las plataformas. En la visión del columnista, el próximo movimiento de Apple sería unir tres mundos: salud, smart home y la venta en las tiendas. Hiner acertó en parte con lo planteado, pero se quedó corto: la unión que ha avanzado la firma es la de sus plataformas iOS y OS X en un salto con el que toma todavía más cuerpos de distancia con sus rivales.


Y no, no es un único ecosistema que dé vida a partes iguales a dispositivos móviles y ordenadores: Apple parece haber abandonado a tiempo aquella panacea y propone una aproximación medida y calibrada mediante interesantes funciones que enamorarán al usuario. La firma de la manzana vuelve a fijarse primero en el interés de los propietarios de sus equipos para dar soluciones prácticas a sus problemas, y de una forma completamente intuitiva.

Buen ejemplo de esto es lo que la casa ha bautizado como Continuity, y que consiste en permitir al usuario trabajar en los diferentes equipos sin perder una sola coma de lo hecho en el iPhone, por ejemplo, para continuar en el Mac. La idea es que el usuario se olvide de si tiene un iPad en sus manos o un MacBook, llegando hasta el extremo de que puede atender o efectuar una llamada telefónica (con el número del iPhone) desde cualquier equipo OS X o iOS. Pero la keynote de hoy daba para mucho, y buena prueba de ello son las casi dos horas que la casa ha necesitado para desgranar toda la salsa de lo que calienta en los fogones.

Apple ha repartido estopa a diestro y siniestro, y así ha arremetido contra Dropbox presentando iCloud Drive, el servicio en la nube de la casa, ahora completamente integrado en el sistema: al usuario ya le da igual si está trabajando en local o con datos alojados en un servidor, puesto que los equipos móviles y sobremesa de la casa los mostrarán igual.

La firma no tiene empacho en copiar abiertamente lo que considera útil y presentarlo como una innovación rompedora ante el usuario, y, así, suponemos que los creadores de WhatsApp se habrán sentido un tanto incómodos al comprobar cómo el inocente iMessage ha crecido en funciones de una forma espectacular para convertirse en una seria amenaza dado el elevado número de usuarios de los productos de la firma californiana.

Tampoco ha tenido reparos el equipo de Cook en copiar, por fin, los sistemas de predicción de texto en el teclado de iOS, una de las grandes demandas de los usuarios, y, de paso, permitir que terceros desarrolladores puedan acceder al sistema de manera que sea el usuario el que elija el teclado, y así pueda dar cabida al venerado Swiftkey.

La jornada ha dado muchísimo de sí, pero sobre todo ha servido para mostrar al mundo la potencia de una marca y su indudable salud a la hora de adelantar cómo serán los sistemas operativos del futuro, que, por cierto, fueron presentados ayer. Lo curioso del asunto es que la jornada, al carecer de hardware, es sólo el aperitivo de lo que nos espera en 2014. Al final vamos a tener que creernos lo que vaticinó el CEO de Apple: 2014 se presenta apasionante.

La porra del día era sin duda si Apple presentaría o no un avance del esperado iWatch, o de su cacareada entrada en el terreno de la domótica. En este sentido, sobrevolaban las dudas sobre si la firma sería capaz de celebrar un Worldwide Developers Conference con sólo software. Este extremo se asemejaba a presentarse a un ascenso al Himalaya con una mano detrás de otra y sin ningún tipo de pertrechos.

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