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Flechazo y pasión amorosa: una droga que provoca euforia
Dicen que doña Juana, “la Loca”, y Felipe, “el Hermoso”, sintieron al verse por primera vez una atracción tan arrebatadora que buscaron un sacerdote que les
Dicen que doña Juana, “la Loca”, y Felipe, “el Hermoso”, sintieron al verse por primera vez una atracción tan arrebatadora que buscaron un sacerdote que les casara en el momento y poder así dar rienda suelta a la pasión. Pero, ¿existe de verdad el flechazo? ¿Por qué unas personas lo sienten y otros no? ¿Son más felices los que lo vivieron? ¿Duran más las parejas que se enamoran poco a poco?
Hoy en día numerosas investigaciones se centran en el estudio de las emociones humanas. Muchas tratan de comprender las bases que activan y determinan el amor y la pasión: emociones plenamente ligadas al ser humano. Pero que todavía hoy siguen siendo un enigma para muchos. Pero si el amor es difícil de entender, ¿qué no decir del flechazo? ¿Cómo explicar una corriente pasional de tal calibre?
Pero, ¿qué es el flechazo? Es una atracción intensa, pasional y arrebatada hacia alguien, que altera bruscamente el funcionamiento orgánico, emocional y cognitivo de la persona y genera un bienestar intenso en presencia (e incluso en ausencia) de aquel que provoca tales emociones. Estar junto a esa persona se convierte en necesidad y en su principal deseo. Lógico. Su compañía aumenta la relajación y reduce la tensión. Es una experiencia plena, embriagadora. Por ello, muchos crean un mundo propio alrededor de esa pasión.
Y todo esto, ¿por qué sucede? ¿Puede la ciencia explicarlo? Cada vez vamos sabiendo más. Pero aún queda mucho. Lo que hoy parece claro es que el enamoramiento no nace en el corazón.
Stefanie Ortigue, profesora de psicología en la Universidad de Syracuse, demostró que muchos de los síntomas que se experimentan al estar enamorado como la aceleración del pulso, el hormigueo en el estómago, el sudor… tienen su origen en el cerebro.
En octubre de 2010 presentó un estudio en el que se demostraba que el sentimiento amoroso es amplio y complejo. Activa doce áreas cerebrales que actúan conjuntamente y liberan grandes cantidades de dopamina, oxitocina y adrenalina. Igual que muchas drogas. Y como sucede con ellas, generan una potente sensación de euforia.
En una primera fase, el cerebro emocional y el racional tienen dificultad para funcionar coordinadamente
Otros estudios han podido demostrar que por efecto de estas sustancias también se altera el funcionamiento cognitivo e, incluso, la percepción de malestar físico. Las áreas del cerebro activadas por el amor intenso son las mismas que activan los fármacos para reducir el dolor. Muchos lo sospechábamos, el amor es una droga.
Pero en el estudio de Ortigue se demostró algo más. Al visualizar a la persona amada se produce una eclosión de respuestas biológicas en apenas 0,5 segundos. La reacción es casi automática. Tanto que en una primera fase, el cerebro emocional y el racional tienen dificultad para funcionar coordinadamente. Inicialmente, tenderá a ganar el primero, que regirá las percepciones, por supuesto, con errores. Poco a poco el cerebro “más sensato”, el neocórtex tomará parte cada vez un papel más activo en los procesos del amor.
Otros investigadores hallaron que la proteína NGF (implicada en el crecimiento nervioso) juega un papel destacado en la química del ‘amor a primera vista’. Se ha comprobado como ésta se incrementa de manera notable en las parejas que se acababan de enamorar.
Así que como dice la misma Ortigue “es hora de dar al cerebro el lugar que le corresponde en la aparición del amor”. Es este un proceso complejo que se activa con mucha rapidez, está repleto de procesos químicos que involucran un alto número de áreas cerebrales.
Pero algunos pensarán: ¿por qué intentar encontrar el sustrato fisiológico en el amor? ¿Por qué no conformarnos con vivir ese sentimiento sin más, aunque no lo comprendamos?
Muchos de los que investigaron sobre el tema dieron su visión. Gracias a entender cómo surge el amor podremos desarrollar métodos más efectivos para combatir el sufrimiento que tantas veces produce. Paliar el dolor es uno de los principales retos de la ciencia y la investigación moderna
¿Cuánto dura la pasión?
La plenitud y estabilidad no depende de la velocidad y pasión con la que se gestó ese sentimiento
Según los expertos la pasión ciega cede entre los 18 a 36 meses. Entonces el cerebro racional empezará a ganar puestos al cerebro emocional. Percibiremos con más claridad a la persona amada. Para muchos, sus días de pareja estarán contados… Pero otros, antes de que la pasión deje de llenarlo todo, habrán logrado desarrollar bases que permitirán que la pareja perdure: complicidad, afecto, amistad… Esos tendrán un futuro.
Por todo ello, los especialistas coinciden al señalar que para que una relación sobreviva es imprescindible la dedicación. Quizás por eso, en un mundo marcado por el placer y lo inmediato, las relaciones de pareja cada vez duran menos. Sólo lo que se mantiene la pasión. Trabajar las emociones... en el fondo, nos sigue costando muchísimo.
Así que si el amor no surge del flechazo, no pasa nada. Parece demostrado que la plenitud y estabilidad de la pareja no depende en absoluto de la velocidad y pasión con la que se gestó ese sentimiento.
En el flechazo hay mucho de mito, aunque está claro que existe. Felipe y Juana lo vivieron. Aunque los dos fracasaron. A Felipe se le acabó pronto el arrebato amoroso. A Juana le duró hasta que murió 48 años después de su marido, pero acabó “loca”. Quizás ya lo estaba mucho tiempo antes. El flechazo a ellos, como a tantos otros, no les valió para nada…
Dicen que doña Juana, “la Loca”, y Felipe, “el Hermoso”, sintieron al verse por primera vez una atracción tan arrebatadora que buscaron un sacerdote que les casara en el momento y poder así dar rienda suelta a la pasión. Pero, ¿existe de verdad el flechazo? ¿Por qué unas personas lo sienten y otros no? ¿Son más felices los que lo vivieron? ¿Duran más las parejas que se enamoran poco a poco?