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El amor de los padres potencia el desarrollo cerebral infantil
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Rocío Mayoral

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El amor de los padres potencia el desarrollo cerebral infantil

La ciencia acaba de confirmar algo: El amor de los padres es fundamental en la vida de un niño. Bueno. Eso ya lo sabíamos, pensarán algunos.

La ciencia acaba de confirmar algo: El amor de los padres es fundamental en la vida de un niño. Bueno. Eso ya lo sabíamos, pensarán algunos.

Seguramente tengan razón. Pero la investigación acaba de ofrecernos pruebas concluyentes de que los efectos de ese amor son mucho más importantes de lo que jamás hubiésemos podido imaginar.

Acabamos de conocer que los niños que en sus primeros años de vida tienen la suerte de contar con el amor explícito de sus padres muestran mejor desarrollo cerebral. Poseen más estabilidad afectiva y menos síntomas de depresión que otros que no tuvieron su cariño  durante este periodo tan crucial. 

Realmente, siempre hemos tenido claro que crecer en un ambiente acogedor y con el apoyo de éstos, aporta grandes beneficios al desarrollo infantil. Y por si había alguna duda, en los últimos años numerosos estudios han demostrado, entre otras cosas, que los niños que crecen en un ambiente familiar favorable gozan de un desarrollo más saludable, poseen un mejor rendimiento escolar, mejores habilidades adaptativas y mayor equilibrio emocional.

Desarrollo del hipocampo

Pero a pesar de todo, hasta ahora ninguna investigación había logrado demostrar que la forma de querer a los hijos es capaz de provocar en ellos también cambios anatómicos.

Ha sido un grupo de científicos de la Universidad de Washington (EE.UU.), el que finalmente lo ha conseguido. Han demostrado que poseer padres cariñosos favorece el desarrollo de un área concreta del cerebro: el hipocampo, estructura cerebral crucial en el aprendizaje, la memoria y la respuesta emocional al estrés. Este resultado es sorprendente y sumamente importante.

No basta con estar presentes, es fundamental que la interacción con los pequeños sea favorable

Para este estudio se tomó una muestra muy amplia de niños. Se analizaron los modelos de relación madre-hijo tras ponerles en una situación de estrés. Se realizaron escáneres cerebrales a los pequeños. Estos se repitieron 4 años después. Las imágenes revelaron que aquellos que habían sido cuidados por madres con un estilo paciente y con manifestaciones de afecto frecuentes y explícitas, habían desarrollado un hipocampo casi un 10% más grande que los niños que tuvieron poco contacto con ellas o un modelo de relación poco afectuosa.

Esta investigación tiene gran trascendencia. Es la primera que aporta evidencias científicas que confirman la importancia que tiene que sean los propios padres los que se encarguen del cuidado de los hijos. Al menos en su periodo de crianza.

La importancia del modelo familiar

Pero además confirma algo que también sabíamos. No basta únicamente con estar presentes. Es fundamental que la interacción con los pequeños sea favorable. Se ha demostrado que el cariño explícito favorece en gran manera su desarrollo emocional, cognitivo y …¡cerebral!

Los estudios dejan poco lugar a la duda. El cariño y la presencia de los padres en este periodo de la vida tienen un impacto crucial en el desarrollo posterior del niño.

Todas las investigaciones confirman que la atención parental positiva favorece poderosamente el desarrollo

Así que una vez más nos vemos obligados a plantearnos. ¿Es suficiente el tiempo de dedicamos al cuidado y la educación de nuestros hijos?

La propia ciencia justifica la importancia de recuperar un modelo familiar donde sean los propios padres los que se encarguen de atenderles. Sobre todo cuando son pequeños. Es en esa etapa cuando se produce un gran desarrollo no solo su cerebro, también de su personalidad, hábitos, capacidades y habilidades adaptativas. Todos los estudios confirman que la atención parental positiva favorece poderosamente el desarrollo de estos ámbitos.

¡Ya lo hacen en el colegio!

Entonces ¿qué hacer? Con los tiempos que corren, ¿pedimos una baja o una reducción de jornada? Muchos padres conviven a diario con la culpa. Pero la investigación también aporta bases para cierta calma. Se ha demostrado que lo que importa realmente, es la calidad, no tanto la cantidad. Para muchos, es un alivio tener pruebas de ello.

“Pero ¿es posible ofrecer mucha calidad cuando llegamos a casa a las 7 y antes de acostar a los niños a las 9 hemos de batallar con deberes, bañarles, hacer la cena y acostarles?... No me salen las cuentas”. Este comentario me lo ha hecho una madre esta semana. Es cierto. Hay muchos padres “pesarosos” que lo intentan pero no llegan. Aunque no nos engañemos. Todavía hay otros muchos que no consideran crucial llegar tarde a casa, dedicar poco tiempo a los hijos o casi no jugar con ellos. ¡Ya lo hacen en el cole! Siempre el cole. A ellos especialmente van dedicados estudios como éste.

Estamos permanentemente ocupados, pero el instinto paternal y el amor a los hijos casi siempre prevalece

Pero por suerte, serán sus propios hijos los que se lo pondrán difícil. Ellos, que nada saben de neurociencias, siempre estarán ahí para presionar. Según se recoge en un libro de anécdotas infantiles un niño de 5 años dijo a su progenitor “¿Juegas conmigo?”. Éste muy cansado respondió: “Es que me duele la cabeza”: ¿Alguien cree que el niño se conformó? Por supuesto que no. Siguió insistiendo y dijo de nuevo: “No pasa nada. Puedes jugar con las manos”…  ¿Alguien diría que el padre al final no jugó?

Nadie, porque ¿Quién no tiene una anécdota parecida con sus hijos?

Pero en el fondo son tiempos difíciles para la familia. Gozamos de poco tiempo para estar juntos y disfrutar. Mucho trabajo, muchos deberes,… Pero el instinto paternal y el amor a los hijos casi siempre prevalece. ¿Cómo lo hacemos?... Quién sabe. Pero algo está claro. Estudios como éste nos dan aún más argumentos para seguir intentándolo. 

La ciencia acaba de confirmar algo: El amor de los padres es fundamental en la vida de un niño. Bueno. Eso ya lo sabíamos, pensarán algunos.