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Una estimulante estrategia de cambio

“Dios” creo el mundo y “Tú” puedes cambiar la tierra. La idea de un Todo poderoso capaz de crear ha acompañado  al hombre a lo largo

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Una estimulante estrategia de cambio

“Dios” creo el mundo y “Tú” puedes cambiar la tierra. La idea de un Todo poderoso capaz de crear ha acompañado  al hombre a lo largo de toda la historia de la humanidad, pero la idea de la capacidad del ser humano para introducir cambios y evolucionar, no es sólo una idea, es un hecho. La experiencia cotidiana que vivimos está tan cerca de nosotros que podemos tocarla y cambiarla. A veces ni siquiera hace falta rozarla, basta con que cambiemos el punto de vista. Contemplar un hecho desde ángulos distintos, fragmentando, superponiendo, yuxtaponiendo, y verlo todo a la vez al mismo tiempo para entender, es una posible y estimulante estrategia de cambio. Esto que parece sencillo y mágico no siempre es fácil llevarlo a la práctica. La psicología ayuda a entrenar esta estrategia, aquí la comparamos en el Arte y en la Vida.

En el arte de la pintura Cézanne a principios del S.XX buscó estructuras subyacentes en todas sus creaciones, buscaba no la impresión fugaz, como los impresionistas, sino la permanente. Buscaba la esencia, en ocasiones pintando objetos desde distintos puntos de vista simultáneamente para representarlo por entero en lienzos planos. Este hacer influyó en Picasso quien en 1907 pintó Les Demoiselles d'Avignon, cinco figuras femeninas distorsionadas, calificada por muchos como la primera pintura moderna. Incorporando las ideas de Cézanne, Picasso realzó la bidimensionalidad del lienzo, fragmentó y fracturó las figuras, pintó aspectos de ellas desde diferentes ángulos, desde varios puntos de vista sobre un mismo lienzo. Así surgió el cubismo: pintar objetos desde distintos puntos de vista para representar un todo. Fue secundado por Braque, Juan Gris y muchos más. También escultores empezaron a esculpir obras cubistas que exigían contemplarse desde todos los ángulos para entenderlas en su globalidad.

Pero no siempre hacemos esto, las personas en muchas ocasiones, como en el cine, solemos enfocar la cámara hacia un único punto.

El cine nos ha dado oportunidades para aprender a desfocalizar y mirar al otro para entender¿Dónde quiero enfocar y qué quiero contar? Se pregunta el director de cine y nosotros, narradores de nuestra vida, nos preguntamos ¿qué quiero enfocar, qué me cuento o quiero contarme a mí mismo, respecto a los hechos que observo, narro o de los que soy protagonista? Es posible que focalicemos tanto que perdemos de vista el entorno, incluso el contexto, como ocurre con esa gota de leche fotografiada por Harold Edgerton que a pesar de la cercanía del fenómeno, se convierte para el observador en una realidad ni siquiera sospechada. Para focalizar se requiere un tiempo para percibir y transmitir al cerebro la imagen de lo que vemos. Focalizar nos permite vislumbrar lo que ocurre pero, al mismo tiempo, al estar tan cerca perdemos la perspectiva del todo que está sucediendo. Lo mismo ocurre con el primerísimo primer plano en el cine que dota de un gran significado a la imagen y que se corresponde con una distancia íntima, ya que muestra confidencia e intimidad del personaje. Un ejemplo sería Sergio Leone en la Trilogía del dólar que estableció este particular tamaño de campo. O el plano detalle que enfoca y enfatiza algún elemento de la realidad destacando algún detalle que de otra forma pasaría desapercibido, y permite así captar la atención y mayor fijación al espectador. ¿Y esto no es similar a cuando somos espectadores de nuestras propias experiencias y enfocamos un primerísimo primer plano de algo que nos sucede?

Pero el cine también nos ha dado oportunidades para aprender a desfocalizar y mirar al otro para entender. En ocasiones con intercambio de papeles y cuerpos como el que sufren Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan en Ponte en mi lugar (2003) con el que ambas protagonista entendieron y aprendieron la difícil situación y comprendieron mejor desde la perspectiva de la otra persona. Este intercambio de cuerpos para aprender a ponerse en el lugar del otro y entender el punto de vista del otro también, siguiendo con la comedia, lo vimos en Ponte en mi lugar… pero no tanto (1997) o en Dos veces yo (1984) con Lily Tomlin y Steve Martin. 

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Otra forma de mostrar otro punto de vista en el cine es cuando nos enseña el esfuerzo que hace una persona para poder desempeñar el papel de otra y al mismo tiempo aprender de sí misma, como le ocurre  a Dustin Hoffman en el papel principal de Tootsie, película dirigida por Sydney Pollack en 1982 galardonada con premios en EEUU e internacionales. En 1998 fue incluida en el Nacional Film Registry de la Biblioteca del Congreso de EEUU por ser considerada «cultural, histórica o estéticamente significativa». O sin esfuerzo de los personajes sino del espectador como Mulholland Drive de D. Lynch, historia y personajes desde varios ángulos.

Otro ejemplo, sin género fantástico, ni técnicas teatrales, es la película The Doctor (1991) dirigida por Randa Haines e interpretada por Wiliam Hurt en el papel de un médico brillante, pero frío, distante y deshumanizado, diagnosticado de una enfermedad que le convierte en un paciente común dentro de su propio hospital. En este caso el convertirse en paciente, el dolor visto en primera persona le humaniza, le descubre la importancia de los sentimientos y de las relaciones y le da una oportunidad de modificar su punto de vista como médico hacia los pacientes, convirtiéndose en la historia de un concreto, imperfecto y fascinante ser humano.

El artista se esmera en observar y analizar diversos puntos de vista para entender el Todo e introducir cambiosTambién la literatura, desde el punto de vista del extrañamiento, nos ha ofrecido la posibilidad de mirarnos a nosotros mismos desde los ojos de un tercero. El coloquio de los perros, es una de las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes. Desde el punto de vista de unos perros, Cipión y Berganza, Cervantes cuestiona algunos de los presupuestos y técnicas de la picaresca, reflexionando sobre la humildad, libertad o ambición. Ahora la Compañía Nacional de Teatro en coproducción con Els Joglars presenta El Coloquio de los perros con la dramaturgia de A. Boadella, M. Cabanas y R. Fontserè y la dirección de este último. Con una adaptación libre de la obra nos ofrece, desde el punto de vista de dos perros callejeros la naturaleza y conducta humana, y el refocilarnos con su buen entendimiento. Otro ejemplo en esta línea es Sin noticias de Gurb, novela de Eduardo Mendoza, en la que nos vemos los seres humanos  desde el punto de vista de un extraterrestre recién llegado a la Tierra.

En estos días se presenta en el Museo ICO dos exposiciones complementarias, que desde distintas ópticas documentan la arquitectura y el urbanismo de la última década en España. Spain mon amour —presentada en la reciente Bienal de Venecia— ofrece un recorrido por la última arquitectura explicada a los visitantes por estudiantes que sostienen maquetas, celebrando la calidad arquitectónica y a la vez transmitiendo las inquietudes y esperanzas de los más jóvenes arquitectos. Mientras que Ruinas modernas es un inventario fotográfico de urbanizaciones abandonadas. Las dos muestras simultáneas proponen una mirada reflexiva sobre los logros y las lacras de este tiempo acelerado, explica su comisario Luis Fernández-Galiano. Dos puntos de vista, dos tiempos (pasado y futuro), dos formas de hacer que nos plantean y recuerdan cómo y dónde queremos enfocar nuestro presente.

Desde la pintura, el cine, el teatro, la literatura o la arquitectura, el artista se ha esmerado en observar y analizar diversos puntos de vista para entender el Todo e introducir cambios. Nosotros, en nuestra vida cotidiana, con la ayuda de la psicología y sus estrategias, también podemos hacerlo. La cuestión es ¿Queremos hacerlo? ¿Comprenderemos mejor el Todo y a nosotros mismos?

“Dios” creo el mundo y “Tú” puedes cambiar la tierra. La idea de un Todo poderoso capaz de crear ha acompañado  al hombre a lo largo de toda la historia de la humanidad, pero la idea de la capacidad del ser humano para introducir cambios y evolucionar, no es sólo una idea, es un hecho. La experiencia cotidiana que vivimos está tan cerca de nosotros que podemos tocarla y cambiarla. A veces ni siquiera hace falta rozarla, basta con que cambiemos el punto de vista. Contemplar un hecho desde ángulos distintos, fragmentando, superponiendo, yuxtaponiendo, y verlo todo a la vez al mismo tiempo para entender, es una posible y estimulante estrategia de cambio. Esto que parece sencillo y mágico no siempre es fácil llevarlo a la práctica. La psicología ayuda a entrenar esta estrategia, aquí la comparamos en el Arte y en la Vida.