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"Estoy desesperado: mi jefe es intratable, me humilla y su ánimo cambia constantemente"
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Luis Muiño

El consultorio psicológico del siglo XXI

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"Estoy desesperado: mi jefe es intratable, me humilla y su ánimo cambia constantemente"

Un lector nos explica que lo está pasando fatal en su puesto laboral por la actitud de su superior y se pregunta si el problema no lo tendrá él. Esta es la respuesta del experto

Foto: ¿Por qué siempre yo? (iStock)
¿Por qué siempre yo? (iStock)

Un lector nos trasmite su preocupación: "Siempre he estado a gusto en mi trabajo. Me dedico a temas informáticos desde hace veinte años. En mi generación se valoraba mucho a los expertos. Y mi trabajo era una fuente de satisfacción. He ido adquiriendo una posición buena dentro de mi empresa, con un buen sueldo. Pero llevo dos años realmente desesperado. Tengo un jefe de proyecto intratable. Su actitud es continuamente hostil. Cree ser el único recurso importante de la empresa y planifica de repente cosas imposibles. Y luego nos echa en cara que no consigamos llevarlas a cabo. Pero luego vende nuestros logros como suyos. A menudo me humilla públicamente delante de los compañeros. Su estado de ánimo cambia continuamente. No sé lo que quiere y me ha llegado a gritar por hacer algo que me había pedido él que hiciera. Lo que me preocupa es que estoy obsesionado con él. Ir a trabajar se ha convertido en un suplicio. Solo desconecto un poco los fines de semana. Pero cuando se acerca el lunes ya me amargo. Sé que el problema es mío y tengo que cambiar de actitud. Intento buscar una actitud más positiva porque sé que es lo que tengo que hacer. Pero no soy capaz".

¿Estás seguro de que "tienes que buscar una actitud más positiva"? En su ensayo 'Los libros de autoayuda ¡Vaya timo!', el psicólogo Eparquio Delgado nos recuerda que estamos rodeados de charlatanes empeñados en convencernos de que todos nuestros problemas están causados por nuestra forma de ser. Es una hipótesis irracional que, como comenté en otro artículo de este consultorio, lleva a demasiadas personas a sentirse culpables de fenómenos que no están bajo su control. Por eso te voy a sugerir una teoría alternativa. A ver qué te parece…

Su falta de empatía le permite tomar decisiones frías. Su encanto superficial le sirve para tener un trato agradable en las primeras impresiones

Clive Boddy, profesor de la Universidad de Middlesex, es uno de los muchos analistas que afirman que la crisis económica ha potenciado la figura del "Jefe Abusador". Su "Teoría de la Psicopatía Corporativa" conjetura que en tiempos de despidos y pérdida de derechos sociales, el perfil psicopático resulta muy útil para las empresas. Es algo que ha ocurrido en muchos ámbitos: política, abogacía, medios de comunicación, tecnología… ¿Puede que la persona que te obsesiona sea uno de estos explotadores?

Para tratar de averiguarlo, te recomiendo echar un vistazo a la lista de rasgos psicopáticos que elaboró Robert Hare, profesor de la Universidad de British Columbia. Verás que menciona algunas características que aparecen en tu email: necesidad de demostrar su control sobre las personas, decisiones impulsivas y poco realistas que os llevan a fracasar en los objetivos, tendencia a culpar a los demás de esas decepciones, prepotencia y narcisismo… Es fácil ver que esas peculiaridades le hacen muy útil para tu organización a corto plazo. Su falta de empatía, por ejemplo, le permite tomar decisiones frías basadas en objetivos materiales. Su encanto superficial le sirve para tener un trato agradable ideal en las primeras impresiones: le caerá bien a un montón de personas pero "no se casará con nadie", una combinación perfecta en el mundo de los negocios. Y su narcisismo les permite creer que las normas morales están hechas para los demás e infringir la ley si es útil para sus objetivos.

Te doy un último dato para la reflexión. En el año 2010, Robert Hare publicó junto con Paul Babiak el resultado de un estudio realizado entre centenares de directivos de grandes empresas. Los datos eran inquietantes: el 4% de los jefes de equipo y directores ejecutivos mostraban tendencias psicopáticas. La cifra multiplica por cuatro el porcentaje habitual en el resto de trabajadores. A partir de los resultados de este estudio, estos investigadores publicaron un libro ('Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work') en el que advertían contra el peligro de estos manipuladores potenciados por sus organizaciones.

placeholder Se pilla antes a un déspota que a un cojo. (iStock)
Se pilla antes a un déspota que a un cojo. (iStock)

Cifras similares se han repetido posteriormente. Por ejemplo, una investigación de la universidad australiana de Bond concluía que uno de cada cinco CEOs posee rasgos psicopáticos clínicamente significativos (imposibilidad de empatizar, abuso de la mentira y superficialidad de las relaciones, crueldad sin remordimiento, historial violento, etc.) Nathan Brookes, director de la investigación, comentaba que se trata de variables detectables con cualquier pequeño test de personalidad. Pero en algunos casos no se identificaron porque los responsables de la selección no preguntaron por esos temas en la entrevista de selección. En otras ocasiones, el descuido fue deliberado: se determinó el patrón, pero fue considerado "adaptativo para el desempeño laboral en puestos de liderazgo".

Te ofrezco este punto de vista alternativo para que valores la posibilidad de entender lo que te está ocurriendo como producto de unas circunstancias injustas. Y dejes de verlo como un problema ocasionado por tu actitud. No lo tomes como algo personal: tú no eres el causante del auge de los psicópatas corporativos. Si estás de acuerdo con ese cambio de enfoque, estarás dando el primer paso para cambiar culpabilidad por responsabilidad. Albert Ellis, uno de los psicoterapeutas que más profundizó en estos temas, explicaba por qué la primera sensación es poco adaptativa: sintiéndote culpable por no responder a las demandas de una relación tóxica impuesta por un problema social solo consigues frustrarte. Sin embargo, la responsabilidad si es nutritiva, porque te llevará a recuperar tu sana vida laboral y conseguirás salir del bache.

Recuperar las riendas, reconectar con la sensación de que tú decides por ti mismo, es tu primera tarea. El psicólogo Robert Cialdini, profesor de la Universidad Estatal de Arizona, es uno de los grandes investigadores de las técnicas de manipulación de personajes como tu jefe. Él insiste en que hay un objetivo general en todas las tácticas que usan los directivos déspotas, que es arrebatar la sensación de control interno de las personas que tienen a su cargo. Lo que trasmites en tu carta es reactividad: tú respondes a sus maniobras, nunca eres proactivo. Desde esa dinámica él tiene el poder. Por eso te sugiero que empieces a tomar la iniciativa.

Los bandazos en la estrategia, la represión de la iniciativa y la dificultad para aprender de los errores de esos sujetos aceleran su decadencia

Recuerda que no son todopoderosos. Muchas investigaciones muestran la caducidad de los jefes abusadores. Tienen "obsolescencia programada" porque las consecuencias de sus tácticas a medio plazo no favorecen a las empresas. El citado Clive Boddy desarrolló un estudio longitudinal para estudiar los efectos de la contratación de CEOs con perfil "Triada del Mal" (psicopatía, narcisismo y maquiavelismo). El resultado fue que esas características fueron enturbiando el clima laboral con los años. Los bandazos en la estrategia, la represión de la iniciativa por necesidad de control y la dificultad para aprender de los errores característicos de esos sujetos aceleraron su decadencia dentro de la empresa. Aprovecha estos puntos débiles si crees que está entrando en la fase de decadencia.

Pero si no es así también te sugiero que valores todas las alternativas. Explora posibilidades para cambiar de área o de empresa. Si el cambio es posible, renuncia a tu orgullo. No minusvalores el daño psicológico que causa un jefe como el tuyo. Quizás te merezca la pena renunciar a lo que tenías para reconstruirte nuevamente. Sancho lo advertía sabiamente en 'Don Quijote de la Mancha': "El retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana". Piensa en ti mismo: solo el ejército que se repliega puede ganar la siguiente batalla.

Algunas características del psicópata

Según la escala de Robert Hare y observables en el mundo laboral
-Falta de remordimiento por las consecuencias de sus actos
-Locuacidad, encanto superficial
-Egocentrismo y sensación exagerada de valía personal
-Propensión al aburrimiento y baja tolerancia a la frustración
-Mentira patológica y tendencia a decepcionar a los que le rodean
-Autocontrol constante de la conducta y el lenguaje: falta de sinceridad
-Escasa profundidad en los sentimientos
-Insensibilidad y falta de empatía
-Estilo de vida parásito
-Tendencia a la ira y falta de control conductual
-Falta de metas realistas a largo plazo
-Impulsividad
-Facilidad para cometer pequeñas infracciones continuas de la ley

Un lector nos trasmite su preocupación: "Siempre he estado a gusto en mi trabajo. Me dedico a temas informáticos desde hace veinte años. En mi generación se valoraba mucho a los expertos. Y mi trabajo era una fuente de satisfacción. He ido adquiriendo una posición buena dentro de mi empresa, con un buen sueldo. Pero llevo dos años realmente desesperado. Tengo un jefe de proyecto intratable. Su actitud es continuamente hostil. Cree ser el único recurso importante de la empresa y planifica de repente cosas imposibles. Y luego nos echa en cara que no consigamos llevarlas a cabo. Pero luego vende nuestros logros como suyos. A menudo me humilla públicamente delante de los compañeros. Su estado de ánimo cambia continuamente. No sé lo que quiere y me ha llegado a gritar por hacer algo que me había pedido él que hiciera. Lo que me preocupa es que estoy obsesionado con él. Ir a trabajar se ha convertido en un suplicio. Solo desconecto un poco los fines de semana. Pero cuando se acerca el lunes ya me amargo. Sé que el problema es mío y tengo que cambiar de actitud. Intento buscar una actitud más positiva porque sé que es lo que tengo que hacer. Pero no soy capaz".

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