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La española a la que han echado de 'Bunga Bunga Securities' por ser mujer
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Héctor G. Barnés

Empecemos por los principios

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Héctor G. Barnés

La española a la que han echado de 'Bunga Bunga Securities' por ser mujer

La teoría dice que la igualdad laboral entre hombres y mujeres, después de siglos de lucha, está prácticamente conseguida. Pero la práctica es muy diferente y

Foto: La española a la que han echado de 'Bunga Bunga Securities' por ser mujer
La española a la que han echado de 'Bunga Bunga Securities' por ser mujer

La teoría dice que la igualdad laboral entre hombres y mujeres, después de siglos de lucha, está prácticamente conseguida. Pero la práctica es muy diferente y cada poco tiempo aparece en la prensa algún preocupante caso que desmiente dicha visión optimista. Tanto más, cuando al sexismo hay que añadirle unas gotas de racismo. Es lo ocurrido con la española Isabel Sitz, antigua trabajadora de una importante compañía de la City londinense, que ha denunciado que la discriminación por razones de sexo terminó con su carrera en un banco de inversiones llamado Oppenheimer Europe, a los que ha demandado. La trabajadora, de 42 años, señala que el sexismo y el racismo fueron las razones por las que fue expulsada de la empresa el pasado junio, y así lo ha explicado en los tribunales ingleses esta misma semana.

Sitz, que cobraba 95.000 libras anuales (unos 110.000 euros), ha señalado en el juicio que su último jefe, Max Lami, la dejó al margen y comenzó a entregar los mejores trabajos a “sus chicos”. Además, añadió que sus compañeros se referían a la compañía en ocasiones como “Bunga Bunga Securities”, ya que solían compararla con las célebres fiestas sexuales celebradas por el ex Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi. La trabajadora manifestó que, para su sorpresa, se trataba de un concepto que aparecía con frecuencia en los correos electrónicos de la compañía. “Había muchos comentarios sobre el bunga bunga, eran continuos. El bunga bunga se refiere a las fiestas eróticas con favores sexuales que las mujeres ofrecen a los hombres, lo que para mí era degradante”. Al principio, la encargada de las inversiones en Estados Unidos no daba crédito a lo que estaba viendo, pero pronto descubrió que se trataba de algo habitual en la firma.

Una amenaza para los hombres

Sin embargo, el trato machista no fue la principal razón por la que abandonó la firma, sino porque según ella, su salida allanaba el camino para los varones de la empresa, que se sentían amenazados por su presencia y nivel de responsabilidad. “Amenazaba a los hombres. Creo que se sentían amenazados por … No me gusta que me atropellen. Esto es a lo que una mujer tiene que enfrentarse en la City”. Sitz indicó que en una ocasión su jefe le había dicho “Isabel, no entiendo por qué mi mujer trabaja. Yo soy el que lleva el dinero a casa”. Además, la trabajadora relató ante el tribunal de qué manera había comenzado a maltratar a una compañera llamada Nadia, a la que gritaba continuamente, ejemplo que siguieron los otros hombres de la oficina hasta que la trabajadora se vio obligada a comer sola en la cocina.

Las mujeres han conseguido ganar mucho terreno durante las últimas décadas, pero queda camino por recorrerSitz también alude a un problema “cultural” para explicar los problemas que tuvo que afrontar en la firma. Según afirmó durante el juicio, le dijeron que no pertenecía a la cultura inglesa (de ahí las acusaciones de racismo) y que su jefe Robert Van Der Bergh le había retirado las cuentas irlandesas para entregárselas a un compañero puesto que, de esa manera, podría ir con ellos a los partidos de rugby. “Llamó a los irlandeses una panda de mentirosos, timadores que lo único que hacían era desperdiciar su tiempo. Después explicó que en Irlanda todo tiene que ver con el rugby y beber cerveza, así que pensó que deberían retirarme de las cuentas irlandesas y que deberían dárselas al señor Todman para que los pudiese llevar a partidos de rugby”, explicó la ejecutiva.

En Wall Street Women (Duke University Press), Melissa S. Fisher explicaba cómo las mujeres habían conseguido hacerse poco a poco un hueco en el complicado mundo de las finanzas, y al mismo tiempo, advertía de que quedaba mucho camino por recorrer. De ser cierto lo que ha contado Isabel Sitz ante el Tribunal Laboral del Centro de Londres, las cosas están aún peor de lo que pensábamos, y el camino es mucho más largo (y polvoriento) de lo que cabría esperar.

La teoría dice que la igualdad laboral entre hombres y mujeres, después de siglos de lucha, está prácticamente conseguida. Pero la práctica es muy diferente y cada poco tiempo aparece en la prensa algún preocupante caso que desmiente dicha visión optimista. Tanto más, cuando al sexismo hay que añadirle unas gotas de racismo. Es lo ocurrido con la española Isabel Sitz, antigua trabajadora de una importante compañía de la City londinense, que ha denunciado que la discriminación por razones de sexo terminó con su carrera en un banco de inversiones llamado Oppenheimer Europe, a los que ha demandado. La trabajadora, de 42 años, señala que el sexismo y el racismo fueron las razones por las que fue expulsada de la empresa el pasado junio, y así lo ha explicado en los tribunales ingleses esta misma semana.