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El sorprendente efecto Pigmalión o cuánto esperamos de los demás
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Mario Alonso Puig

Empecemos por los principios

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Mario Alonso Puig

El sorprendente efecto Pigmalión o cuánto esperamos de los demás

Las expectativas son creencias profundas que las personas tenemos sobre las posibilidades, sobre el potencial que otros seres humanos o nosotros mismos poseemos. Cuando creemos que

Las expectativas son creencias profundas que las personas tenemos sobre las posibilidades, sobre el potencial que otros seres humanos o nosotros mismos poseemos. Cuando creemos que existe algo de un valor extraordinario, surge de forma natural el deseo ardiente de hacerlo surgir. Su importancia en el mundo de la educación es bien patente. Cuando se espera lo mejor de un niño y se le sabe transmitir ese sentimiento de tal manera que lo capte, qué raro es que salgamos defraudados. Sin embargo, cuando esperamos poco o nada del niño, con qué facilidad le anulamos.

Hace unos años, el profesor Rosenthal, catedrático de Psicología de la Universidad de Harvard, hizo un controvertido estudio para ver hasta qué punto las expectativas que tenemos acerca de los demás influyen en su desempeño. El Dr. Rosenthal, con el beneplácito del director de un colegio de Massachusetts y de los padres de los alumnos que iban a ir a ese colegio, les catalogó al azar como estudiantes de gran potencial o como estudiantes de escaso potencial. A los nuevos profesores de esos chicos se les comunicó cuáles eran los estudiantes de gran potencial y cuáles los de escaso potencial. Ninguno de dichos profesores sospechaba que estaban formando parte de un “experimento educativo” y que la potencialidad de los niños se había decidido por puro azar.

El efecto Pigmalión

El resultado fue que aquellos estudiantes catalogados como de gran potencial consiguieron muy buenos resultados académicos, mientras que los catalogados como de escaso potencial consiguieron pobres resultados. Lo sorprendente fue que algunos de los jóvenes que habían obtenido pobres resultados académicos, habían tenido muy buenas calificaciones en la institución en la que habían estudiado previamente. Por otro lado, algunos de los estudiantes que obtuvieron las mejores calificaciones, habían sido anteriormente unos medianos estudiantes.

Hemos nacido del corazón de las grandes estrellas y por eso existimos para brillar

Cuando el Dr. Rosenthal interrogó a los profesores acerca de la evolución de sus alumnos, se dio cuenta de que cuando los chicos no comprendían algo, pero eran vistos como de alto potencial, los profesores les apoyaban más y les explicaban las cosas de otra manera hasta que las entendían. Sin embargo, cuando los chicos no entendían y habían sido etiquetados como de bajo potencial, los profesores dejaban de esforzarse a la hora de enseñarles. Cuando los alumnos considerados como brillantes cometían un error, los profesores eran más indulgentes que cuando el error lo cometían aquellos estudiantes percibidos como de escaso potencial. Además cuando estos hacían las cosas bien, los profesores tendían a pensar que simplemente habían tenido suerte.

No se trata de calificar el nivel de los profesores de dicho colegio, o de si la muestra es estadísticamente significativa. De lo que se trata es de reconocer la importancia que tienen las expectativas. Esto es lo que se conoce como el efecto Pigmalión. Muchos médicos griegos conocían bien el poder de las expectativas en la curación de sus enfermos. También los romanos reconocieron su gran importancia y las incluyeron en su mitología a través de la figura de Pigmalión.

Tiempo para ser descubierto

Pigmalión era un escultor de Chipre que odiaba a las mujeres. Un día, por alguna razón, decidió hacer la escultura de una mujer. Conforme más tiempo le dedicaba a su escultura, más se sentía atraído por ella. La atracción llegó a tal punto que el pobre Pigmalión se enamoró perdidamente de su obra. Cada instante que pasaba junto a ella deseaba más y más que cobrara vida. Un día Venus, la diosa del amor, se compadeció de Pigmalión y cuando éste despertó se encontró frente a él a la bella Galatea con la que naturalmente se casó.

Todos nosotros hemos nacido del corazón de las grandes estrellas y por eso existimos para brillar. ¿Quién de nosotros invertirá hoy un poquito de su tiempo para que alguien cercano lo descubra?

Las expectativas son creencias profundas que las personas tenemos sobre las posibilidades, sobre el potencial que otros seres humanos o nosotros mismos poseemos. Cuando creemos que existe algo de un valor extraordinario, surge de forma natural el deseo ardiente de hacerlo surgir. Su importancia en el mundo de la educación es bien patente. Cuando se espera lo mejor de un niño y se le sabe transmitir ese sentimiento de tal manera que lo capte, qué raro es que salgamos defraudados. Sin embargo, cuando esperamos poco o nada del niño, con qué facilidad le anulamos.