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El dolor del superviviente: el drama mortal del hombre que no podía tener sida
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Marta Jiménez Serrano

Empecemos por los principios

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Marta Jiménez Serrano

El dolor del superviviente: el drama mortal del hombre que no podía tener sida

Stephen Crohn cuidó de su novio cuando éste moría de una enfermedad sin nombre. Jerry Green, que así se llamaba el guapo gimnasta con el que

Foto: Stephen Crohn, suicidado a los 66 años.
Stephen Crohn, suicidado a los 66 años.

Stephen Crohn cuidó de su novio cuando éste moría de una enfermedad sin nombre. Jerry Green, que así se llamaba el guapo gimnasta con el que compartía la vida Crohn, había perdido unos 13 kg, se había quedado ciego y sufrió los estragos de infecciones que raramente afectan a las personas sanas.

Green fue una de las primeras personas en contraer SIDA. Durante los años siguientes a la muerte de Green, montones de amigos de Crohn murieron a causa de la enfermedad. Él nunca tomó precauciones y su vida sexual había sido tan activa como la de sus amigos. Pero nunca llegó a contagiarse.

Resistencia al SIDA

La inmunidad de Crohn frente al VIH ha ayudado a una mejor comprensión de este virus, causante del SIDA, ya que trabajó con médicos para intentar desentrañar las causas de la enfermedad.

“Lo que ha contribuido al conocimiento médico es extraordinario”, contaba el doctor Bruce D. Walker, director del Ragon Institute of Massachusetts General Hospital, MIT y Harvard.

No obstante, Crohn murió el 23 de agosto, con 66 años, en Nueva York, según contaba The New York Times. Como confirmó la hermana del difunto, Amy Crohn Santagata, la causa de la muerte fue el suicidio.

El hombre que no podía contraer el SIDA

El sistema inmunológico de Crohn, con todas sus peculiaridades, le confirió una fama no buscada. En 1996 el periódico británico The Independent lo llamaba “el hombre que no podía contraer el SIDA”, y contaba su historia en una película documental. Las entrevistas se sucedieron en los periódicos de todo el mundo.

Crohn acudió al doctor Bill Paxton, entonces científico en el Aaron Diamond AIDS Research Center, en Nueva York. Paxton buscaba hombres homosexuales que parecieran ser resistentes al contagio. En colaboración con el doctor David Ho, hoy director ejecutivo del Diamond Center, Paxton expuso las células de Crohn y de otros voluntarios al VIH. “No pude infectar las células CD4”, dijo entonces en una entrevista, “No había visto esto nunca”.

Las células blancas de la sangre, los leucocitos, en los que normalmente penetra el VIH para comenzar el desarrollo de la enfermedad, bloquearon el virus en este caso. Incluso con concentraciones de VIH miles de veces mayores que las que podrían encontrarse normalmente: nada ocurría.

Años después los investigadores dieron con la causa. El VIH se instala en las células adecuándose a dos receptores que se hallan en las células CD4. Pero, gracias a un defecto genético, el segundo receptor de las células CD4 de Crohn tenía puntos débiles. Este receptor defectuoso, el CCR5, no tenía ningún efecto negativo en su salud pero le impedía contraer el virus. En palabras del propio Crohn: “Es como una llave que entra en una cerradura de dos agujeros. Yo no tengo uno de los agujeros, y punto. Nunca va a atacarme a mí”.

La anomalía genética, conocida como la mutación delta 32, se ha encontrado en menos de un 1% de la población. El padre de Crohn poseía, igualmente, el afortunado receptor defectuoso.

La culpa del superviviente

“Mi hermano vio morir a todos los amigos que le rodeaban, pero él no murió”, dice su hermana. “Experimentó una gran cantidad de culpa por sobrevivir y se dijo a sí mismo: ‘Debe haber alguna razón’ ”.

El tío abuelo de Crohn fue Burrill B. Crohn, un gastroenterólogo que describió por primera vez la enfermedad que lleva su nombre. Crohn sintió que estaba “siguiendo la tradición familiar” ayudando a los investigadores, según ha revelado Paxton, que en la actualidad es profesor de infección e inmunidad en la University of Liverpool Institute of Infection and Global Health.

La investigación en la que ha colaborado Crohn ha contribuido a numerosos advances en la lucha contra el VIH. Una droga que bloquea el receptor CCR5, el maraviroc, se usa para evitar que la infección se expanda en pacientes que han contraído el virus. Además, en 2006 un paciente con SIDA en Berlín se curó de la enfermedad tras recibir un trasplante de médula ósea de un donante que poseía la mutación delta 32.

Después de su intensa investigación en colaboración, Paxton y Crohn siguieron siendo amigos. “Era el tipo de tío que entra en una habitación y la ilumina”, dice el investigador, que concluye: “Justo iba a llamarle este fin de semana”.

Stephen Crohn cuidó de su novio cuando éste moría de una enfermedad sin nombre. Jerry Green, que así se llamaba el guapo gimnasta con el que compartía la vida Crohn, había perdido unos 13 kg, se había quedado ciego y sufrió los estragos de infecciones que raramente afectan a las personas sanas.

Green fue una de las primeras personas en contraer SIDA. Durante los años siguientes a la muerte de Green, montones de amigos de Crohn murieron a causa de la enfermedad. Él nunca tomó precauciones y su vida sexual había sido tan activa como la de sus amigos. Pero nunca llegó a contagiarse.

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