Es noticia
El regalo perfecto y los factores psicológicos que ayudan a elegirlo
  1. Alma, Corazón, Vida
  2. Empecemos por los principios
Iván Gil

Empecemos por los principios

Por
Iván Gil

El regalo perfecto y los factores psicológicos que ayudan a elegirlo

Acertar con los regalos es casi una quimera para la mayoría de personas. La acción de regalar es pura comunicación y las emociones entran en juego

Foto: Cada tipo de regalo esconde una intención comunicativa, lo que dificulta aún más la elección. (Corbis)
Cada tipo de regalo esconde una intención comunicativa, lo que dificulta aún más la elección. (Corbis)

Acertar con los regalos es casi una quimera para la mayoría de personas. A simple vista no parece una cuestión demasiado complicada, pero el resultado suele distar mucho de ser el esperado, como demuestran esos presentes que, sin utilizar ni disfrutar, se esconden en el fondo de algún cajón perdido. Independientemente de la disponibilidad económica, existe una multitud de factores de tipo psicológico que nos impiden hacer el regalo perfecto.

La psicoterapeuta y psicoanalista Barth Diane, autora de Day Dreamer, ha identificado cuáles son los más comunes. No con la intención de sugerirnos la excusa perfecta por si nos equivocamos con los regalos de estas navidades, sino para buscar soluciones a este problema o, al menos, para no frustrarnos por nuestra falta de acierto con los presentes. Y es que un presente inadecuado puede alejar y desunir, pues quien lo recibe asume que no se le conoce lo suficiente o que no se tiene interés por él.

1. La intención comunicativa del presente

La motivación que se esconde detrás de los presentes es más trascendental de lo que parece a simple vista. Con ellos se trata de comunicar: mostrar afecto o amor hacia una persona, demostrar a alguien lo especial que es para nosotros, pedir perdón, dar las gracias o, incluso, sugerir matrimonio. Una serie de intenciones en las que entran en juego los sentimientos, un terreno muy personal que se escapa a nuestro control y muchas veces también a nuestro entendimiento.

Ser conscientes de la influencia del estado anímico y de las sensaciones de cada uno aliviará la frustración en caso de fracaso, pero también nos obligará a tratar de empatizar más con la otra persona. Sólo así y preocupándonos por leer sus sentimientos daremos con el mejor regalo y, sobre todo, con el momento más adecuado para hacerlo. En este sentido, el regalo más infalible debe tocar directamente las emociones. Sea quien sea quien lo reciba, debe demostrar nuestro afecto de forma clara y explícita y activar las emociones de quien lo recibe.

2. Las distintas culturas del regalo

La tradición familiar en torno a los regalos amolda nuestra idea sobre lo que debemos regalar o sobre lo que esperamos que nos regalen. Por ejemplo, si se proviene de una familia que da más importancia a los regalos de Reyes que a los de Papá Noel, se llevará una desilusión si el regalo elegido para estas fechas es algo insignificante. Lo mismo ocurre con lo que se espera del regalo.

El regalo infalible es el que toca directamente las emociones

Si estamos acostumbrados a hacer presentes divertidos en fechas marcadas, como puede ser el amigo invisible en navidades, incluso podemos llegar a ofender al agasajado si su costumbre familiar es que los regalos de estas fechas sean los más valorados. Las costumbres de cada uno también hacen que esperemos recibir algo que nos sorprenda, que nos parezca especial o que, por el contrario, sea funcional y que llevamos meses diciendo a gritos que necesitamos.

Saber de qué tradición proviene la otra persona, ya sea para los regalos de Navidad, de cumpleaños o de fechas marcadas, es fundamental para minimizar riesgos. Si las costumbres de dos personas son diferentes y no queremos perderlas, siempre se pueden integrar, por ejemplo eligiendo un presente divertido al modo de amigo invisible y que al mismo tiempo represente algo especial o emotivo.

3. Ponernos en el lugar de la otra persona

Para averiguar lo que realmente desea la persona agasajada o lo que más le gustaría recibir no basta con conocerla, hay que tener empatía con ella. Sin embargo, hasta las parejas que llevan años conviviendo bajo un mismo techo se equivocan con los regalos, quizá porque confundimos lo que nos gusta a nosotros con lo que le gusta a los demás.

La incapacidad para ponernos en el lugar de la otra persona puede ser interpretada como un signo de distanciamiento o como falta de interés. Sin embargo, como indica la persona, errar en los presentes no tiene por qué responder a esta incapacidad, sino a que, por naturaleza, nos cuesta regalar algo que personalmente no nos guste, aunque para la otra persona sea lo más indicado.

Si somos conscientes de esta limitación, podremos intentar superarla, por ejemplo, pidiendo ayuda a una tercera persona, cercana a la agasajada, para que acuda a comprar el regalo con nosotros. Si nos insisten los demás en la idoneidad de un regalo y tratamos de delegar en ellos, explica Diane, será más sencillo convencernos, o más bien resignarnos, para comprar un presente que no nos motivará especialmente, pero que será el más adecuado para la persona agasajada. En cuestión de gustos cada uno tiene los suyos, y es inútil regalar en base a los nuestros. De hecho, este es el error más frecuente que nos lleva a fracasar con los presentes.

Acertar con los regalos es casi una quimera para la mayoría de personas. A simple vista no parece una cuestión demasiado complicada, pero el resultado suele distar mucho de ser el esperado, como demuestran esos presentes que, sin utilizar ni disfrutar, se esconden en el fondo de algún cajón perdido. Independientemente de la disponibilidad económica, existe una multitud de factores de tipo psicológico que nos impiden hacer el regalo perfecto.

Familia Amor Psicología social