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Un futuro para Pep Guardiola… ¿en el mundo de la empresa?
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Sonia Franco

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Sonia Franco

Un futuro para Pep Guardiola… ¿en el mundo de la empresa?

Desde que anunció su marcha hace una semana, estoy dándole vueltas a cómo calificar la decisión de Pep Guardiola. ¿Es un valiente por decidir darle un

Desde que anunció su marcha hace una semana, estoy dándole vueltas a cómo calificar la decisión de Pep Guardiola. ¿Es un valiente por decidir darle un giro a su carrera justo cuando está en lo más alto? ¿Es un cobarde que teme las críticas si no se repiten los éxitos del Barça? ¿Es un soberbio que no acepta más que la victoria? ¿Es realista y considera que ya no puede aportarle más al equipo? ¿Es un megalómano que ya se ve a sí mismo como un mito y no quiere descender del Olimpo de los Dioses? ¿Es un millonario que considera que ya ha ganado lo suficiente? ¿Es un visionario con un Plan B? De momento, lo único que sabemos es que está cansado y que busca nuevos horizontes.

La pregunta es qué tipo de nuevos horizontes podría encontrar. Y, dada la fama mundial y el prestigio alcanzado, las respuestas son muchas y muy variadas.

-Crear una empresa de management. No sería el primer deportista que canaliza sus logros deportivos hacia el mundo de la empresa. Jorge Valdano, Juan Antonio Corbalán y Andoni Zubizarreta fundaron hace unos años Make A Team, una consultora que vendía a las empresas los valores del deporte. Con mucho éxito, por cierto.

-Estudiar un MBA y entrar en el mundo de la empresa. La imagen de Guardiola va más allá de la de un ex futbolista y entrenador. Si le interesase el mundo corporativo, podría volver a estudiar e, incluso, optar más adelante por un MBA. En un mundo en el que la imagen lo es todo, no sería de extrañar que se le abriesen puertas como directivo o consejero independiente.

-Hacerse coach ejecutivo de altos vuelos. Si hay algo que nadie discute sobre Guardiola es su habilidad como líder. De él se ha destacado su liderazgo humilde, su optimismo inteligente, su acierto al apostar por la cantera frente a los fichajes de relumbrón, la disciplina, la innovación en las tácticas, la visión de equipo, su sentido común… Todas estas cualidades son las que se buscan en los líderes empresariales y las que intentan potenciar los coaches. Si Guardiola ha demostrado ser un maestro en la gestión de egos deportivos, ¿por qué no va a serlo también entre los que pueblan las empresas del Ibex?

-Lanzarse a la consultoría estratégica. El famoso vídeo con imágenes de la película Gladiator con el que Guardiola sorprendió a sus jugadores antes de la final de la Champions lleva camino de convertirse en un clásico ejercicio de motivación. Y con tantas y tantas empresas obsesionadas con sacarle el máximo partido a sus organizaciones, motivar a sus equipos y buscar líderes que sirvan de ejemplo, ¿qué mejor que el último ídolo deportivo para hacer un diagnóstico y buscar una solución?

-Dar clases en una escuela de negocios. El Instituto de Empresa encargó en su día un business case que pusiese de manifiesto el estilo de gestión de Guardiola. Seguro que más de una escuela de negocios le haría un hueco encantada.

-Entrenar a otro equipo. No hay que descartar que a Guardiola le entre mono después de tomarse un tiempo y, desde luego, no le faltarían ofertas: equipos como el Chelsea de Abramovich ya le quieren. Claro que todo el mundo estaría pendiente de cada uno de sus pasos, con una pregunta en mente: ¿Es un gran entrenador o simplemente fue el entrenador de un gran equipo?

-Asesorar a otros entrenadores. Si no pueden tenerlo como míster, ¿por qué no contratarlo durante una temporada, con un objetivo claro? Guardiola ha demostrado en el Barça que es capaz de hacer funcionar un equipo plagado de estrellas, fomentando valores como el esfuerzo, las relaciones personales y la cooperación. A más de un vestuario le vendría bien contar con sus consejos, aunque fuese por un tiempo limitado.

-Dedicarse a hacer caja dando conferencias. Sus logros al frente del Barça le auguran muchas invitaciones a seminarios, coloquios, debates y demás saraos más o menos mediáticos. En su mano está gestionar bien su caché pero, si utiliza con cabeza su marca personal y escoge bien los foros a los que asistir, podría embolsarse más de 20.000 euros por intervención.

-Escribir libros. Los triunfos de los deportistas venden, ya sea aplicados al management o a la autoayuda (el rey de los Chicago Bulls y del baloncesto, Michael Jordan, arrasó en su día en Estados Unidos). Por no hablar de algunas biografías. ¡Los culés se la arrancarían de las manos!

-Meterse en política. ¿Por qué no? Tiene las ideas claras y mucho carisma. Y no le falta tirón entre sus paisanos…

-Aprender idiomas para ampliar sus horizontes. La fama de Guardiola traspasa con mucho nuestras fronteras. Una buena idea sería mejorar su inglés y, quizá, lanzarse a aprender otros idiomas (¿chino?) para poder tener opciones más allá de la vieja y querida Europa.

-Viajar y vivir nuevas experiencias. ¿Por qué no? No hay nada que abra más la mente y enriquezca tanto a nivel personal que conocer otras culturas.

-Trabajar su marca personal. Haga lo que haga, Guardiola debería tener en cuenta que su imagen está hoy en lo más alto, y ahí debería seguir para cuando decida cuál va a ser su próximo destino. Así que debe empezar a pensar cómo quiere ser percibido a partir de ahora y actuar en consecuencia. Todos sabemos lo caro que sale un mal paso en Twitter…

“Tenemos que ser audaces, salir al campo y hacer las cosas, no sentarnos y esperar a que suceda. Tenemos que ser valientes y salir a jugar”. No lo digo yo, lo dice el propio Guardiola, que también afirma que “no hay nada más peligroso que no arriesgarse”. Puede que tarde algún tiempo en volver a la cosa pública, pero seguro que el ya exentrenador del Barça aún nos da muchas sorpresas en el terreno que elija. Cuando eso ocurra, recordad: tiene auténtica aversión a perder.

Desde que anunció su marcha hace una semana, estoy dándole vueltas a cómo calificar la decisión de Pep Guardiola. ¿Es un valiente por decidir darle un giro a su carrera justo cuando está en lo más alto? ¿Es un cobarde que teme las críticas si no se repiten los éxitos del Barça? ¿Es un soberbio que no acepta más que la victoria? ¿Es realista y considera que ya no puede aportarle más al equipo? ¿Es un megalómano que ya se ve a sí mismo como un mito y no quiere descender del Olimpo de los Dioses? ¿Es un millonario que considera que ya ha ganado lo suficiente? ¿Es un visionario con un Plan B? De momento, lo único que sabemos es que está cansado y que busca nuevos horizontes.