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¿Caducidad profesional? ¡Venga ya!
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Sonia Franco

Pase sin Llamar

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Sonia Franco

¿Caducidad profesional? ¡Venga ya!

Mi héroe del mes es mi amigo Samuel. A sus 58 años y a raíz de un inesperado revés laboral, se está poniendo las pilas para

Mi héroe del mes es mi amigo Samuel. A sus 58 años y a raíz de un inesperado revés laboral, se está poniendo las pilas para aumentar sus oportunidades en el mercado de trabajo. Ha resucitado su antigua empresa y se está repensando el objeto social para adaptarla a las nuevas circunstancias. Ha iniciado un proceso de coaching con el fin de centrar el tiro y tener más claro qué es lo que debe potenciar y en qué debe concentrarse en esta nueva etapa. Se ha puesto a estudiar inglés, decidido a que esta vez no se le resista la lengua de Shakespeare. Se ha matriculado en un curso de marketing online porque sabe que por ahí va el futuro. Y, además de fortalecer su marca personal a la manera tradicional –dando conferencias, escribiendo artículos…–, se ha lanzado a Twitter de cabeza y ya supera los dos mil followers.

–Vamos, que me estoy reinventando –dice, sonriente.

Luis Rojas Marcos, en una entrevista en este mismo periódico, afirmaba que “reinventarse siempre es algo provocado. Por lo general, no cambiamos si no se nos obliga a ello”. Por desgracia, que una persona con más de 30 años de experiencia y una brillante carrera a su espalda tenga que replantearse su futuro ya no es tan raro. Lo que sí lo es –y no debería– es tener la capacidad para afrontar la situación con frialdad e, incluso, alegría.

Si los 40 son los nuevos 30, los 50 deberían ser los nuevos 40… Pero tanto a los de 40 como a los de 50 más nos vale ponernos las pilas si no queremos que nuestra caducidad profesional nos pille desprevenidos. Porque, de repente, ¡zas! Todo eso que sabíamos y que nos hacía valiosos para nuestra organización se convierte en redundante. En un abrir y cerrar de ojos, nos faltan flexibilidad, conocimientos tecnológicos y tenemos el colmillo demasiado retorcido, por no hablar de que cada vez aguantamos menos tonterías. Y esto no se soluciona a base de botox.

Reciclándose a los 40

Pero, ¿cómo reinventarse para que no nos lleve por delante el tsunami? Los expertos recomiendan trabajar en cuatro áreas. La primera se refiere a lo que sabemos hacer. Aunque el empleo que solíamos desempeñar haya pasado de moda, la experiencia que hemos adquirido puede seguir siendo valiosa. Ahora de lo que se trata es de ponerla en valor y saber vendérsela a quién corresponda.

En los albores del siglo XXI, las compañías demandan iniciativa, creatividad, inteligencia emocional...Lo segundo se refiere a los conocimientos. Después de leernos los libros de Stephen R. Covey y Ken Robinson, podemos haber decidido que nuestra vocación es ser astronauta. En ese caso, mejor bajar a la tierra y esperar a que el Imserso haga viajes a la luna. Pero si detectamos habilidades que pueden enriquecer nuestra experiencia y están a la altura de nuestra mano, es el momento de adquirirlas. Como es el caso del inglés o del curso de marketing online de Samuel.

Las competencias, o aquellas cualidades más intangibles que les gustan a las empresas según las modas, estarían en una tercera categoría. Puede que antes se valorasen cosas como un nivel de compromiso que nos llevase a querer permanecer en la empresa toda la vida. O estar calladitos y no contestar jamás al jefe. Pero en los albores del siglo XXI, las compañías demandan iniciativa, creatividad, inteligencia emocional… Un proceso de coaching como el que ha emprendido Samuel puede ayudar a entrenar este tipo de habilidades si aún no se tienen o están escondidas entre las que se llevaban en el siglo XX.

Pero ni experiencia, conocimientos o competencias sirven de nada si uno no emprende el proceso de reinventarse a sí mismo con la motivación adecuada. Sin coraje y energía, no hay paraíso.

Rosa Matías, directora de proyectos de la plataforma de selección especializada en Comunicación Wellcomm, afirma en Perspectivas 2013 que “tradicionalmente un Plan B surge como alternativa, a veces desesperada, al plan original y auténtico que nos debe llevar al éxito. Sin embargo, mi apuesta para 2013 es que todo el mundo tenga un Plan B que le permita reinventarse profesionalmente sin morir en el intento, organizar el tránsito sin perder el optimismo y, sobre todo, perder el miedo a los cambios”.

Así que Samuel es mi héroe del mes. Por no haberse quedado en casa lamentándose. Por tener la suficiente humildad para lanzarse a aprender de nuevo. Y por hacerlo con buen humor, ilusión, ganas y un montón de energía. Con estos ingredientes, el éxito debería estar asegurado. A cualquier edad.

Mi héroe del mes es mi amigo Samuel. A sus 58 años y a raíz de un inesperado revés laboral, se está poniendo las pilas para aumentar sus oportunidades en el mercado de trabajo. Ha resucitado su antigua empresa y se está repensando el objeto social para adaptarla a las nuevas circunstancias. Ha iniciado un proceso de coaching con el fin de centrar el tiro y tener más claro qué es lo que debe potenciar y en qué debe concentrarse en esta nueva etapa. Se ha puesto a estudiar inglés, decidido a que esta vez no se le resista la lengua de Shakespeare. Se ha matriculado en un curso de marketing online porque sabe que por ahí va el futuro. Y, además de fortalecer su marca personal a la manera tradicional –dando conferencias, escribiendo artículos…–, se ha lanzado a Twitter de cabeza y ya supera los dos mil followers.