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El éxito de un gran hombre de los de verdad
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Sonia Franco

Pase sin Llamar

Por
Sonia Franco

El éxito de un gran hombre de los de verdad

¿Qué significa tener éxito? Seguro que a cada uno se le ocurre una definición distinta. La mía cobra hoy aquí forma de homenaje al mayor fan

¿Qué significa tener éxito? Seguro que a cada uno se le ocurre una definición distinta. La mía cobra hoy aquí forma de homenaje al mayor fan de este blog, a la persona que para mí representa la quintaesencia del éxito.

No le gustaba estudiar, pero aquello no le frenó para convertirse en médico, como su abuelo y su padre antes que él, y para presentarse a una oposición detrás de otra para que a su familia no le faltase de nada. Le apasionó la cirugía desde el minuto uno y se entregó a ella en cuerpo y alma. Acabó con las listas de espera del Gregorio Marañón, se marchó por el mundo a conocer a los pioneros en cirugía laparoscópica, que después aplicaría con gran éxito en España. Diagnosticó con valentía, sin contratar un seguro de responsabilidad civil, porque no quería ser rehén del miedo ni de la cirugía defensiva. Hay muchos que le deben la vida y, otros muchos, la calidad de vida. Y todos le recuerdan con cariño por el modo tan humano con que les trató.

Le apasionaba el deporte. Y se saltó todos los impedimentos que encontró a su paso para llegar a lo más alto: fue campeón de España de piragüismo, estuvo en la selección española de rugby, corrió maratones por todo el mundo, nadó todas las mañanas en su Canoe del alma… Nada se le ponía por delante.

Y la aventura. No lo dudó un minuto, a pesar de su María Antonieta y sus cuatro hijos, cuando le propusieron seguir los pasos de Humboldt y de Cabeza de Vaca en piragua por el Paraná y el Orinoco. Ni cuando su amigo Miguel de la Quadra le invitó a embarcarse con él en la Ruta Quetzal, a recorrer los pasos de nuestros conquistadores por España y América Latina. Ni cuando hubo de suturarse sus propias heridas en plena selva, o saltar a la jaula de unos leones enfurecidos a punto de devorar a su domador, o escaparse de un remolino mortal gracias al recuerdo de su hijita pequeña.

Apasionado de la vida

Su pasión por la vida le llevó a ser también escritor, periodista, pintor, arquitecto… Si se topaba con un bonito paisaje, quería reproducirlo; si le interesaba un tema novedoso, pretendía verlo reflejado en los periódicos; si quería que su casa fuese de una determinada manera, se las arreglaba para que así fuera. Sólo se arrepintió de no haber ido a la Olimpiada de Roma, a pesar de haber estado convocado. Pero se lo impidió el haber firmado un contrato para una película –sí, sí, también fue especialista de cine-, El Coloso de Rodas. Y él no incumplía sus compromisos.¿Su éxito? Vivir como quiso y acostarse cada noche con la conciencia tranquila

Compañero, amigo, hijo, hermano, tío, suegro, abuelo, padre, marido… No dejó a nadie indiferente. Porque siempre estuvo ahí para aquel que le necesitó. Para reír, para consolar, para ayudar, para ofrecer su mano. Siempre veía el lado positivo de las cosas, por duras que se pusiesen. Siempre se ponía en los mocasines de los demás, porque las personas le interesaban de verdad. Siempre era capaz de arrancar una sonrisa, hasta en el momento más dramático. Tengo las manos vacías de tanto dar sin tener, pero son las manos mías, que diría Manuel Machado.

Fue ejemplar en su enfermedad, un linfoma crónico que le fue minando facultades día a día durante diez años. Aunque los sucesivos tratamientos le quitaron el oído, la vista y la salud, no pudieron con sus ganas de vivir, su buen carácter, su fortaleza mental, su enorme dimensión como ser humano.

Antonio Franco Granado era un gran hombre de los de verdad. No perdió ni un minuto de su vida en atesorar dinero o en acumular poder. No le interesaban las posesiones más allá de su casa en el Pantano del Burguillo. No le importaba ni lo más mínimo conocer gente importante. Pero fue rico en experiencias vitales, en coraje para estar siempre a la altura de sus principios, en humanidad para hacer la vida más agradable a aquellos que le rodearon.

¿Su éxito? Vivir como quiso, acostarse cada noche con la conciencia tranquila, fallecer rodeado de cariño y dejar un gran recuerdo.

­-Me muero. Llama a todos.

Y allí estuvimos todos.

Gracias, papá, por habernos dado tanto.

¿Qué significa tener éxito? Seguro que a cada uno se le ocurre una definición distinta. La mía cobra hoy aquí forma de homenaje al mayor fan de este blog, a la persona que para mí representa la quintaesencia del éxito.