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¿Quieres vivir una vida extra en un momento de paro laboral?
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Lola García

Trabajo y sentido común

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¿Quieres vivir una vida extra en un momento de paro laboral?

El pasado fin de semana estuve en Londres y me recordó 12 años atrás de mi vida. Cuando yo tenía 23 años decidí irme a Edimburgo.

El pasado fin de semana estuve en Londres y me recordó 12 años atrás de mi vida. Cuando yo tenía 23 años decidí irme a Edimburgo. Mi objetivo era aprender inglés y embarcarme a la aventura de vivir una experiencia totalmente nueva para mí. No conocía nada de allí. 

Para poder ir sin trabajo era necesario ahorrar para estar un mes viviendo con todos los gastos pagados. Para ello estuve trabajando durante 6 meses de lunes a domingo. Combinaba prácticas de trabajo relacionado con lo que había estudiado con fines de semana y festivos en El Corte Inglés. Eso me permitió comprarme un billete de ida y vuelta a Edimburgo y sobrevivir un mes mientras buscaba trabajo. Me pagué billete de avión de ida y vuelta, para no tentar a la suerte de quedarme en la calle y poder regresar a mi país, en el caso de que no me quedase dinero por no haber encontrado trabajo. 

Recorría cada local para ofrecerme para trabajar, daba igual para lo que fuese, lo importante era conseguir un contrato Cuando llegué allí lo primero que busqué fue un mapa con las calles principales de Edimburgo y todos los locales que estaban alrededor para ofrecerme para trabajar. Tardé cinco días en encontrar trabajo. Me levantaba por la mañana temprano y recorría cada local para ofrecerme para trabajar, daba igual para lo que fuese, lo importante era conseguir un contrato de trabajo que permitiese cumplir mi meta, y de ese modo podía abrirme una cuenta en el banco escocés. Es bastante duro ir uno por uno y que te vayan diciendo que no, de hecho había días que acababas tan cansada que lo veías todo negro y pensaba que finalmente iba a hacer uso del billete abierto de vuelta. Pero según te volvías a levantar las esperanzas volvían a tomar vida propia.

Al quinto día la cara de angustia le llegó al propietario de un local que tenía una sandwichería típica de esas zonas donde te realizan un sándwich a tu manera, con todos los ingredientes que te apetecen tomar. Era ideal el sitio porque estaba a 10 minutos de mi casa y además tenía un horario de funcionario, de 8 a 15 horas, lo que me permitía apuntarme a clases de inglés por las tardes. La verdad que era muy duro porque al no conocer perfectamente el idioma me equivocaba bastante en poner los ingredientes que realmente gustaban al cliente, pero después de meter la pata unas cuantas veces aprendías. Tras despachar a la clientela tenías que limpiar el local y dejarlo totalmente colocado y limpio. Acababas agotada, pero el hecho de tener toda la tarde libre lo compensaba. Además de este trabajo posteriormente estuve trabajando para otros sitios similares. 

El INEM inglés

Hay algo que debo destacar y es el trato que recibí hace tiempo en el INEM de allí. Aunque proactivamente buscaba por mi cuenta, otro canal de búsqueda era el INEM para no descartar más posibilidades. Me llamó mucho la atención que allí por entonces existían teléfonos para que los desempleados pudieran llamar llamar a empresas para ofrecerse para trabajar, y era gratis, porque entendía que si estás en paro no tienes dinero para llamar a empresas ya que supone un gran coste. Además recibí un trato muy cordial, recuerdo que me hacían una serie de preguntas y me comentaban las ofertas activas de ese momento. Me las iban enunciando una por una, y cuando elegía me llamó mucho la atención que delante de mí llamaban al empresario, les comentaba que estaba interesada en el puesto, y ellos les decían las horas que les venían bien para entrevistarme y la funcionaria me preguntaba si me venía bien. Y por supuesto, le decía que sí. 

Siempre merece la pena aprender un nuevo idioma, una nueva comida, una nueva filosofía Es curioso pero yo he visto en el INEM de una zona de Madrid que a los extranjeros les gritaban para comentarle un procedimiento o trámite. No es una cuestión de sordera, es de entendimiento en el idioma. A mí en ningún momento me trataban así, en todo caso gesticulaban más con la boca o me hablaban más despacio. Eso nunca lo entendí.

Una experiencia de crecimiento personal

Mi trabajo me gustaba, salvo la limpieza de cada uno de los cacharros, pero el horario me permitía hacer otra parte de mi vida, los hobbies. Me enteré de una escuela para aprender inglés con profesores de training y clases de baile escocés. Cada tarde era un nuevo amanecer para mí. El trabajo fue muy duro, pero reconozco que la estancia me permitió crecer personal  y profesionalmente. Aprendí que siempre, por muy mal que vayan las cosas, al final salen. Que existen otros lugares maravillosos que permiten que puedas vivir una vida extra y un nuevo comienzo. Te abre la mente, te permite conocer otras culturas. Yo me juntaba con gente de países diferentes y era muy enriquecedor cómo pensaban unos u otros, y lo diferentes que somos pero a la vez que existen muchos mapas mentales que pueden ayudarnos a ser más felices. 

El mensaje que quiero lanzar a todos los jóvenes o personas que se sientan con fuerzas, es que en el caso de que estén sin trabajo no duden en conocer otros lugares para vivir durante un tiempo, o quizás toda la vida. Que lo hagan. Al final siempre merece la pena aprender un nuevo idioma, una nueva comida, una nueva filosofía de afrontar el día a día. Por eso regresar unos días a Londres me permitió revivir grandes momentos y saber que existen otros lugares maravillosos que nos pueden sorprender y permitir una vida extra. ¿Por qué tanto miedo a vivir en otros lugares fuera de España? 

El pasado fin de semana estuve en Londres y me recordó 12 años atrás de mi vida. Cuando yo tenía 23 años decidí irme a Edimburgo. Mi objetivo era aprender inglés y embarcarme a la aventura de vivir una experiencia totalmente nueva para mí. No conocía nada de allí.