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Cómo entrar y salir de la máquina de fabricar ídolos juveniles
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Carlos Prieto

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Cómo entrar y salir de la máquina de fabricar ídolos juveniles

Cómo la estrella infantil del club Disney superó su crisis mental adolescente para convertirse en el rostro más cool del Hollywood adulto

Foto: Ryan Gosling
Ryan Gosling

Atención, pregunta. ¿Quién necesita escuelas de interpretación habiendo concursos de imitadores de Elvis? Ryan Gosling (Ontario, 1980), que acaba de estrenar Sólo dios perdona, se hizo actor actuando en bodas junto a su hermana y participando en tributos a Elvis Presley.  El chiquillo debía hacerlo bien porque, a los doce años, participó en un multitudinario casting con público en Montreal y le acabaron sacando a hombros: Disney le contrató para su Mickey Mouse Club. El adolescente Gosling, hijo de mormones divorciados, dejaba Canadá para irse a vivir a Florida. El sueño americano de un niño llamado Ryan Gosling.

No sabemos quién estuvo al frente de los castings para elegir a los nuevos presentadores del club televisivo de Disney. Pero sí sabemos que se lució. Estamos hablando de la generación infantil más lucrativa de la historia del show business. Aunque la máquina de fabricar dólares no alcanzaría su velocidad punta hasta unos años después, la caja registradora se puso en marcha el día que alguien tomó la siguiente fotografía en 1992:

placeholder Alineación mítica del club Disney

Si uno mira la imagen fugazmente, podría no percatarse de que aquí se está gestando la madre de todos los negocios culturales. En efecto, cuando uno observa con atención los rostros de la fotografía, comprueba con estupor que se encuentra ante la mayor concentración de futuros líderes del show business jamás reunidos en una habitación. En su más tierna infancia y con un fascinante parecido a su aspecto actual. Tomen nota: Ryan Gosling, Christina Aguilera, Britney Spears y Justin Timberlake, que se dice pronto.  Todavía no eran (casi) nadie, pero ya sabían hacer lo que les iba a convertir en unos años en estrellas globales del pop. Atentos:

Ryan Goslilng y Justin Timberlake fueron compañeros de piso con doce años. Timberlake lo recordaba así en una entrevista en 2011: "Fue bastante divertido, la madre de Ryan estaba trabajando en Canadá el segundo año que hicimos el programa. Mi madre nos vigilaba...  Solíamos hacer gamberradas como robar un coche de golf y entrar con él en los estudios MGM. Creíamos que éramos muy guays porque presentábamos el 'Club de Mickey Mouse". Criaturitas.

placeholder Los orígenes del club del ratón

The Mickey Mouse Club fue creado por Walt Disney en 1955 y se emitió en la ABC sus primeros años. Tras pasar por alguna que otra etapa de decadencia, el programa volvió a entrar en órbita a principios de los noventa gracias a la televisión por cable de Disney, lanzada en 1989. Gosling, Aguilera, Spears y Timberlake, pioneros de la segunda edad de oro del Disney televisivo. Tarea rematada la década pasada desde otras series de Disney por esa máquina de fabricar entretenimiento y polémicas pop llamada Hannah Montana/Miley Cyrus. Lo que ocurre es que todo esto pareció perjudicar más que beneficiar a Gosling...

La dignificación del indie

Mientras sus compañeros de club salían disparados hacia el siguiente paso en su carrera, convertirse en ídolos del pop adolescente, el actor canadiense entró en una delicada fase biográfica. Acoso escolar y adolescencia traumática: "Odiaba ser un niño. No me gustaba que me dijeran que hacer, no me gustaba mi cuerpo, no me gustaba nada de eso", recordó en una entrevista en 2011. Luego le diagnosticaron un trastorno de déficit de atención y conoció la vía farmacéutica del Ritalín. Pasó un año en casa. La educación doméstica le dio "un sentido de la autonomía que nunca he perdido", aseguró a posteriori.

A las estrellas infantiles televisivas les cuesta mucho romper el estigma. Todo lo que tenía era una cinta de vídeo en el Mickey Mouse Club

A partir de ahí comienzan las buenas noticias: deja los estudios y se concentra en la actuación, aunque no lo iba a tener tan fácil como sus antiguos compañeros de club: "A las estrellas infantiles televisivas les cuesta mucho romper el estigma. Todo lo que tenía era una cinta de vídeo en el Mickey Mouse Club". Que el chico quería convertirse en un actor adulto y no le tomaban en serio, vaya.

Hasta que Gosling pegó un puñetazo en la mesa. ¿Qué mejor manera de que dejasen de mirarle con ojos angelicales que poniéndose en la piel de un judío neonazi? El creyente (Henry Bean, 2001) ganó el gran premio del jurado en Sundance y Gosling tomó conciencia allí de quién era:  "Me encontraba en Sundance y de pronto la gente me preguntaba sobre mi oficio. Así que tuve que fingir que tenía uno".

Su siguiente hito (El diario de Noah, Nick Cassavetes, 2004) llegó en la inesperada forma de una película romántica. Lo que tiene una lógica retrospectiva aplastante: Gosling se ha convertido en el rostro dominante de su generación por su capacidad para mostrarse atormentado y vulnerable a la vez, el héroe trágico y criminal que rezuma sensibilidad y romanticismo, las dos caras de Gosling. 

La cinta indie Half Nelson (Ryan Fleck, 2006) le proporcionó su primera nominación al Oscar por su rol de un profesor de secundaria adicto a las drogas.  Su momento había llegado. Goslling empezó a recoger los frutos en la segunda década del siglo XXI. En los últimos tres años le hemos visto en el drama romántico Blue Valentine (Derek Cianfrance, 2010),  la comedia Crazy Stupid Love (Glenn Ficarra, 2011), el thriller político The Ides of March (George Clooney, 2011) y el drama adulto Cruce de caminos (Derek Cianfrance, 2013). Resumen acelerado de su carrera: la dignificación del indie para todos los públicos.

Pero la película que le convirtió en un mito cool fue Drive (Nicolas Winding Refn, 2011), thriller negro donde interpretaba a un especialista al volante que entra en una deriva criminal.  La cinta se puso tan de moda en 2011 que pareció que se la estaba sobrevalorando. Pasado el hype, se puede asegurar sin temor a meter la pata que Drive es una grandísima reformulación estética del cine negro.  

La pareja Winding Refn/Ryan Gosling vuelve ahora a la carga con Sólo dios perdona, que se estrenó el viernes. La nueva demostración de la intrigante capacidad de Gosling para mostrarse despiadado y  desvalido a la vez y sin mover una ceja de más. Los dos polos de una vida de antagonismos: entre la felicidad para todos los públicos del Club Disney y la dolorosa tormenta interna del adolescente.  

Atención, pregunta. ¿Quién necesita escuelas de interpretación habiendo concursos de imitadores de Elvis? Ryan Gosling (Ontario, 1980), que acaba de estrenar Sólo dios perdona, se hizo actor actuando en bodas junto a su hermana y participando en tributos a Elvis Presley.  El chiquillo debía hacerlo bien porque, a los doce años, participó en un multitudinario casting con público en Montreal y le acabaron sacando a hombros: Disney le contrató para su Mickey Mouse Club. El adolescente Gosling, hijo de mormones divorciados, dejaba Canadá para irse a vivir a Florida. El sueño americano de un niño llamado Ryan Gosling.

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