Dwayne Johnson, conviértete en dios con catorce claras de huevo

Quizás hayan visto ustedes por la calle estos días el cartel de Hércules, película sobre el legendario forzudo mitológico que se estrenó el viernes en España. Aunque a estas alturas del delirio digital estamos más que acostumbrados a las escenas cinematográficas imposibles, el cartel de Hércules adelanta una escena asombrosa por su genial simplicidad: Hércules a punto de soltarle un guantazo en la cabeza a un león gigante.

Hipótesis: a los clásicos griegos que escribieron sobre las hazañas mitológicas les encantarían las películas de acción de la era digital. O cómo hacer posible lo imposible. Porque no lo olvidemos: la mitología griega está tan repleta de escenas inverosímiles que, en comparación, lo de Hollywood es un puro ejercicio de naturalismo austero.

No obstante, que uno cuente con el respaldo de un arsenal de especialistas en efectos especiales, no quiere decir que pueda relajarse. En otras palabras: Hollywood nunca dejaría que un escuchimizado protagonizara Hércules.

Aunque el mundo del efecto digital ha llegado a tal nivel de sofisticación que Pulgarcito podría ponerse en la piel de Hércules sin problema alguno (bastaría con añadir masa muscular digital al pequeñín), el hecho es que la película está protagonizada por una de las moles humanas más descomunales que jamás hayan pisado la Tierra: Dwayne Johnson, popularmente conocido como "la roca" (si todo el mundo te llama 'the rock', por algo será, ¿no?).

Johnson, convertido en una estrella de cine gracias a sagas como Fast and Furious y La momia, ha dejado claro en su cuenta de Twitter que rodar Hércules no ha sido un asunto apto para esmirriados: no hay más que ver sus tuits sobre su dieta y su escalofriante rutina física.

¿Recuerdan esa mítica escena de Rocky en la que el potro italiano se bebía cuatro claras de huevo nada más levantarse?

Pues eso no es nada: Dwayne Johnson se ha bebido catorce claras de huevo diarias para preparar el personaje de Hércules. Diez de ellas acompañadas con cebolla, pimiento y champiñón. En dos palabras: A tope.

Esta dieta -a la que añadió una considerable cantidad de arroz, pollo, patatas cocidas y brócoli- vino acompañada de una enloquecida tabla de ejercicios físicos.

Lunes: Cinco series de veinte repeticiones de pecho, espalda, bíceps y pantorrillas. Martes: Cinco series de veinte repeticiones de cuádriceps, bíceps femoral, hombros y tríceps. Miércoles: Cinco series de quince repeticiones de espalda, pecho, bíceps y pantorrillas. Jueves: Cinco series de quince repeticiones de cuádriceps, bíceps femoral, hombros y tríceps. Viernes: Cinco series de doce repeticiones de pecho, bíceps, espalda y pantorrillas. Sábado: Cinco series de doce repeticiones de cuádriceps, bíceps femoral, tríceps y hombres.

¿Y el domingo? La Roca descansó.

Es cierto que para derribar a un león de un puñetazo quizás no valga con hacer pilates un par de días a la semana. Ahora bien: ¿Era necesario que La Roca se pusiera más mazas de lo que ya estaba para ponerse en la piel de Hércules? Lo decimos porque el muchacho ha sido diez veces campeón del mundo de lucha (y aún ha tenido tiempo, por cierto, para graduarse en criminología en la Universidad de Miami).

Todo este extenuante proceso físico se alargó durante ocho largos meses. "Estaba de un humor de perros", ha confesado el actor. En efecto, muy loco todo.

Pero no se preocupen: la Roca no siempre sale de mala leche del gimnasio. El Hércules del siglo XXI se parodió así mismo en esa desternillante película sobre adictos al ejercicio físico y a los esteroides llamada Dolor y dinero. Un clásico de culto que no deberían ustedes perderse. O el gimnasio como casa de la guasa.