Animales de compañía
Por
Hay un hombre en Euskadi que lo hace todo
Borja Cobeaga publica novela tras arrasar con el guion de ‘Ocho apellidos vascos’ y estrenar en San Sebastián su nuevo filme, ‘Negociador’. ¿Quién da más?
En las últimas semanas, este reportero ha tenido extrañas fantasías pensando en Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) y su frenético ritmo laboral. ¿Cómo habrá tenido tiempo este muchacho para, en mitad del hype de Ocho apellidos vascos, rodar una comedia sobre las negociaciones ETA/España (Negociador), ultimar el guion de la secuela de Ocho apellidos y escribir una novela que se publicará en unos días? ¡Y todo ello en apenas seis meses! Da miedo pensar con qué más nos puede sorprender Cobeaga de aquí a final de año. ¿Un musical sobre ETA? ¿Una ópera rock sobre el conflicto vasco?
Si en Negociador Cobeaga fabula con la trama costumbrista de la negociación con ETA, parece lícito fantasear con la trama costumbrista que hizo posible que Cobeaga pariera un libro, un guion y una película al mismo tiempo: Cobeaga enclaustrado en un piso franco con el suelo cubierto de platos mugrientos, trozos de pizza y botellines de cerveza. Cobeaga frente a un ordenador; con los ojos inyectados en sangre y barba de llevar varios meses a la deriva por el Atlántico. Cobeaga, por último, tecleando frenéticamente hasta la madrugada -en calzoncillos, camiseta de tirantes y colocado de anfetaminas-, cual Nacho Cano aporreando varios teclados a la vez en los buenos tiempos de Mecano.
Por la mañana escribía la secuela de 'Ocho apellidos vascos', por la tarde dirigía 'Negociador' y por la noche escribía la novela… Necesito dormir
Y ahora vamos con la realidad. El director vasco resume a este periódico su enloquecido frenesí veraniego: “Por la mañana escribía la secuela de Ocho apellidos vascos, por la tarde dirigía Negociador y por la noche escribía la novela… Necesito dormir… Debido a mi mentalidad de autónomo y a que he vivido épocas en las que no sonaba el teléfono, estoy muy agradecido a todos los que me han encargado algo, pero ha sido un verano muy duro y muy heavy”.
No obstante, cuando uno se encuentra con Cobeaga en el Festival de Cine de San Sebastián, donde presentó su extrañísima (y desternillante) comedia seca sobre la fallida negociación entre Jesús Eguiguren y Josu Tenera, no da la impresión de estar ante un hombre al límite de la cordura por exceso de frentes laborales.
Una de las causas de que a Cobeaga no le haya dado un infarto por sobredosis laboral tiene nombre y apellidos: Diego San José (Irún, 1978), otro guionista salido de la cantera de Vaya semanita, que ha coescrito con Cobeaga los guiones de Pagafantas (2009), No controles (2010), Ocho apellidos vascos y su secuela; además de la novela -Venirse arriba- que Planeta publicará a finales de este mes.
Así explica Cobeaga cómo escribe uno cuando tiene cuatro manos en lugar de dos:
“Es que encima han sido más bien seis manos: como estábamos tan liados escribiendo la secuela de Ocho apellidos, le pedimos a Juan Cavestany que nos echara una mano con la novela. Él también la firma, bajo la etiqueta ‘con la colaboración de’. El resultado es muy bueno, porque está lo mejor de cada uno, pero el proceso… Dejémoslo en que lo hemos escrito muy rápido”.
Los entresijos del acuerdo entre Planeta y Gobeaga & San José para escribir Venirse arriba también tienen su miga:
“Es un encargo de Planeta. Me pareció curioso que, pese a que se aproximaron a nosotros por el éxito de Ocho apellidos vascos, quisieran algo más del estilo Pagafantas [el primer filme dirigido por Cobeaga], de humor intergeneracional y juvenil. Así que decidimos recuperar un argumento antiguo, salido de otro guion, sobre un chico que se va de Erasmus a Ámsterdam, está muy feliz allí, y de pronto llaman a la puerta y es su padre, que se ha quedado en el paro y viene a vivir de su beca. El padre se instala con el hijo y le fastidia el Erasmus… Nos hemos divertido mucho escribiéndola. Vuelve a ser una comedia loca, más costumbrista que paródica”, aclara Cobeaga.
Lo crean o no, el dúo Cobeaga/San José tiene aún más balas en la recámara. Por ejemplo, un guion que ya ha alcanzado la categoría de legendario: Fe de etarras. Sí, han leído bien.
'Fe de etarras' habla sobre cómo es la convivencia en un piso… cuando todos los que viven en el piso son de un comando de ETA
La pregunta cae por su propio peso:
-Encasillarse en comedias sobre ETA es un encasillamiento un tanto extravagante, ¿no?
-Sí, sí (risas). Es una especialización un tanto peculiar…
La entrevista muta luego en charla sobre cómo ha cambiado la recepción de este tipo de filmes en España y la comparación con otros países europeos. Pocos dudan de que una película como Fe de etarras no se hubiera podido rodar hace diez años, al menos con el apoyo del mainstream cultural, pero ahora no es ya que sí se pueda rodar, sino que podría ser el negocio del año.
En efecto, el contexto cultural sobre el conflicto vasco ha cambiado mucho, aunque no tanto como para ponernos a la altura del tradicional salvajismo satírico británico: Fe de etarras nunca podría ser tan bestia como Four Lions (Christopher Morris, 2010), falso documental sobre un comando yihadista chapucero que no dejaba títere con cabeza.
-En Inglaterra hay mucha más tolerancia hacia la satirización de temas conflictivos…
-Sí, Four Lions era muy macarra.
-Aquí sería imposible…
-Total. Cuando estaba escribiendo Fe de etarras con Diego San José, vimos Four Lions y pensamos: ‘No queremos llegar tan lejos como estos ni de coña’. El nivel de trasgresión y brutalidad nos parecía inasumible en el contexto español. No podía creer que los ingleses hubieran hecho esa película tras los atentados de Londres. Me parecía inaudito. Four Lions es una referencia para nosotros.
-Que una película como ‘Four Lions’ sea posible tiene que ver, creo, con el contexto cultural británico y su larga tradición con el humor negro.
-Sí, tienen una madurez bestial y un espíritu crítico descomunal.
En las últimas semanas, este reportero ha tenido extrañas fantasías pensando en Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) y su frenético ritmo laboral. ¿Cómo habrá tenido tiempo este muchacho para, en mitad del hype de Ocho apellidos vascos, rodar una comedia sobre las negociaciones ETA/España (Negociador), ultimar el guion de la secuela de Ocho apellidos y escribir una novela que se publicará en unos días? ¡Y todo ello en apenas seis meses! Da miedo pensar con qué más nos puede sorprender Cobeaga de aquí a final de año. ¿Un musical sobre ETA? ¿Una ópera rock sobre el conflicto vasco?