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La última pedrada del rey del punk
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Carlos Prieto

Animales de compañía

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La última pedrada del rey del punk

Johnny Rotten, cantante de los Sex Pistols, publica sus memorias. De la pobreza extrema de los cincuenta al incendio contracultural de los setenta. Vida y milagros de una leyenda pop

Foto: Lydon, segundo por la derecha, con los Sex Pistols (Adrian Boot/Urbanimage.tv)
Lydon, segundo por la derecha, con los Sex Pistols (Adrian Boot/Urbanimage.tv)

El 6 de enero de 1957, Elvis Presley tocó en el show de Ed Sullivan. Le filmaron de cintura para arriba para no herir sensibilidades. Dos décadas después, la irrupción de los Sex Pistols, liderados por Johnny Rotten,puso patas abajo el establishment británico. Veinte años separan al rey del rock del rey del punk. Tiempo en el que se concentraronbuena parte de los hitos de la música popular. Muchísimo tiempo.

Dos décadas es también el lapso entre la primera biografía de JohnLydon (alias Johnny Rotten, Londres, 1956) y la segunda: La ira es energía (Malpaso, 2015). Muchísimo tiempo. Lydon estaba entonces (mediados de los noventa) al borde de los cuarenta años y aún estaban calientes sus proezas al frente de los Sex Pistols y PiL. Ahora está al borde de los sesenta años y, a priori, cualquiera diría que en las últimas dos décadas hadilapidadosu legado: resurrección de sus dos bandas para giras crematísticas, conciertos de los Pistols en Las Vegas (paradoja: comoel acabadísimo Elvisen el 77) y participación en realitiestelevisivos.

Pero con el rey del punk las cosas nunca son tan sencillas. O mejor dicho: con Rotten es todo tan sencillo, contundente y directo al cráneo como un riff de los Pistols. Y eso es bueno, porque en La ira es energía, Lydon ha vuelto a sacar el mazo. ¡Albricias!

En el fondo eraprevisible: Lydon ha protagonizado varios milagros culturales en los últimos años; por ejemplo, participar en esa trituradora de estrellas en decadencia llamada I’ m a Celebritie… Get Me out of here, el Supervivientes británico, y salir de allí con su prestigio contracultural reforzado (entre otrascosas, llamó “putos cretinos” en directo a los seguidores del programa). La sinceridad brutal siempre ha sido uno de los puntos fuertes de Lydon. También su coherencia. No, no es que no caiga en contradicciones -cae continuamente, como cualquier persona, y a veces de manera fragrante, como el revival cincuentón de los Pistols en modo dinosaurios del rock- sino que siempre se ha mantenido fiel a una visión política del mundo marcada por una dura infancia de clase obrera en los barrios de Londres.

Puede que Johnny Rotten vaya por la vida dando tumbos culturales, pero una cosa siempre parece mantenerse en pie en su interior: su odio al sistema de clases británico, viga maestra de la carrera de los Sex Pistols y quizá hasta de la propia vida del cantante.John Lydon (Ray Stevenson/Rex)

No es de extrañar, por tanto, que sus biografías destaquen por sus recuerdos de una infancia marcada por las estrecheces:

“En Londres vivíamos en un barrio pobre y deprimido. La gente allí era la hostia de pobre, nosotros incluidos... Vivíamos en un bloque de viviendas subvencionadas… Había un local en el bajo que había ocupado un vagabundo, Tom ‘el mierdas’. Bajabas por un vestíbulo y nosotros vivíamos en dos habitaciones que rodeaban el jardín trasero: una cocina y un dormitorio… En el dormitorio vivíamos mi madre, mi padre, yo y mis hermanos pequeños a medida que fueron llegando: Jimmy, Bobby y Martin. Así que éramos seis: dos adultos y cuatro niños. Como familia no éramos muy de toquetearnos, tampoco era necesario. Dos camasdobles y una cuna en una habitación con una estufa de aceite: te tocaban aunque no quisieras. Lo último que deseabas eran unos buenos achuchones”.

'En el dormitorio vivíamos mi madre, mi padre, yo y mis hermanos pequeños. Así que éramos seis'

Vamos, que el pequeño Lydon parecía condenado a comer mierda por el resto de sus días. Y hasta a limpiar mierda de culo, aunque el prefierallamarlo servicios a la comunidad:

“Desde pequeño tuve que acostumbrarme a limpiarles el culo a mis hermanos. Por pura necesidad, así eran las cosas: mi madre estaba enferma todo el tiempo y alguien tenía que hacerlo. Es genial que mi madre me lo pidiera, porque lo hacía a gusto, me gustaba esa responsabilidad… En mi barrio eso era muy corriente: había muchas personas que se hacían cargo de los más pequeños. Son valores comunales que por desgracia están desapareciendo. No lo digo en un sentido romántico y sensiblero, porque me imagino que antes de la Segunda Guerra Mundial las cosas eran así… No creo que entonces hubiera mucho espíritu comunitario, más bien ricachones victorianos por un lado y muertos de hambre por otro. Pero después de la guerra, supongo que la comunidad se convirtió en otra cosa: tocaba juntarse porque no había otra manera de sobrevivir”, escribe.

El pasado musical

Tampoco tienen desperdicio los capítulos sobre sus primeras influencias musicales. A losBeatles, por ejemplo, les ningunea que da gusto: su impacto fue mínimo en los ambientes working class en los que se movía Lydon:

“En mi barrio a nadie le importaba una mierda Sergeant Pepper’s. Por entonces los Beatles eran niños ricos pasándoselo bien… Sí, de acuerdo, tienen un par de discos buenos, pero como mis padres me volvieron loco con sus primeros discos, cuando empezaron rollo Yunga Din y sus bongos, yo ya estaba más que harto. La gente que había a su alrededor resultaba presumida, con flores pintadas en la cara y gafas gigantes con cristales rosas. No hay palabras para describir semejante bobada. Me acuerdo de haberlos visto en Top of the Pops cantando All You Need Is Love, todo ese ‘la la la la – laaa’. ¡A tomar por culo!”.

'Por entonces los Beatles eran niños ricos pasándoselo bien'

He aquí, por tanto, todo un clásico subcultural: punkies contrahippies.

Por contra, aDavid Bowielo sitúa como unantecedente directodel punk:

“Bowie difundía el amor homosexual, pero lo hacía de una manera tan valiente que a los hinchas del Arsenal les encantaba. A esos matones les gustaba la audacia y el arrojo de Bowie y, de repente, los extravagantes gais pasaron a ser percibidos entre los hooligans como respetados guerreros… Mucho del glam rock sonaba genial, pero nadie era tan complejo como Bowie. Bolan sacó discos muy buenos, pero al final se quedaba en elfo caprichoso. Bowie, sin embargo, era muy claro y explícito de una forma que los carcas del momento calificaban de antisocial. Además, los conciertos de Bowie eran el lugar perfecto para conocer chicas, de eso no había duda. Estaban llenos de chicas descontroladas. La curiosidad sexual del glam estalló en ese momento, cuando Bowie decía: ‘¿Quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer?’ El punk no nació de la noche a la mañana sino que surgió a partir de todas esas cosas”.

'Gracias a Bowie los extravagantes gais pasaron a ser percibidos entre los hooligans como respetados guerreros'

¿Y de los Pistols? ¿Algo que decir? Bastante. Ocurre que esa historia estábastante más trillada. No obstante,ahí van unas pildorillas de remate para que no se diga:

“La banda eclosionó de una forma muy rápida y agresiva y, en muy poco tiempo, se convirtió en la más potente del mundo. Recuperarse de eso es bastante difícil, también asimilarlo, porque fue un proceso muy dinámico durante el cual traspasamos todos los límites imaginables. Supuso una apertura de mente por laque todas las puertas que habían permanecido cerradas acabaron abriéndose. Pero, lamentablemente, para muchos esas puertas fueron sólo de ida y vuelta, puertas giratorias”.

“Los Pistols fueron una unión alucinante de un grupo de personas que se destetaron nada más verse, que recelaban unos de otros y que, sin embargo, sacaron el mejor provecho de estar juntos”.

Amén.

El 6 de enero de 1957, Elvis Presley tocó en el show de Ed Sullivan. Le filmaron de cintura para arriba para no herir sensibilidades. Dos décadas después, la irrupción de los Sex Pistols, liderados por Johnny Rotten,puso patas abajo el establishment británico. Veinte años separan al rey del rock del rey del punk. Tiempo en el que se concentraronbuena parte de los hitos de la música popular. Muchísimo tiempo.

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