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Free Milena! La fascinante mujer a la que amó Kafka fue mucho más interesante que él
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Alberto Olmos

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Free Milena! La fascinante mujer a la que amó Kafka fue mucho más interesante que él

A pesar del interés que despierta periódicamente la figura de Milena Jesenská, sigue sin escribirse una gran biografía que la aleje del estereotipo de "novia de Kafka"

Foto: Milena Jesenská
Milena Jesenská

"Un libertinaje antiburgués: dos abortos, dos intentos de suicidio, robos en tienda, falsificación de documentos, una relación lésbica, estupefacientes, cuatro meses en una institución psiquiátrica, unos cuantos días en la cárcel, de nuevo por robo; una etapa trabajando como portamaletas; vida en común con la amante de su marido..."

Con este explosivo párrafo da cuenta somera Reiner Stach en su biografía sobre Kafka de la vida y milagros de Milena Jesenská, cuya existencia fue desde luego mucho más atrevida e interesante que la del autor de 'El proceso'. Sin embargo, el papel de Milena Jesenská en la historia de la literatura se resume en un gran silencio: el que generan las 300 cartas que Kafka le envió y que, reunidas posteriormente en un libro, se leerán para siempre como un monólogo seriado donde una tal Milena aguanta impasible, y calladita, todo lo que el genio le quiera endosar.

¿Por qué no disponemos de las cartas de Milena? ¿Cómo llegaron a publicarse las cartas dirigidas a ella? ¿Nos legó alguna obra propia Milena Jesenská? Y, sobre todo, ¿por qué esta extraordinaria mujer no dispone de una biografía rigurosa y actualizada?

Mucho que quemar

Sabemos que en 1955 Felice Bauer vendió por 8.000 dólares a una editorial estadounidense las cartas que le envió Kafka, y que éste quemó las 400 que recibió de ella. Honestamente, creo que Kafka nos hizo a todos un favor: no hay personaje más aburrido en la vida de Kafka que Felice Bauer, señora agotadoramente matrimonial, insulsa y apolillada. Ahorrarse la tarea de leer sus 400 cartas es algo que la Humanidad puede incluso celebrar.

Fue lamentable la pérdida de las misivas de Milena, la pizpireta periodista cuyo paso por el mundo fue cualquier cosa menos anodino

Mucho más lamentable parece la pérdida de las misivas de Milena, la pizpireta periodista de modas cuyo paso por el mundo fue cualquier cosa menos anodino. Se carteó con Kafka entre 1920 y 1923, cuando era ella Milena Pollak. En 1939 encomendó al editor Willy Haas el cuidado de las cartas recibidas, y Willy Haas hizo lo propio con varios amigos, que le devolvieron el material en 1945. Siete años después, aparecía la primera edición de 'Cartas a Milena', edición autorizada por el ex marido de Milena, Ernst Pollak, a condición de que se eliminaran determinados pasajes indiscretos o caricaturescos.

Reiner Stach nos dice que “no está claro” qué pasó con las cartas de Milena: ella misma le pidió a Max Brod que las quemara, entendemos que en la confianza de que podría pedírselas a su amigo íntimo Franz Kafka y deshacerse de ellas. Lo cierto es que Max Brod tenía mucho que quemar, y le gustaba bastante no quemar las cosas que le decían que quemara. No es otro el motivo de que podamos leer hoy las cartas a Milena, aunque Kafka le pidió en su famosa nota que las reclamara y destruyera. ¿Quemó Brod las cartas de Milena y no las de Kafka? ¿Las quemó el propio Kafka? Cierta misoginia pirómana planea sobre este asunto, amigos.

Campo de concentración

Quizá al calor de la biografía de Kafka publicada el año pasado por Acantilado, Tusquets acaba de reeditar 'Milena', de Margarete Buber-Neumann, el único libro en español que puede ampliar nuestro conocimiento sobre esta fascinante figura de la primera mitad del siglo XX. Me he acercado al él con enorme interés, pero debo decir que me ha decepcionado considerablemente.

Ni rastro encontramos en esta biografía de la Milena radical que retrata a vuela pluma Reiner Stach, aunque Milena tiene una gran virtud: pone el foco definitivamente sobre la mujer, la vuelve protagonista (por eso me resultan improcedentes las citas de Kafka que encabezan cada capítulo).

Margarete Buber-Neumann conoció a Milena Jesenská en Ravensbrück, el campo de concentración para mujeres más grande del nazismo. Poco le importaba que durante tres años hubiera cruzado cartas con un gran escritor. Milena murió en 1944 en este confinamiento, y muchos años después Buber-Neumann reunió en un libro su experiencia junto a ella, aderezada con la lectura de todo lo Milena escribió y de algunos testimonios de amigos y conocidos.

Es ahí donde el libro de Buber-Neumann alcanza su mayor interés, pues la visión de Milena que nos ofrece de primera mano la autora es inexplicablemente plana, incluso demasiada devota. Básicamente dice que era una mujer encantadora, generosa y optimista. Así, lo mejor del libro es leer a la propia Milena, extractos de sus artículos, de su libro 'El camino hacia la simplicidad', o los llamamientos a la unidad del pueblo checo. Por ahí vamos viendo lo que perdimos con sus cartas a Kafka.

La hija de Milena, Jana Cerna, publicó una biografía de su madre ('Vida de Milena'), nunca traducida al español. Normalmente los hijos no son los más adecuados para biografiar a sus padres, me temo.

De modo que la gran biografía de Milena Jesenská aún está por escribir. Debe escribirse. Llegará.

"Un libertinaje antiburgués: dos abortos, dos intentos de suicidio, robos en tienda, falsificación de documentos, una relación lésbica, estupefacientes, cuatro meses en una institución psiquiátrica, unos cuantos días en la cárcel, de nuevo por robo; una etapa trabajando como portamaletas; vida en común con la amante de su marido..."

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