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¡Abajo Papá Noel! ¡Vivan los Reyes Magos!
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Alberto Olmos

Mala Fama

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¡Abajo Papá Noel! ¡Vivan los Reyes Magos!

El 6 de enero parece invencible en tiempos en los que cualquier tradición es cuestionada

Foto: Detalle de un muñeco de Papá Noel junto a un contenedor de residuos plásticos. (EFE/Kai Försterling)
Detalle de un muñeco de Papá Noel junto a un contenedor de residuos plásticos. (EFE/Kai Försterling)

Todas las Navidades me acuerdo de una frase que oí pronunciar hace unos 15 años en mi pueblo segoviano a un hombre sencillo y ya resignado a las burocracias de la paternidad: "Ahora tienes que hacerles regalos también por Papá Noel". Me fascinó entonces escuchar con tanta claridad el sonido que hace una moda al convertirse en costumbre contra el grueso de una voluntad. Es un sonido triste, como de granizo sobre uralita. Este padre segoviano no quería comprarles más cosas a sus hijos por Navidad, pero tenía que hacerlo; tenía que hacerlo también. El miedo a ser considerado mal padre, sobre todo por tus propios hijos, mueve el mundo.

Cuando empezó a cuajar comercialmente lo de Papá Noel, pensé que los Reyes Magos estaban en peligro. Papá Noel venía antes, encima, y muchos balcones exhibían pequeños papás noel comprados en el chino que escalaban durante toda la Navidad los sueños de los niños. Casi nadie ponía el Belén, mientras que en los centros comerciales se instalaban escenarios para que Papá Noel expandiera su imperio seboso y carcajeante. Papa Noel molaba más porque salía en todas las películas. Los Reyes Magos se iban a quedar sin trabajo como tres actores habituales de Berlanga.

Ahora, los niños se preocupan por el medio ambiente mientras abren el doble de regalos

Pero esto no sucedió. El milagro del consumismo es que siempre puedes comprar más. El consumismo multiplica los panes y los peces, los regalos, y ahora los niños ven natural que, como el coronavirus, les caigan juguetes en dos olas sucesivas, sumamente contagiosas. Si no regalas por Papá Noel, eres pobre, mal padre, insensible y catolicón. Antes te regalaban menos por Reyes ya solo con que tu cumpleaños fuera también en enero. Ahora, los niños se preocupan más por el medio ambiente mientras desenvuelven el doble de regalos, generan el doble de plástico y tropiezan con el triple de cartón. Saben que la protección del medio ambiente nunca pasará por consumir menos, sino por consumir siempre más y echarle la culpa de la erosión ecológica al que fabrica los juguetes.

Papá Noel no son los padres

Con todo, es curioso que no haya hecho fortuna la frase: “Papá Noel son los padres”, como si todos supiéramos que el gordinflón ese no es realmente de nuestra familia. Las tradiciones se asientan genealógicamente, y a lo mejor falta medio siglo para que Papá Noel se infiltre en el árbol familiar y dejé de parecer el vecino borracho que te da caramelos.

“Los Reyes son los padres” es una de las cimas de la cultura española. La frase acota un desencanto, en principio, pero, con el tiempo, va configurándose como un elogio literal hacia la paternidad. Que tus padres se molestaran durante años en levantar una ficción perfecta y generosa no puede sino emocionarte. Pensemos en todos esos padres toscos, en todas esas madres descuidadas, en familias sin mucha imaginación, sin mucho teatro en la cabeza. Ellos también hacían en enero el esfuerzo de mentirte, de comprar regalos en secreto, guardarlos donde no pudieras encontrarlos, esperar a que te durmieras y dejar a los pies de tu cama (era mi caso) varios paquetes sin que nunca les pillaras. Tratar de pillar a los Reyes Magos es una de las grandes aventuras de la infancia, y no los pillabas nunca. La magia de la noche de Reyes es que la crean los adultos de la familia sin haber pasado un cursillo ni nada, solo porque vieron hacer lo mismo a sus padres.

"Los Reyes son los padres" es una de las cimas de la cultura española

La tradición, en fin. La tradición no se inventa, no es ocurrente ni despide superioridad moral, no tiene discurso ni origen, no vale cambiarla. Ahora que todo debe ser cambiado a la carrera y sustituido por cualquier chorrada, llama la atención que nadie haya tenido aún la osadía de impugnar el Día de Reyes, siendo una costumbre cristiana y, por si fuera poco, con reyes. Fuera de quién hace de Melchor, Gaspar y Baltasar en las cabalgatas, y de si estos visten de una u otra manera, los Reyes Magos son intocables. Byung-chul Han apunta en 'La desaparición de los rituales' (Herder) que las tradiciones dan estabilidad a la vida a fuerza de repetirse; y va más allá: “Hacen que la vida sea duradera”.

Sin embargo, en realidad las tradiciones sí pueden inventarse, y el año pasado mi hija me vino del colegio emocionadísima y gritando: “¡Mañana es Halloween!”. ¿A quién coño le importa?, pensé. De hecho, se lo dije con esas mismas palabras. Mis padres no saben ni pronunciar la palabra 'Halloween'; es, por tanto, una tradición sin sustancia, pero muy divertida porque te disfrazas. La gente cree que una tradición consiste en hacer todos juntos el tonto. Y no, eso es en realidad la televisión.

La tradición consiste en hacer todos juntos el pasado.

Todas las Navidades me acuerdo de una frase que oí pronunciar hace unos 15 años en mi pueblo segoviano a un hombre sencillo y ya resignado a las burocracias de la paternidad: "Ahora tienes que hacerles regalos también por Papá Noel". Me fascinó entonces escuchar con tanta claridad el sonido que hace una moda al convertirse en costumbre contra el grueso de una voluntad. Es un sonido triste, como de granizo sobre uralita. Este padre segoviano no quería comprarles más cosas a sus hijos por Navidad, pero tenía que hacerlo; tenía que hacerlo también. El miedo a ser considerado mal padre, sobre todo por tus propios hijos, mueve el mundo.

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