Del Imperio a la Unión Europea

Del Imperio a la Unión Europea. Ramón Pérez-Maura / 432 páginas / 22,20 euros. Comprar libro

Otto de Habsburgo-Lorena ha fallecido el 4 de julio en Alemania a los 98 años de edad, y su entierro ha tenido lugar el sábado pasado en la Cripta de los capuchinos en Viena, donde reposan todos sus antepasados, tras un impresionante funeral presidido por el cardenal Schönborn junto a otros obispos de antiguos países del imperio y con la asistencia de representantes de las casas reales de todo el continente e importantes mandatarios políticos.

Su despedida ha evocado en mí un repaso a la dolorosa historia europea del último siglo, pero también a la prodigiosa eclosión artística, literaria y musical que a finales del siglo XIX  y en la primera mitad del XX floreció en sus territorios, generaciones segadas desgraciadamente por las guerras mundiales y especialmente por la represión brutal acometida por los gobiernos nazis y soviéticos.

Esta irrepetible orgia cultural ha provocado la reflexión de muchos, se han aducido numerosas explicaciones, pero tal vez ninguna de ellas lo describa como el gran Stefan Zweig en sus memorias, El tiempo de ayer, al hablarnos del entusiasmo con que desde muy jóvenes se suscribían a revistas de poesía, seguían el teatro y la literatura, la música, el pensamiento y el arte con avidez y rivalidad entre ellos, había un clima irrepetible de aprecio por toda representación artística de calidad, por la innovación y las vanguardias, como también refleja vivamente Patricia Runfola en esa pequeña joya que es Praga en tiempos de Kafka -obra agotada por desgracia-, en la que da vida y voz a una bulliciosa juventud reunida en sociedades con idearios artísticos revolucionarios y que fraguarían unas vanguardias culturales que no podemos soñar hasta dónde habrían llegado si los dos desastres mundiales no hubieran puesto patas arriba a Europa y arrastrado en una inmensa marea de destrucción y muerte a varias generaciones.

Pero sobre todo la muerte de Otto de Habsburgo me trae a la memoria la magnífica semblanza que sobre él escribió Ramón Perez-Maura en 1998, Del Imperio a la Unión europea, la huella de Otto de Habsburgo en el siglo XX,  manejando una importante bibliografía y contando especialmente con testimonios y recuerdos de primera mano del propio Otto.

En 1916, con apenas cuatro años, fue nombrado heredero del Imperio Austro húngaro, cuyo trono acababan de ocupar sus padres, Carlos y Zita, al fallecer su abuelo, el emperador Francisco José en noviembre de ese mismo año. Carlos es coronado en un momento absolutamente trágico del imperio, que se halla inmerso en una contienda que alcanza unas dimensiones impensables, cuando al inicio se declaró únicamente la guerra a Serbia tras el asesinato en 1914 del archiduque Francisco Fernando.

Los acontecimientos se desencadenan: en noviembre de 1918 Carlos abdica y se proclama la república en Austria; el rechazo absoluto de la Entente ganadora a restaurar el orden anterior precipita el desmembramiento de los antiguos estados del imperio, con las consecuencias devastadoras de sobra conocidas al desaparecer el único poder que podría haber presentado una feroz resistencia a los poderosos vecinos que surgirían poco más tarde, de la Alemania hitleriana y la Rusia soviética.

En 1919 la familia imperial se refugia en Suiza. Mientras un ex-almirante de la Armada y súbdito “fidelísimo”, Horthy, es elegido regente de Hungría, consumando la gran traición al emperador, impidiendo sus dos intentos de restauración, mintiendo, engañando e intoxicando a las potencias vencedoras hasta forzar a estas a buscar un confinamiento para el emperador, que conlleve su aislamiento total de la escena política.

En 1921 son desterrados a la isla de Madeira. Carlos muere de una pulmonía al año siguiente, con solo 34 años, por las condiciones miserables en las que viven, en absoluta pobreza y abandono, su mujer está embarazada de su octavo hijo, toda la familia está enferma. Alfonso XIII trabajo incansablemente para que la Entente les permitiera viajar a España donde ofrecerles atención y cobijo.

Son estas las mejores páginas de la obra, donde alcanza un clima de emoción humana profundamente conmovedora. Esta es la escuela en que forjó su carácter Otto, un hombre honorable, con gran sentido de estado y de responsabilidad histórica, que ha mantenido una fe inquebrantable a lo largo de su vida en el proyecto de unión europea y al que entregó todas sus energías. La lectura de su biografía es un repaso a la historia de nuestro continente durante la centuria pasada y es un impulso a creer en algo absolutamente necesario para nuestro futuro, como vienen demostrando también los sucesos más recientes, desde que estallase la crisis financiera que tan dramáticos resultados está provocando en los miembros europeos.