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Curso de restauración 'online', un engaño al alumno y al patrimonio
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Curso de restauración 'online', un engaño al alumno y al patrimonio

En el Estado existen distintas leyes para la protección del patrimonio, tantas casi como comunidades. Su objetivo es claro: velar por la conservación de lo que

En el Estado existen distintas leyes para la protección del patrimonio, tantas casi como comunidades. Su objetivo es claro: velar por la conservación de lo que la sociedad ha considerado que debe ser preservado para el disfrute de las generaciones presentes y futuras, y que posee una categoría de protección que exige su custodia. Sin embargo, ninguna de dichas leyes presenta un reglamento en el que se describa qué profesionales deben ser los encargados de ello, ni mucho menos qué cualificación deben de poseer.

El concepto de patrimonio cultural es muy amplio, las manifestaciones que deben ser preservadas pueden ir desde monumentos a paisajes culturales, y desde luego se amplía al patrimonio inmaterial ligado a saberes populares, gastronomía, o memoria oral. La custodia de este patrimonio recae en las administraciones y muchas son las tareas necesarias para evitar su destrucción.

Por ejemplo, es preciso conocer el contexto histórico y artístico y saber qué relación puede tener con otros bienes; es necesario el análisis material y estructural para saber qué riesgos le amenazan; es imprescindible conocer su entorno para saber qué tipo de alteraciones presenta y cómo pueden estabilizarse; o conocer qué tipos de tratamientos pueden aplicarse para que continúe poseyendo los valores que lo caracterizan. Por último, deben transmitirse a la sociedad su valía para que ésta aprecie el elemento de custodia. Pero, ¿quiénes son los técnicos que se encuentran cualificados para realizar todo esto? ¿Está regulada su actividad profesional? ¿Existen recomendaciones vinculantes al respecto? La respuesta es no.Debe transmitirse a la sociedad la valía del patrimonio cultural para que ésta aprecie el elemento de custodia

En este país poseemos recursos culturales de incalculable valor que están siendo expoliados y dilapidados como si de renovables se tratase, pero el patrimonio es finito y estamos agotando aquello que puede ser el último recurso de sostenibilidad que nos queda.

Si el lector es capaz de imaginarse poseedor de un automóvil de incalculable valor, una reliquia extraordinaria que todavía está en uso, ¿lo llevaría a una escuela taller para que le cambiasen el aceite? ¿Se lo encomendaría a alguien que ha realizado un cursillo on line de mecánica? ¿Permitiría que una octogenaria con muy buena voluntad lo “arreglase”? ¿Se lo daría a su vecino que conoce a alguien que hizo un cursillo en no se sabe exactamente dónde, pero que tiene muy buena mano? La respuesta está clara, se omite por evidente.

Sin embargo, esto es lo que sucede con la intervención en el patrimonio en España:

El Aula Mentor es una iniciativa de formación online, abierta y flexible para personas adultas, promovido por el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (C.N.I.C.E.) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a través de la Subdirección General de Aprendizaje a lo largo de la vida. Desde las Áreas de Empleo de Consejerías de Educación, Consumo y Empleo de distintos ayuntamientos como el de Granada o Murcia se está impartiendo una formación on line en el que se imparte un curso de 90 horas para capacitación en conservación y restauración de objetos antiguos.

Durante esta semana, desde la Asociación de Conservadores Restauradores de España (ACRE) hemos solicitado formalmente al Ministerio de Cultura que cesen de impartir dichos cursos, pues consideramos que desde ellos se promueven y alientan una capacitación insuficiente que, en último término, puede estimular graves atentados al patrimonio cultural. Al mismo tiempo muchos otros profesionales, a nivel individual, han reclamado información referente a los mismos. Las respuestas indican que el curso no pretende capacitar a los alumnos, sino informarles sobre los procesos necesarios para llevar a cabo una intervención. Sin embargo, una de las imágenes desde la que se promociona esta oferta de formación claramente está relacionada con una intervención directa, aparentemente de una talla del siglo XVII.

Un curso de información general

En su anuncio, el contenido del curso se especifica claramente como “conocimientos básicos para la restauración y conservación de objetos antiguos”. El temario desarrollado incluye conceptos generales y criterios de restauración, conocimiento del objeto, diagnóstico de objetos variados y causas de su deterioro, así como nociones de conservación preventiva.

Realmente nos asalta la duda de quién pretenderá conocer todos estos aspectos por mera información general. O se engaña a los alumnos o se engaña al patrimonio.

España, potencia mundial en patrimonio, tiene paralizado el borrador de una nueva leyDe todo esto surge un reclamo imperioso: el Patrimonio Cultural necesita urgentemente una reglamentación específica en la que se defina qué profesionales deben encargarse de su preservación y por supuesto que esta esté basada en las competencias educativas relacionadas con los correspondientes estudios superiores ya existentes de grado y máster, pertenecientes al Espacio Europeo de Enseñanza Superior.

Sin embargo, la realidad es otra. España, potencia mundial en patrimonio, tiene paralizado el borrador de una nueva ley de patrimonio o su reglamentación, y el grave abandono de las inversiones públicas y privadas en conservación-restauración, junto con el intrusismo, en un futuro cercano van a provocar que no existan profesionales especializados a los que regular.

En el Estado existen distintas leyes para la protección del patrimonio, tantas casi como comunidades. Su objetivo es claro: velar por la conservación de lo que la sociedad ha considerado que debe ser preservado para el disfrute de las generaciones presentes y futuras, y que posee una categoría de protección que exige su custodia. Sin embargo, ninguna de dichas leyes presenta un reglamento en el que se describa qué profesionales deben ser los encargados de ello, ni mucho menos qué cualificación deben de poseer.