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Echegaray, por qué España desprecia a su primer Nobel
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Graciano Palomo

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Echegaray, por qué España desprecia a su primer Nobel

El centenario de José Echegaray pasa de puntillas

Foto: Echegaray retratado por Sorolla
Echegaray retratado por Sorolla

El Ateneo de Madrid, institución de referencia de la sociedad civil española desde hace casi doscientos años, celebra estos días el primer centenario de la muerte de uno de sus dirigentes más preclaros, el escritor José Echegaray (1832-1916), personaje tan desconocido como clave en la turbulenta historia de España del siglo XIX.

Una exposición recorre la vida y la obra del primer Premio Nobel de Literatura español (1904), pese a que Echegaray era ingeniero de caminos, matemático (su gran afición), divulgador científico, dramaturgo, economista y político (cuatro veces ministro en los distintos gabinetes de conservadores y liberales).

Ateneista por vocación, Echegaray fue el precursor de otros Nobel españoles como Jacinto Benavente y Vicente Alexandre, o más recientemente, Camilo José Cela.

Una figura controvertida

Echegaray fue una figura controvertida y criticada por sus contemporáneos –entre ellos, Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán, aunque no los únicos-, de ahí que Mariano de Cavia escribiera que sobre la tumba de Echegaray (hoy completamente abandonada en el cementerio madrileño de San Isidro) yacía el siglo XIX español.

Aunque personalidades como José Abellán o Federico Mayor Zaragoza pasarán por el Ateneo para glosar a Echegaray, resulta llamativo el desconocimiento sobre su figura, así como el desprecio que parecen sentir los españoles hacia él.

Gracias a su empuje y al de otros ateneistas, científicos de fama universal como Albert Einstein y Marie Curie visitaron en su día la sede del Ateneo

Echegaray participó activamente desde los foros del propio Ateneo en los debates políticos, culturales, económicos y científicos de su época. Fue un pionero de la Escuela de Estudios Superiores del Centro junto a Azcárate, Canalejas, Joaquín Costa, Menéndez Pelayo, Ramón y Cajal o la ya mencionada Pardo Bazán. Fruto de aquellos cursos se han publicado dos volúmenes -titulados 'Resolución de ecuaciones y teoría de Galois'- que constituyen una de las aportaciones más importantes a la introducción de la ciencia matemática moderna en España.

Gracias a su empuje y al de otros ateneistas, científicos de fama universal como Albert Einstein y Marie Curie visitaron en su día la sede de la institución.

El Ateno, que tuvo su origen en la Institución Libre de Enseñanza, vivió tiempos convulsos en el siglo XIX. Con la llegada del absolutismo, los liberales del Ateneo se exiliaron a Londres, donde fundarían otro ateneo español con los aires del romanticismo entonces en boga. Con ese bagaje, regresarían a su país en 1833.

El Ateneo, en definitiva, fue un campo neutral donde pudieron convivir todas las opiniones, incluso durante la Guerra Civil. Ahora celebra la vida y milagros de ese gran olvidado llamado José Echegaray.

El Ateneo de Madrid, institución de referencia de la sociedad civil española desde hace casi doscientos años, celebra estos días el primer centenario de la muerte de uno de sus dirigentes más preclaros, el escritor José Echegaray (1832-1916), personaje tan desconocido como clave en la turbulenta historia de España del siglo XIX.

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