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Todo lo que aprendí de los jesuitas
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Todo lo que aprendí de los jesuitas

Mis cuatro años en La Universidad de Comillas en Santander me sirvieron para aprender algunos hábitos que sigo poniendo en práctica

Foto: Universidad Pontificia de Santander. (iStock)
Universidad Pontificia de Santander. (iStock)

Publiqué no hace mucho en mi libro Memorias Comillesas algunos recuerdos de mis cuatro años en La Universidad de Comillas, en Santander. La regían los jesuitas y eran tiempos de nacionalcatolicismo cerrado. Con mas ironía que cariño me reía de las ocurrencias de aquellos profesores y cuidadores que nos hablaban desde el Más Allá. Salían perlas por sus bocas.

No había venganza alguna sino recuerdos de una concepción religiosa que mezclaba magia con sentimentalismo. Pero los jesuitas son mucho mas que eso. Salieron en tromba a defender lo católico con un humanismo que reivindicaba la razón. El Padre Mariana o el exquisito granadino Francisco Suarez se incrustan e influencian la Modernidad. Todo un tema y que solo lo señalo. Ahora quiero referirme a las enseñanzas que me han abierto la mente, a hábitos que han dado armonía a mi vida, a un estilo que deja un fuerte poso en la personalidad. Señalaré y concretaré algunos.

La disciplina intelectual que ordena la mente, se basa en una meticulosa metodología y hace que no se pierda el tiempo en cuestiones de poca monta. El discernimiento o criterio para diferenciar los hechos ya que estos se presentan en estado bruto. Y el que no distingue confunde. Mucho de lo que he aprendido y aplicado despues con la filosofía analítica tiene su impulso y sello en lo que con ellos estrene.

El madrugar da no pocas ventajas en un país de dormilones mañaneros

El estudio de las Humanidades en general y el estudio que se abre con atención y curiosidad a lo que nos sucede y rodea en este mundo. Una sana incredulidad, un moderado escepticismo para no arriesgarse a lo tonto sino actuar con prudencia y pies de plomo. No olvido el aprendizaje temprano de las lenguas clásicas tan olvidadas hoy y tan utiles siempre. Y para acabar estos bienes, el levantarse pronto y ponerse a trabajar inmediatamente. El madrugar da no pocas ventajas en un país de dormilones mañaneros.

No quiero acabar estas letras sin decir algo parecido a lo que decía Renan de sus viejos profesores también curas. Que no les había defraudado. Al menos,añado yo,en la formación que nos dieron y que despues nosotros debíamos rellenar. Y tampoco quiero olvidar que entre mis mejores amigos o conocidos se encuentran no pocos jesuitas. Me permitire citar a dos. A mi paisano portugalujo Ignacio Ellacuria asesinado en El Salvador y a Manuel Fraijo. uno de los mejores teólogos del momento. Si he cometido algun error que me corrija el Padre Ignacio, Patrón y Fundador.

Publiqué no hace mucho en mi libro Memorias Comillesas algunos recuerdos de mis cuatro años en La Universidad de Comillas, en Santander. La regían los jesuitas y eran tiempos de nacionalcatolicismo cerrado. Con mas ironía que cariño me reía de las ocurrencias de aquellos profesores y cuidadores que nos hablaban desde el Más Allá. Salían perlas por sus bocas.

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