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El bisnieto de Jardiel Poncela está debajo de un almendro
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Juan Soto Ivars

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El bisnieto de Jardiel Poncela está debajo de un almendro

Qué diferencia entre este caso y el de Vermut, o tantas otras cacerías mediáticas. ¡A ver si al final resulta que la prensa no es el cauce adecuado para denunciar un abuso sexual!

Foto: El dramaturgo Ramón Paso. (Europa Press/EC)
El dramaturgo Ramón Paso. (Europa Press/EC)
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Ramón Paso, autor de Puta, pija y perversa, es bisnieto de Jardiel Poncela, autor de ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes? y nieto de Alfonso Paso, autor de Juicio contra un sinvergüenza. Vi algunas de sus obras y me divirtieron. También las de sus ancestros, que me gustaron más.

Ahora el dramaturgo está envuelto en el drama pero la obra la dirige otro. Pesa sobre su nombre una acusación sexual de 14 mujeres cuyo contenido concreto es un misterio. Esta vez, a diferencia de en otros casos que quieren ser MeToo, todo marcha por donde tiene que ir: por la justicia, que es falible, pero lejos de las garras de la prensa rosa travestida en justiciera, que siempre es cruel.

No he visto en esta ocasión a El País dedicar grandes espacios a una acusación. Será porque no la lanza el propio medio. Le dedicaban poco espacio, todo lo contrario que con el caso Vermut, cineasta sobre el que no pesaba denuncia judicial alguna. Las diferencias en este sentido son insalvables. En otros ámbitos, todo va por donde siempre.

En las redes veo las posturas más incongruentes. Hay quien celebra esta cancelación porque el que está en el ojo del huracán es un “progre aliado feminista” devorado por el monstruo que supuestamente alimentó. Mezclar las cosas y verlo todo a través de los parámetros preconcebidos por la ideología o la moral es el síntoma más nefasto de la consabida batalla cultural.

A diferencia de otros casos, todo marcha por donde tiene que ir: la Justicia, que es falible, pero lejos de las garras de la prensa rosa

¿Qué tenemos encima de la mesa, realmente? Lo poco que se sabe es que el caso Paso marcha por donde ha de ir: catorce mujeres han declarado ante la Fiscalía de Madrid, que ha dado curso a una denuncia por agresión sexual en la que también se leen palabras como “coacciones”.

Sin embargo, por mucho que esta vez las cosas vayan por su camino, ocurre que la acusación y la condena son simultáneas: su obra Jardiel enamorado se estaba representando con éxito de crítica y público en Madrid y ya se ha cancelado. Pepe Viyuela ocupaba el papel protagonista junto a Ángela Peirat, Ana Azorín, Inés Kerzan, Sergio Otegui y Rafa Ramos.

He leído la entrevista de Paula Corroto al actor, donde explica sus motivos para dejar de representar la obra, y también sus dudas. Dice que abandonar esta representación ha sido una orden dictada por su estómago, visceral, y que comprende que existe la posibilidad de que tenga que pedirle perdón al acusado en el futuro. Su plante, explica, no es valentía, sino cobardía. Y su honestidad me ha parecido hermosa.

En la entrevista leemos también una curiosa división de opiniones entre el elenco de la obra cancelada: los actores masculinos querían dejarlo pero las actrices consideraban que había que seguir. Es fácil comprender por qué, más allá de cuestiones de higiene moral. En el mundo de la actuación teatral no es fácil conseguir trabajo, existe una inmensa precariedad y es paradójico que una cuestión de prurito ético masculino dé al traste con la estabilidad laboral de tres mujeres.

placeholder El actor Pepe Viyuela en una imagen de archivo. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
El actor Pepe Viyuela en una imagen de archivo. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

Ahora los periodistas tratan de averiguar de qué se acusa exactamente a Paso, es decir, qué es lo que se esconde tras el nebuloso concepto de “agresión sexual”, que con el “sí es sí” comprende actos que van desde una violación continuada al pico de Rubiales. En el periódico Público hablan con algunas mujeres que lo trataron, como Alana S. Portero o María San Miguel, y ambas dicen que el comportamiento de Paso era “vox pópuli” en la profesión. Siempre la misma historia.

Ignoro qué ha hecho Paso, ignoro qué han experimentado las denunciantes, pero merece la pena colocar el escándalo en su contexto y resaltar que todo, salvo la cancelación de su obra, marcha por el cauce propio del Estado de derecho. Y que incluso la cancelación de su obra, explicada con matices y dudas por Pepe Viyuela, parece algo comprensible en un mundo en que, con toda justicia, se quiere erradicar el abuso sexual de todo ambiente de trabajo.

Pero repito: qué diferencia entre este caso y el de Vermut, o tantas otras cacerías mediáticas. Y qué sintomático que esta vez nuestros justicieros habituales hayan permanecido en un discreto segundo plano. ¡A ver si al final resulta que la prensa no es el cauce adecuado para denunciar un abuso sexual!

Ramón Paso, autor de Puta, pija y perversa, es bisnieto de Jardiel Poncela, autor de ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes? y nieto de Alfonso Paso, autor de Juicio contra un sinvergüenza. Vi algunas de sus obras y me divirtieron. También las de sus ancestros, que me gustaron más.

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