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Es usted un cobarde, Urtasun, pero muchas gracias
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Rubén Amón

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Es usted un cobarde, Urtasun, pero muchas gracias

El brochazo populista de retirar el Premio Nacional de Tauromaquia beneficia la causa taurina porque se quita de encima la limosna gubernamental y reafirma su reputación transgresora y contracultural

Foto: El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en la clausura el pasado 25 de abril de la XXVIII Lectura Continuada de El Quijote en el Círculo de Bellas Artes. Eduardo Parra / Europa Press
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en la clausura el pasado 25 de abril de la XXVIII Lectura Continuada de El Quijote en el Círculo de Bellas Artes. Eduardo Parra / Europa Press
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Lejos de indignarme, agradezco al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, la decisión de haber suprimido la categoría de Tauromaquia en los Premios Nacionales que concede su maltrecho negociado.

Estaba claro que Emiliano García Page iba a replicarle creando de inmediato unas “estatuillas” con el escudo de Castilla-La Mancha. Y que Ayuso denunciaría la iniciativa liberticida de Urtasun, pero no conviene dramatizar el brochazo populista, sino aceptarlo como una magnífica noticia.

Nada más beneficioso para la reputación de los toros que reafirmarse en la subversión y la transgresión. Y quitarse de encima las limosnas con las que este Gobierno fingía una relación superficial con la Fiesta.

Imagino que el ministro de Cultura no se habrá sobrepuesto del impacto que supuso estrechar la mano de Eduardo Miura en la última entrega de las medallas de Bellas Artes. Impone mucho la fiereza del ganadero sevillano. Y es posible que Urtasun se sintiera intimidado.

Podemos entenderlo. “Cómo voy a torear un toro de Miura si me da miedo darle la mano al ganadero”… decía Curro Romero, aunque Urtasun se ha vengado con la censura de una iniciativa no política, sino ideológica, que expone su sectarismo y su oportunismo.

La persecución del ministerio de Cultura y del gobierno sanchista redundan en la credibilidad de la tauromaquia como territorio genuino

Nada más fácil ni cobardón que atacar a los toros cuando la sociedad se animaliza. Y nada más providencial para la causa taurina, precisamente porque la persecución del Ministerio de Cultura y del gobierno sanchista redundan en la credibilidad de la tauromaquia como territorio genuino.

Más ahora, que empieza San Isidro -torea Morante el próximo viernes- y que va a abarrotarse durante un mes la plaza de Las Ventas. Y no porque los toros sean de derechas, sino porque la izquierda es irreconocible en su propia caricatura proteccionista y paternalista.

Quizá procede recordarle al nuevo ministro el reciente centenario del nacimiento de Jorge Semprún. No solo porque fue un ilustre ministro de Cultura cuando la cultura no era un mero cliché de la izquierda, sino porque el escritor pudo esconderse de la persecución franquista gracias al refugio de la calle Ferraz que le habilitaron los maestros de la familia Dominguín.

Franco le preguntó a Luis Miguel cuál de los tres hermanos toreros era el comunista.

¿Y qué le respondió Luis Miguel?

"Los tres, caudillo, los tres".

Eso es el valor, ministro Urtasun.

Atacar a los toros desde su despacho es mera cobardía, pero entiendo que a usted le duele el apretón de manos de Miura.

Foto: Isabel Díaz Ayuso, durante una corrida de toros en Las Ventas. (EP/Francisco Guerra)

A Urtasun no se le ha concedido la cartera por su espesor cultural ni por la amplitud de su intelecto, sino por el reparto y asignación de ministerios menores. Sumar se ha resignado a la pedrea que conlleva la cohabitación del sanchismo. Y Cultura es un premio de consolación secundario cuya precariedad se identifica en la okupación efímera del cargo. La estadística de cinco ministros en cinco años demuestra que Enrnest Urtasun ya tiene cara de exministro, por mucho revuelo que provoquen sus declaraciones y se postule en las expectativas incendiarias de un activista de salón.

Lejos de indignarme, agradezco al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, la decisión de haber suprimido la categoría de Tauromaquia en los Premios Nacionales que concede su maltrecho negociado.

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