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La prepotencia de los poderosos
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Ángel Rodríguez

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La prepotencia de los poderosos

La prepotencia de los poderosos se puso de manifiesto antes del Bayern – Barça. El equipo alemán pasa por ser uno de los más odiados en

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La prepotencia de los poderosos

La prepotencia de los poderosos se puso de manifiesto antes del Bayern – Barça. El equipo alemán pasa por ser uno de los más odiados en su país por cosas como la que ocurrió horas antes de la semifinal de Champions. Se hizo público que pagaría los 37 millones de euros de la claúsula de rescisión de Mario Götze, una de las estrellas de uno de sus máximos rivales, el Borussia de Dortmund que 24 horas más tarde se juega la semifinal de la Champions contra el Real Madrid. Efecto doble. Por una parte se enrarecía el ambiente de un conjunto lanzado y por otra servía de cortina de humo para que se hablase lo menos posible de los problemas por evasión de capital que tiene su vicepresidente, Uli Hoeness.

Su pretensión también es debilitar a sus competidores. Lo ha hecho históricamente. Esta temporada, primero contrató a Lewandoski y ahora a la joven figura de un Borussia que puede quedar tocado. Años atrás ocurrió con Sammer, con Ballack o con Mario Gómez. De esta forma domina con comodidad una liga que en otros países, como España, algunos quieren poner como ejemplo. Aquí debemos aprender muchas cosas de la Bundesliga como una buena organización, horarios razonables y precios de las entradas asequibles que han devuelto el público a los estadios. Las televisiones mandan lo justo. El dinero que aportan está más repartido, pero eso no evita que el club más rico siga siendo, cada vez más, el Bayern. Paga claúsulas desorbitadas y ofrece contratos imposibles de igualar para sus competidores. ¿Les suena? 

Exactamente lo mismo de lo que muchos se quejan en nuestro país. La desigualdad en el fútbol no viene de ahora. Toda la vida los grandes de Europa se han llevado a los mejores futbolistas. Si Messi o Cristiano Ronaldo no jugasen en el Barcelona o en el Real Madrid no disfrutaríamos de ellos en nuestra Liga. Estarían dando espectáculo en el Chelsea, cualquiera de los dos Manchester o similares. Así que disfrutemos de tener a los mejores jugadores en el campeonato peor organizado. La socialización del dinero del fútbol es una utopía. A las grandes estrellas que van apareciendo en el firmamento ya les han tirado las redes los poderosos. Neymar está como loco por compartir su fútbol con Messi en el Barcelona. El Real Madrid seguirá reforzando una plantilla primorosa. Suenan con fuerza Bale y, otra vez, el Kun Agüero. Los dos grandes lo serán aún más porque otros grandes del continente también aprietan. De hecho no sólo el Bayern ha ganado la Bundesliga de calle.

Lo mismo ha ocurrido con el Manchester United en la Premier y pasará con el Barcelona en la liga española. Un título que ya mejorará el último año de Guardiola con los azulgrana. Dato a tener en cuenta ahora que parece empieza a ponerse en duda la capacidad de Tito Vilanova para dirigir al equipo. Es cierto que en Múnich le faltó reaccionar desde el banquillo. Intentar algo con Villa o Cesc antes de que fuese demasiado tarde. Vilanova se equivocó, pero recordemos que no toda la trayectoria de Pep fue inmaculada. La semifinal está perdida. El Barcelona no ha llegado a este punto del viaje en su mejor momento, sobre todo físico, y el Bayern sí. Pero que se anden con cuidado los que hablan de final de ciclo. Hay jugadores que recuperarán esa forma, otros por la edad no lo conseguirán, pero el buen fútbol seguirán llevándolo dentro. Sólo les falta una buena preparación para poder desarrollarlo.

La prepotencia de los poderosos se puso de manifiesto antes del Bayern – Barça. El equipo alemán pasa por ser uno de los más odiados en su país por cosas como la que ocurrió horas antes de la semifinal de Champions. Se hizo público que pagaría los 37 millones de euros de la claúsula de rescisión de Mario Götze, una de las estrellas de uno de sus máximos rivales, el Borussia de Dortmund que 24 horas más tarde se juega la semifinal de la Champions contra el Real Madrid. Efecto doble. Por una parte se enrarecía el ambiente de un conjunto lanzado y por otra servía de cortina de humo para que se hablase lo menos posible de los problemas por evasión de capital que tiene su vicepresidente, Uli Hoeness.