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Del "te voy a matar" de Gatti al "Piqué, cabrón" y desear la muerte a Guardiola
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Kike Marín

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Del "te voy a matar" de Gatti al "Piqué, cabrón" y desear la muerte a Guardiola

La radicalización del periodismo deportivo, si así se le puede llamar todavía, legitima la violencia verbal, cuando no física, que inevitablemente llega a los aficionados

Foto: Pep Guardiola, junto a su mujer, Cristina Serra. (Gtres)
Pep Guardiola, junto a su mujer, Cristina Serra. (Gtres)

Hace tiempo que el periodismo deportivo español se ha ido al garete, por no resultar malsonante y decir directamente que se ha ido a la mierda. El hecho de que los clubes se hayan ido poco a poco blindando, curiosamente con experiodistas que se encargan de incomunicar más que de comunicar. Apartar, informativamente hablando, a futbolistas y entrenadores de los aficionados no sólo obliga a los medios a buscar más allá de lo que antes tenían a su disposición, sino que ha dado un protagonismo exagerado a personajes que radicalizan a conciencia -y por supuesto a sueldo- lo que Johan Cruyff dio en llamar "el entorno".

Foto: Gerard Piqué, durante una rueda de prensa. (EFE) Opinión

Los problemas surgen cuando el único argumento de estos personajes, los menos periodistas, algunos ex futbolistas y otros simples polemistas, es, no ya gritar más que el otro, sino también ser más visceral en los comentarios, lo que convierte teóricos debates o tertulias futbolísticas en auténticos concursos de a ver quién dice la burrada mayor, a poder ser sin hablar del juego, no vaya a ser que más de uno quede retratado. Y, claro, con tanta radicalización y provocación llega un momento en el que no hay límites, se pierden los papeles y se legitima la violencia verbal, cuando no la física.

Episodio bochornoso en El Chiringuito

Hace uno días, en el programa El Chiringuito se vivió un episodio tan bochornoso en las formas como irresponsable en el fondo, pues es el peor ejemplo que se puede dar a una sociedad, y especialmente a los niños, que de por sí ya ven en el fútbol un gran campo de estiércol en el que todo vale. Cómo se pondría la cosa de caliente que hasta los cámaras tuvieron que intervenir para evitar que el Loco Gatti, ex guardameta argentino, y Cristóbal Soria, ex delegado del Sevilla, llegasen a las manos.

“¡Te voy a matar, ya me cansaste, te voy a matar, en serio! ¡Cómo puedes ensuciar el fútbol así! ¡Sinvergüenza! ¡Falso!”, gritó un, valga la redundancia, enloquecido​ Gatti, por cierto, un asiduo al palco presidencial del Santiago Bernabéu, lo cual más de uno pensará que no dice nada, aunque dice mucho. Salvo que estuviera haciendo una interpretación que en ese caso merecería un Oscar, el Loco tuvo que ser sujetado por el resto de integrantes del programa, para más inri en ausencia de su presentador habitual, Josep Pedrerol, que esa noche causó baja por enfermedad.

Y siguiendo, no con el fútbol, sino con lo que le rodea y ha terminado por devorarlo, una de las polémicas de la celebración del Real Madrid en Cibeles se produjo cuando la afición comenzó a cantar "¡Piqué, cabrón, saluda al campeón!" y un futbolista se sumó al insulto. Según las imágenes de diferentes televisiones, todo apunta a que fue Carvajal el que tenía el micrófono en la mano, aunque curiosamente, y fuera el que fuera, no fue criticado, tal y como a buen seguro hubiera sucedido si el cántico llega a producirse en la dirección contraria, es decir, de Piqué a, por ejemplo, Carvajal, cuyo próximo reencuentro en la Selección con vistas a los partidos contra Colombia y Macedonia será cuando menos delicado.

Sabido es, y no está de más recordarlo, que el cántico de la afición madridista estaba basado en el "¡Madrid, cabrón, saluda al campeón!" que el barcelonista Samuel Eto'o, canterano del Real Madrid, cantó en el año 2005 y por el que tuvo que pedir disculpas. Y, efectivamente, mucho hablamos de lo que se ha dado en llamar 'la caverna mediática', pero también en el entorno del Barça deberían medir la radicalización de sus comentarios.

En este clima de crispación y una absoluta falta de respeto hacia el rival, a nadie puede extrañarle que en las redes sociales se lean mensajes como el de un tal Jorge Larios -contra el que Twitter ha tomado medidas- en el que directamente lamentaba que "el hijo de puta" de Guardiola no estuviera entre los muertos del atentado de Mánchester, en el que por otra parte bien pudieron haber estado la mujer y las hijas de Pep, pues las tres asistieron al concierto de Ariana Grande y afortunadamente salieron ilesas.

La frase es del periodista argentino Horacio El Perro Verbitsky, aunque erróneamente se le atribuye a Orson Welles: “Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar”. Pues eso, que si para algo se han creado los departamentos de comunicación es precisamente para que no haya información, los periodistas no molestemos y lo único que se haga es propaganda. Para entretener al personal mejor centrar la atención en un ex guardameta al que por algo llaman Loco y un ex delegado de campo que se hizo famoso por sus malas artes. Así nos va.

Hace tiempo que el periodismo deportivo español se ha ido al garete, por no resultar malsonante y decir directamente que se ha ido a la mierda. El hecho de que los clubes se hayan ido poco a poco blindando, curiosamente con experiodistas que se encargan de incomunicar más que de comunicar. Apartar, informativamente hablando, a futbolistas y entrenadores de los aficionados no sólo obliga a los medios a buscar más allá de lo que antes tenían a su disposición, sino que ha dado un protagonismo exagerado a personajes que radicalizan a conciencia -y por supuesto a sueldo- lo que Johan Cruyff dio en llamar "el entorno".

Gerard Piqué