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Elecciones RFEF: tres razones para no votar a Louzán y una sola para botar (con b) a Gomar
Aunque aún no sea firme, el gallego tiene una condena por prevaricación, forma parte del sistema y está 'apadrinado' por Tebas, pero el valenciano es Rubiales en todos los sentidos
"Estábamos al borde del abismo, pero hemos dado un paso hacia adelante". Sirva esta conocida declaración de Franco para escenificar lo que este lunes sucedería si en la Asamblea General de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) saltara una nueva sorpresa y, después de haberse colado como candidato con un puñado de avales de dudosa legalidad, Salvador Gomar fuera elegido presidente.
No en vano, el valenciano representa todo aquello que ha llevado al fútbol español al borde del abismo. En connivencia con el mismo Gobierno que tácitamente respalda ahora a Gomar, pues cabe recordar que el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), su paisano y conocido José Manuel Rodríguez Uribes, dijo de su rival que "tiene la situación complicada desde el punto de vista legal". Eso sí, una vez más, Uribes amagó, pero no dio.
Rafael Louzán, quien está llamado a ganar la votación por goleada, retrató a Gomar al ser preguntado por el 6 que este puso de nota a la gestión de Luis Rubiales, mientras el gallego le dio un 0,5. "Aquí hay dos modelos: Gomar quiere el de Rubiales y yo el de un tiempo nuevo para la RFEF", dijo. De esta forma, consciente o inconscientemente, descartó de la carrera electoral al extremeño Sergio Merchán, quien incluso le acompañó de manera discreta durante la presentación de su programa.
Basta con escuchar a uno y a otro para comprobar que Louzán tiene mucha más capacidad y credibilidad que el valenciano, a quien, como dicen los que le sufren en su territorial, "solo le preocupa el dinero". Además, Gomar también tiene una trayectoria marcada por varias denuncias. Una de ellas, por acoso a una trabajadora de la federación cuya presidencia ha dejado, aunque con todo bien atado para poder volver. Prueba de que la confianza que muestra en ganar a Louzán es otra mentira más.
Una condena, un sistema y un 'padrino'
Ahora bien, siendo rigurosos, además de coherentes con todo lo que este diario ha denunciado, puede decirse que hay tres razones de peso por las que, al menos en circunstancias normales y por más que la alternativa sea mucho peor, los 141 asambleístas de la RFEF no deberían votar al presidente de la Real Federación Gallega de Fútbol (RFGF).
1. La primera tiene que ver con su condena a siete años de inhabilitación por prevaricación. Por más que él asegure tener "una fe ciega en la Justicia" y estar "muy tranquilo, pues que el recurso haya sido admitido es un filtro que muy pocos casos superan", si el 5 de febrero del año que viene el Tribunal Supremo no le absuelve, deberá dimitir y convocar elecciones.
2. La segunda es que Louzán forma parte del sistema clientelar del que Joan Soteras alardeó. "El presidente de la RFEF será el que elijamos los presidentes de territoriales", aseguró el catalán. Aunque él no votó ni respaldó la gestión de Rubiales, que los tres candidatos que lograron los avales fueran barones, y dos de ellos vayan de la mano, no invita a pensar precisamente en una regeneración.
3. Y la tercera lleva el nombre de Javier Tebas, quien, aunque el gallego lo niegue, ha movido sus hilos para que fuera el sustituto de Pedro Rocha. Según Louzán, "Tebas cree en mi capacidad de gestión". Sin embargo, del mismo modo que para el presidente de LaLiga el extremeño era un florero, las flores que ahora le echa a Louzán son por pura conveniencia. Eso sí, al igual que con Rocha, tener de padrino a Tebas es una carga de cara al Gobierno, que ya le tiene en su punto de mira.
Acusaciones con las que no se puede frivolizar
Claro que frente a estas tres razones para no votar a Louzán, hay una de peso para botar a Gomar. Como comentábamos al inicio, es lo más parecido al inhabilitado e investigado Rubiales. El valenciano no solo ha demostrado ser un trilero, diciendo una cosa, haciendo otra y trapicheando con los avales, sino que llega apoyado por los barones más rubialistas, como el andaluz Pablo Lozano, el manchego Pablo Burillo o, aunque no esté confirmado, el asturiano José Ramón Cuetos Lobo.
"Desde el 25 de agosto del pasado año no sé nada de él. Os podéis fiar o no. Nadie que tenga que ver con Rubiales me ha ayudado a estar aquí", aseguró Gomar entre risas. Aunque lo realmente gracioso es verle renegar de su amigo Luis. El mismo que estuvo en su última boda y le hizo un generoso regalo, a cargo de la RFEF, claro está. Como el sueldazo que se puso con la excusa de profesionalizar las territoriales.
Por más que Gomar, una vez más al puro estilo Rubiales, niegue o reste importancia a las diferentes denuncias que ha recibido su gestión al frente de la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana (FFCV), Enrique Ortolá le acusa directamente de "robar". "Tengo las pruebas para decir lo que digo y que me denuncie si quiere", añade en declaraciones a este diario quien fuera su vicepresidente. Por no hablar de la mencionada denuncia por acoso a una trabajadora.
Tal y como confirman dos personas que han tenido la oportunidad de hablar en varias ocasiones con la afectada, la última, la semana pasada, la denuncia está puesta y, en contra de lo que dice Gomar, no ha sido archivada. "Esta empleada de la FFCV sigue de baja a causa del acoso que sufrió y se siente amenazada, por eso no quiere hacer declaraciones", cuentan las mismas fuentes.
De la misma manera que sobre Louzán pesa una condena por prevaricación, Gomar no debería frivolizar con esta denuncia por acoso. ¿O es que no se acuerda cómo cayó su amigo Rubiales, del que ahora tanto reniega? Este es el panorama del fútbol español por no haber modificado el Gobierno la Ley del Deporte e impedir que hubiera un proceso electoral mínimamente democrático. Con el gallego no habrá estabilidad, al menos hasta febrero. Pero con el valenciano se daría ese paso hacia adelante del que habló Franco cuando "estábamos al borde del abismo".
"Estábamos al borde del abismo, pero hemos dado un paso hacia adelante". Sirva esta conocida declaración de Franco para escenificar lo que este lunes sucedería si en la Asamblea General de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) saltara una nueva sorpresa y, después de haberse colado como candidato con un puñado de avales de dudosa legalidad, Salvador Gomar fuera elegido presidente.
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