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Veinte años de orgullo, compañerismo y éxito
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Alfredo Pascual

Agresión sin balón

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Veinte años de orgullo, compañerismo y éxito

La mejor generación del baloncesto español pone pie a tierra después de dos décadas inolvidables

Foto: Pau Gasol abandona la cancha después del partido contra Estados Unidos. (Reuters)
Pau Gasol abandona la cancha después del partido contra Estados Unidos. (Reuters)

Fernando Martín debutó en la NBA en el segundo partido de la temporada. Fue contra los Jazz de Stockton y Malone, en noviembre de 1986. El madrileño saltó a la pista en los últimos minutos y solo porque el 'coach' Schuler estaba advertido de que habían venido varios periodistas desde España para ver jugar al pívot. Martín jugó siete minutos y solo consiguió anotar una pérdida de balón en su estadística.

14 años después, en diciembre de 2000, Pau Gasol jugaba su segundo partido con Memphis. Enfrente tenía a Kevin Garnett, ya por entonces en el mejor quinteto de la liga, portada del 'NBA Live' y de la 'Sports Illustrated', amargándole la noche. "No paraba de hablar y de encarárseme en cada jugada", dijo Pau después del partido. La respuesta del catalán, de 19 años, fue machacar en la cara de un atónito Garnett y girar sobre el aro para gritarle desde las alturas. "Uno, dos, tres, ¡olé!", vociferó el 'speaker' de los Grizzlies, una frase que sigue sacándole una sonrisa a Pau 20 años después.

Sin restarle mérito a Fernando Martín, que lo intentó cuando nadie lo creía posible, el episodio sirve para medir a la generación de la plata de Los Angeles, la mejor que nunca había visto el baloncesto español, con la que hoy se apaga en Tokio. Si los unos tiraron la puerta abajo, los otros se instalaron en la casa, la convirtieron en una mansión y han dado las mejores fiestas del baloncesto mundial durante dos décadas.

La derrota ante Estados Unidos ha sido el último partido de los hermanos Gasol, símbolo y motor de una casta, la del 80, que echa la cortina con dos Mundiales, tres Europeos y dos medallas de plata olímpicas, pero por el camino queda una legión de jugadores de primer nivel que, aun opacados por la púrpura 'gasolina', han sido determinantes en los éxitos del baloncesto. Me refiero a Carlos Jiménez, Alfonso Reyes o Rodrigo de la Fuente en la primera época, a Jorge Garbajosa, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes o José Manuel Calderón cuando España era la mejor selección del mundo y a Ricky Rubio o Rudy Fernández en estos últimos tiempos en los que parecía que estábamos estirando el chicle, pero fuimos campeones del mundo en 2019.

placeholder Rudy Fernandez, José Manuel Calderón, Felipe Reyes, Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, en el podio de los Juegos Olímpicos Río 2016. (EFE)
Rudy Fernandez, José Manuel Calderón, Felipe Reyes, Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, en el podio de los Juegos Olímpicos Río 2016. (EFE)

Ellos fueron el salto de calidad que hacía falta para no solo colarnos en alguna final, sino plantarle cara a los mejores del mundo, a menudo arrasándolos en el partido decisivo. España pasó de perder contra Italia dos finales de Eurobasket (1983 y 1999) a ganar por 23 puntos a Grecia en la final del Mundial 2006 (con Pau lesionado), a ganarle por 20 a los serbios en el Eurobasket de 2009, por 13 a Francia en 2011, por 17 a Lituania en 2015 y de nuevo por 20 a Argentina hace un par de años.

El punto negro de esta generación, que a la postre es un trauma nacional, sucedió el 12 de agosto de 2012. Fue en la final de los JJOO de Londres, con España en su mejor momento y jugando su mejor partido del torneo, cuando estuvo a punto de arrebatarle el oro a Lebron James, Kobe Bryant, James Harden y Carmelo Anthony. Aquella mañana en la que Navarro, con un dolor de espalda que apenas le dejaba caminar, se entonó con tres triples consecutivos; en la que Pau hizo desaparecer a Tyson Chandler y, además, encontró tiempo para anotar 24 puntos.

Y todo esto lo hicieron en un escenario de pérdida de interés por el baloncesto. Mientras ACB y Euroliga se hundían en audiencias y presupuestos, los 'ÑBA' sentaban a todo el país delante del televisor, no importa si era de madrugada o a primerísima hora como hoy, porque sabíamos que nos esperaba otro ejemplo de orgullo y compañerismo inolvidable.

Pau ya no estaba para estos Juegos. Alargó su carrera dos años más, intentando conseguir el oro olímpico que siempre se le resistió, luchando contra un físico de 41 años que ya no daba para más. Encaró su último baile como muy pocas leyendas pueden permitirse: adoptando un rol secundario sobre la cancha, aportando en los entrenamientos y las redes sociales a la delegación española, gritando cada jugada de España hasta el último minuto. Al final no pudo ser, pero no cambiaríamos nada. Gracias, Pau y compañía, por hacernos sentir este orgullo durante los últimos 20 años.

Fernando Martín debutó en la NBA en el segundo partido de la temporada. Fue contra los Jazz de Stockton y Malone, en noviembre de 1986. El madrileño saltó a la pista en los últimos minutos y solo porque el 'coach' Schuler estaba advertido de que habían venido varios periodistas desde España para ver jugar al pívot. Martín jugó siete minutos y solo consiguió anotar una pérdida de balón en su estadística.

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