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"El futuro es ahora", le dijo Nadal a Stéfanos Tsitsipás
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Pablo Martínez-Arroyo

Cartas Deportivas

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"El futuro es ahora", le dijo Nadal a Stéfanos Tsitsipás

El balear le han cambiado los ejes a un deporte con casi 100 años de existencia

Foto: Nadal, lanzándose a la piscina del Open de Barcelona (Reuters)
Nadal, lanzándose a la piscina del Open de Barcelona (Reuters)

Por lo visto, el ser humano tiene dos maneras de pensar: online y offline. La buena, la sana, es online. Es decir, aquí y ahora, sin proyectarse hacia un futuro impredecible. En el mundo del tenis, tan educado, donde los jugadores preparaban el partido -incluso la temporada- offline, es decir, con una cierta proyección, llegó Nadal a principios de siglo y les cambió el paso. El mito de nuestro tenis es un jugador online. Se dice también enchufadísimo, que eso es más habitual escucharlo, pero es lo mismo; juega aquí, ahora, cada intercambio, cada punto. Su gente le lleva las cosas, le prepara la carrera; el tío Toni lo llevó desde la tierna infancia hasta la treintena; otra parte de la familia piensa en las inversiones, en los próximos viajes, en la planificación de los cambios de superficie. Rafa lleva toda una vida con sólo un pensamiento en la cabeza; la pelota que está jugando. Entendemos que estará al tanto del marcador, aunque visto lo de este viejo domingo con el nuevo Tsitsipas es difícil de asegurar. El partido estaba perdido, como tantos otros...

Arrastro conmigo desde los 16 años una frase de Tim Gallwey, revolucionario profesor de tenis en los años setenta en EEUU. The Inner Game of tennis es la explicación del partido que juega cada tenista contra sí mismo. Contra sus miedos, contra la falta de control, contra el siguiente fallo. Contra Rafa Nadal.

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El impacto de Nadal en el tenis es mucho más profundo que su vigencia en la élite todos estos años; que su probable récord de torneos de Grand Slam si se cumple su maestría en tierra batida un año más. Rafa le dio la vuelta a su deporte. Un partido ya no son tres sets, o cinco; una temporada ya no son veintitantos torneos, una carrera ya no son los años que el cuerpo aguante. El hombre récord del mundo del tenis ha decidido que su deporte es una batalla pelota a pelota, que sólo cuenta cada saque, cada drive y cada revés en el instante que toca golpearlos, y cada rival sólo lo es en función de las veces que pueda pasarla por encima de la red en el momento presente.

Nadal no es sólo un tenista, es un deportista que ha roto casi 100 años de paradigma de su deporte. Ha cambiado los ejes. Todo el que lo rete en la pista, deberá ser consciente del nuevo deporte que practica. Cada bola es una batalla; cada pelota es la más importante de su vida tenística; cada partido puede ser el último; cada título es una conquista. El que quiera vivirlo de otra manera, puede, pero debe saber que la era Nadal, el tenis es un deporte online. El futuro no existe.

Por lo visto, el ser humano tiene dos maneras de pensar: online y offline. La buena, la sana, es online. Es decir, aquí y ahora, sin proyectarse hacia un futuro impredecible. En el mundo del tenis, tan educado, donde los jugadores preparaban el partido -incluso la temporada- offline, es decir, con una cierta proyección, llegó Nadal a principios de siglo y les cambió el paso. El mito de nuestro tenis es un jugador online. Se dice también enchufadísimo, que eso es más habitual escucharlo, pero es lo mismo; juega aquí, ahora, cada intercambio, cada punto. Su gente le lleva las cosas, le prepara la carrera; el tío Toni lo llevó desde la tierna infancia hasta la treintena; otra parte de la familia piensa en las inversiones, en los próximos viajes, en la planificación de los cambios de superficie. Rafa lleva toda una vida con sólo un pensamiento en la cabeza; la pelota que está jugando. Entendemos que estará al tanto del marcador, aunque visto lo de este viejo domingo con el nuevo Tsitsipas es difícil de asegurar. El partido estaba perdido, como tantos otros...

Rafa Nadal