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Lluis Sitjar, Romero Cuerda, Carranza... los estadios franquistas que no volverán
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Gonzalo Mazarrasa

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Lluis Sitjar, Romero Cuerda, Carranza... los estadios franquistas que no volverán

El debate en torno a las vinculaciones con el franquismo debe realizarse caso por caso y, aún así, se cometerán injusticias

Foto: El estadio Lluis Sitjar, en Mallorca (RTVE)
El estadio Lluis Sitjar, en Mallorca (RTVE)

La Ley de Memoria Histórica fue uno de los símbolos de la legislatura de Zapatero. Fue aprobada el 31 de octubre de 2007 y pretendía reparar a todas las victimas de la Guerra Civil y la posterior dictadura. Y, como cabía esperarse de España, se cavaron trincheras: el Partido Popular decidió votar en contra porque solo servía para “reabrir viejas heridas”, mientras que asociaciones de represaliados o formaciones como ERC la veían insuficiente.

La ley nunca ha llegado a aplicarse en los términos que se expresa sobre el papel, pero hay artículos que sí se han trasladado al día a día. El principal, sin duda, es el artículo 15. Dice así: “Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura".

Foto: Kichi y la diputada autonómica Teresa Rodríguez, en la grada del Carranza. (EFE)

Después de renombrar calles y plazas por todo el país, esta semana el ayuntamiento de Cádiz ha recordado que el fútbol no está exento de cumplir con la ley. ¿Qué se puede hacer con los estadios cuyo nombre homenajean a personalidades vinculadas con la dictadura? Aunque la mayoría de los casos más flagrantes han ido desapareciendo a lo largo de los años, incluso antes de la ley, como el de los falangistas Lluis Sitjar en Mallorca o Sancho Dávila en Puerto Real, Cádiz, todavía quedan varios casos en España que serán objeto de estudio.

Kichi y el Carranza

Aunque fue un tema que se aplazó en la primera legislatura de Kichi, parece que en esta segunda el nombre de Ramón de Carranza no sobrevivirá como estadio del Cádiz. Ramón de Carranza Fernandez de la Reguera, marqués, marino, militar, diputado, senador… fue nombrado alcalde no electo de Cádiz durante la dictadura de Primo de Rivera. Al proclamarse la República, negó la legitimidad del nuevo régimen y se marchó a Sevilla. Allí permaneció hasta que, al iniciarse la Guerra Civil, cogió una avioneta, mostró su adhesión a los sublevados y Queipo de Llano inmediatamente le devolvió el cargo de alcalde de la ciudad y Gobernador Civil de la provincia. Fallecería a los pocos meses.

placeholder El Cádiz celebra uno de sus trofeos Carranza (Efe)
El Cádiz celebra uno de sus trofeos Carranza (Efe)

Carranza dio nombre a una avenida de la ciudad y al estadio municipal. La avenida la perdió hace tres años, y el estadio lleva el mismo camino. Queda por saber qué sucederá con el Trofeo Carranza, uno de los más prestigiosos del fútbol estival.

El precedente: Romero Cuerda

Si Kichi quiere encontrar un precedente, tiene el ejemplo del Romero Cuerda en Villanueva de la Serena (Badajoz). El campo, que se inauguró en 1976, recibía el del alcalde del municipio y procurador en Cortes en la décadas de los 60 y de los 70. A Romero Cuerda también se le vinculaba con episodios de represión en toda la provincia de Badajoz al finalizar la Guerra Civil. El Villanovense juega en Tercera División y es complicado seguir su evolución.

Sin embargo, los españoles notaron que jugó la Copa del rey contra el Barça en 2015 en el Romero Cuerda. En 2018, misma ronda, mismo torneo, mismas fechas, partido contra el Sevilla en el Estadio Villanovense. ¿Qué pasó entre medias? Que la Diputación Provincial advirtió que ayuntamientos y administraciones que no diesen cumplimiento a la Ley de la Memoria Histórica no podrían optar a subvenciones y ayudas. El Ayuntamiento de Villanueva de la Serena en diciembre de 2017 aprobó modificar el nombre del campo.

placeholder Algunos aficionados reivindican la denominación de Romero Cuerda para el actual estadio con pintadas
Algunos aficionados reivindican la denominación de Romero Cuerda para el actual estadio con pintadas

Los que escaparon: Lluis Sitjar y Sancho Dávila

La eliminación de un nombre siempre genera desazón en una parte de la sociedad. No obstante, hay dos estadios que, pese a no cumplir la norma aprobada en 2017, salieron por la puerta de atrás. Lluis Sitjar fue el campo del Mallorca entre 1945 y 1999, con muchos años de presencia en Primera, incluso una última campaña en la extinta Recopa y con algún partido de la Selección Española. Sitjar, fue presidente del club en varias etapas en las décadas de los 20, 30 y 40, y también impulsó el proyecto del estadio.

placeholder El Lluis Sitjar, en estado de abandono (Efe)
El Lluis Sitjar, en estado de abandono (Efe)

Pero en su biografía también hay que destacar a un político de derechas que fue concejal en su pueblo natal Porreres y en Palma durante la República, y después, pasaría a Falange y se convertiría en uno de los principales represores de la Isla durante la Guerra Civil, organizando las matanzas que se produjeron en el cementerio de Porreres y acumulando los cadáveres en la mayor fosa común de las islas. El estadio con su nombre fue derribado, aunque se mantiene la fachada con el antiguo escudo del Mallorca y el nombre de “Campo Luis Sitjar”. Incluso en Son Moix, Sitjar mantiene una grada con su nombre.

placeholder Sancho Dávila fue director territorial de Falange
Sancho Dávila fue director territorial de Falange

El estadio Sancho Dávila, en Puerto Real, sí permanece en pie, aunque desde hace una década ya no alberga partidos de fútbol y se busca una solución a los terrenos. El municipio de Puerto Real en la Bahía de Cádiz le puso el nombre de un dirigente de Falange, primo segundo de José Antonio, que fue detenido durante la República en varias ocasiones por organizar palizas y disturbios. De hecho, al iniciarse la guerra, se encontraba preso, pero pudo fugarse y pasar al bando sublevado y participar en diversos actos de represión. Tras el fusilamiento de José Antonio, fue uno de los que optó al liderazgo de la organización y asumió la jefatura en Andalucía. Con el decreto de unificación de FET y las JONS, y lastrado en parte por sus guiños a los nazis, fue cayendo en desgracia en El Pardo.

Aún así, Sancho Dávila fue Procurador en Cortés y el primer delegado de Juventudes de las JONS. También tuvo vinculación con el fútbol, siendo presidente de la Federación Española de Fútbol entre 1952 y 1954. En Jerez y Sevilla daba nombre a sendas calles que también han sido retiradas.

Los casos controvertidos

Como toda ley, la de Memoria Histórica admite la duda en su interpretación. ¿Dónde tiramos la línea entre los nombres que suponen exaltación de la dictadura o rinden homenaje a personas importantes para los clubes? No podemos olvidar que el franquismo duró 40 años y que cualquier cargo de designación directa, por ejemplo, se considera inmediatamente vinculado al Régimen. Algo semejante sucede con los empresarios locales. ¿Hasta dónde llega el filtro? ¿Un Procurador en Cortes es una vinculación demasiado fuerte con el franquismo? ¿Es un exceso pretender deslegitimar a todo cargo público de la dictadura?

En la duda nos encontramos la mayoría de los casos. En Motril, Granada, está el caso de Juan Antonio Escribano Castilla: miembro de Falange, en la Guerra Civil combatió como soldado raso por el bando nacional. Su carrera política comienza a destacar en 1961, cuando es nombrado alcalde del Municipio, cargo que ostentaría hasta 1975 y Procurador en Cortes, hasta 1971. En Motril se recuerdan los importantes avances que hizo para el municipio.

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Escribano Castilla se retiró de la vida pública con la llegada de la democracia, aunque formó parte de Unión del Pueblo Español, una asociación reformista procedente del franquismo que luego se integraría en Alianza Popular. En los 90, el ayuntamiento de Motril retiró por un tiempo el nombre del estadio, pero luego decidió restaurarlo. Y actualmente, en manos del PSOE, que se supondría comprometido con la ley de Memoria Histórica, no parece resultarles incomodo.

placeholder El estadio Escribano Castilla, en Motril (Motril)
El estadio Escribano Castilla, en Motril (Motril)

Hay también muchos alcaldes. Como regidor municipal, procurador en Cortes y mando indiscutible de la ciudad autónona, Rafael Alvarez Claro fue el hombre fuerte de Melilla de los años 40, además de presidente del equipo de fútbol. Con él, el equipo del norte de África llegó a jugar en 2ª y se asentó como un clásico de la Segunda B. El campo recibe su nombre desde 1945 y tampoco parece en riesgo.

También alcalde, este muy comprometido con el Régimen, fue Roman Suarez Puerta en Avilés en la década de los 40. Al poco de acabar la guerra, condecoró a Franco alcalde perpetuo de la ciudad y se colgó su nombre en el estadio del municipio en 1943. Aunque cualquier tiempo pasado fue mejor para el Avilés, el Román suárez ha visto fútbol en Segunda y ha sido sede de un partido de la selección asturiana.

Los eternos sospechosos

Pero las sospechas se extienden más allá de los procuradores en Cortes y los alcaldes: ¿qué pasa, por ejemplo, con Pedro Escartín? El estadio del Guadalajara lleva su nombre e incluso tiene un busto en los Jardines del Mundial 82, enfrente del Santiago Bernabéu. Escartín lo fue prácticamente todo en el fútbol español: jugador, entrenador e incluso fue nombrado seleccionador por Sancho Dávila en 1952. También fue jefe de los árbitros, su faceta más oscura que más se le afea. Desde la Dección del Colegio Nacional de Árbitros se dedicó con cierto entusiasmo a purgar aquellos colegiados que no simpatizaban con el franquismo. Curiosamente Vox, en el Ayuntamiento de Guadalajara, pidió renombrar el estadio, aunque no por estos motivos, sino para otorgárselo a alguien que tuviera algún vinculo con el Guadalajara CF.

¿Deberían eliminarse las menciones a Santiago Bernabéu? Era más que un ministro, pero yo creo que no es suficiente

El Anxo Carro de Lugo es otro nombre polémico. Angel Carro, el nombre castellanizado, era el presidente de la Cámara de Comercio de Lugo al iniciarse la guerra. Inmediatamente, desde la institución, Carro mostró su apoyo a las tropas sublevadas y puso fondos a disposición del ejército y la Guardia civil. Incluso realizó un gran envío de cajetillas de tabaco en señal de apoyo al bando nacional. Como en los otros casos mencionados, en Lugo se valora más su trabajo por la ciudad que su pasado golpista.

Alfonso Murube da nombre al estadio del Ceuta. Es un caso curioso, porque en España no hay muchos estadios con nombres de futbolista. Murube, un centrocampista de la década de los 30 que jugó en el Ceuta y el Don Benito, es uno de ellos, aunque no da nombre al estadio por su calidad sobre el césped. Murube se alineó con Franco desde el minuto 1 del golpe de Estado: cogió un fusil, se despidió del equipo y se sumó a los sublevados para tomar Ceuta. Después marcharía a seguir combatiendo a la península, donde moriría en combate dos años después y tras haber alcanzado el rango de teniente. El equipo de la ciudad, que con el franquismo debió modificar su nombre a Sociedad Deportiva Ceuta, decidió ponerle su nombre al estadio... por su papel destacado en la Guerra Civil.

placeholder Alfonso Murube, cuatro por la izquierda, de pie, con el Don Benito Club de Fútbol.
Alfonso Murube, cuatro por la izquierda, de pie, con el Don Benito Club de Fútbol.

Nos dejamos en el tintero el nombre que, seguro, genera mayor debate social: Santiago Bernabéu. ¿Debería pasar el filtro el histórico presidente del Real Madrid? Personalmente creo que sí. Bernabéu fue futbolista del Madrid e incluso de la Selección Española. De ideas conservadoras, al comenzar la Guerra Civil se refugió en la embajada de Francia, y al final del conflicto pasó a la Zona Nacional y se enroló en la milicia con el rango de cabo. No constan participaciones en acciones de guerra o de represión posterior. Después, como presidente del Real Madrid, convirtió al equipo en uno de los mejores embajadores internacionales del régimen. Pero, a pesar de su equidistancia —no podemos olvidar que ser presidente del Real Madrid en el franquismo era un cargo de mayor envergadura que el de muchos ministros—, es complicado encajar a Bernabéu como una figura vinculada al franquismo.

La Ley de Memoria Histórica fue uno de los símbolos de la legislatura de Zapatero. Fue aprobada el 31 de octubre de 2007 y pretendía reparar a todas las victimas de la Guerra Civil y la posterior dictadura. Y, como cabía esperarse de España, se cavaron trincheras: el Partido Popular decidió votar en contra porque solo servía para “reabrir viejas heridas”, mientras que asociaciones de represaliados o formaciones como ERC la veían insuficiente.